Es curiosa por no decir temeraria la reacción del presidente AMLO, frente a la liberación del periodista Julián Assange, el fundador de los famosos “WikiLeaks”, el mandatario se desgarro las vestiduras durante años buscando que se liberara al personaje que sacudió al mundo con la difusión de miles de documentos que exhibían presuntos abusos y espionaje del gobierno norteamericano en todo el mundo.

 

El inquilino de palacio nacional decía una y otra vez quizás no sin razón que eso era una injusta persecución que atentaba contra el derecho básico de la libertad de expresión, lo absurdo es que esa defensa a ultranza de Assange se da en la mañanera de esta semana justo cuando Carlos Loret, está sometido a una persecución política por parte del presidente y el gobierno de Morena.

  

El periodista principal de Latinus, viene desenmascarando todas las tropellas de el “Clan” ese amasijo de intereses políticos y de negocios dominados por las ambiciones personales de algunos de los hijos del presidente AMLO.

 

Nada diferente a lo que hizo Assange, a nivel global. pero esto parecido a México, investigaciones, filtraciones, documentos, grabaciones de audio y de video que muestran a cielo abierto la descarada corrupción de Andy, y José Ramón, con su club de cuates, denuncias que si el mandatario celebra hoy lo de Assange, también debería estar celebrando las que hace Loret,  pero el clarín mañanero tiene dos tonadas una para los de afuera y otra distinta, diametralmente opuesta para los de casa es candil de la calle para exigir libertad de expresión afuera pero oscuridad en su palacio nacional donde detesta que se metan con sus hijos enriquecidos escandalosamente y que hoy buscan desesperadamente, penetrar las entrañas del segundo piso de la 4t, para no perder lo que ya controlan, pero aunque refiere que detesta el termino el presidente muestra una doble moral cuando se trata de someter a juicio a los medios de comunicación del actual sexenio.

 

Solo respeta a los periodistas que laboran con su consentida Carmen Lira, de la “Jornada”, y en ocasiones la lumbre presidencial pretendió tiznar incluso a Julio Hernández, el popular “Astillero” que se le ha tenido que plantar en la mañanera para increpar y ejercer su derecho de réplica, fuera de ahí y de un puñado de incondicionales  asueldo que despachan en las oficinas del vocero de la 4t mejor conocido como Jesús Ramírez,  el resto del periodismo mexicano le parece repugnante, los que se apelliden Aristegui, Gómez Leyva, Riva Palacio, Krause, Aguilar Camín. sus moneros de cabecera, son intocables incluso algunos cobran como asesores presidenciales, pero los que van a contrasentido como Paco Calderón, son condenados al infierno de su desprecio.

 

Triste personaje López Obrador, quien en sus días como opositor encontró en periodistas como Carmen Aristegui o como José Gutiérrez Vivó, entre otros a profesionales de la comunicación que incluso perdieron sus espacios de difusión en radio, televisión y prensa, porque osaron darle voz a quien entonces era considerado un peligro para México, fueron esos periodistas libres las que y los que mantuvieron ardiendo la flama del derecho de expresarse a un proscrito de la clase política.

 

Gracias a esa libertad pudo alcanzar la presidencia de México bajo el falso lema de “Juntos Haremos Historia”, lo que confirma esa doble cara de Asange, vs Loret, es que López Obrador es primero él, después él y al final él, su ego, su megalomanía y esas ansias de eternizarse en la historia con un discurso añejo de mentiras, lo obligan a cortar con todos aquellos que disienten de su palabrería, sean políticos, empresarios, intelectuales o periodistas, solo existen dos leguajes que el inquilino de Palacio Nacional.

 

El de la incondicionalidad que les exige a los que son sus subordinados y el de la complicidad que ejerce al pactar en lo oscurito, bajo la mesa con quienes le representan una amenaza,  tal y como lo hizo con Enrique Peña Nieto, gracias a cuyo acuerdo de inmunidad hoy el constructor favorito del peñismo José Miguel Vejó, disfruta de ser de la mano de Carlos Slim, el constructor favorito de la 4t, solo 161 mil millones de pesos de contrato 20 veces más que los que entre 2013 y 2018, le dio su camarada en el golf el entonces presidente Peña Nieto.

 

De acuerdo a lo reportado por el diario Reforma, si entonces ese fue escándalo ¿por qué hoy ese favoritismo hacia Mota, Doble moral de López, multiplicada por 20, nunca como ahora se hace vigente el supuesto “desliz” que tuvo la candidata Claudia Sheinbaum, en Baja California Sur, cuando dijo que López Obrador, llegó a la presidencia por ambición personal, ya se hizo justicia y se festeja con Julián Assange ¿Habrá Justicia para defender la libertad de expresión de Carlos Loret, Carmen Aristegui, o de Ciro Gómez? Y de tantos a los que el presiente López Obrador quisiera ver fuera de las cámaras.