Primitivo el nivel en el que cayó la política en Nuevo León, alguna vez estado orgullo de avanzada, en donde por primera vez ganó la oposición una elección en México, de donde salieron políticos de vanguardia.

 

Hoy, lo que se tiene en esa entidad, es un gobernador y un secretario de gobierno chantajistas, extorsionadores, irreverentes con la ley, que se sienten por encima de todos los poderes y dueños de todas las verdades, dispuestos a utilizar la fuerza pública para defender sus ilícitos caprichos.

 

Cómo explicar que Samuel García esté condicionando el otorgar presupuesto a los alcaldes neoleoneses, a la publicación de las leyes ya aprobadas y darle luz verde al Congreso para que designe al Fiscal, a cambio de que le permitan dejar como gobernador interino, por seis meses, a Javier Navarro.

 

Estamos frente a una burda extorsión, porque lo que ofrece el ahora precandidato a la Presidencia por M.C. Son derechos de la mayoría legislativa que tienen meses secuestrados por un gobernador que no vacila en usar el chantaje y la intimidación como armas de negociación política.

 

El complemento del presupuesto a los municipios sólo se le ha otorgado, hasta ahora, a los alcaldes de Movimiento Ciudadano o a los munícipes que estén dispuestos a traicionar a sus partidos y adopten el color naranja.

 

Eso es chantaje, la negativa a publicar las leyes ya aprobadas por la mayoría del Congreso es un abuso de Samuel García, quien hizo del veto otra arma de extorsión para negociar lo innegociable.

 

La cerrazón a no aceptar por más de un año la designación del Fiscal General de Nuevo León, porque el ahora precandidato presidencial de MC quiere imponerlo para ser también el dueño del Poder Judicial es una aberración que trastoca a la misma Constitución de Nuevo León, que él mismo promulgó.

 

Que ahora salga Samuel García, a ofrecer aprobar todo lo que tiene congelado dinero, leyes y cargos a cambio de que le dejen imponer a Javier Navarro como su interino sólo viene a demostrar la urgencia que tiene el gobernador de tener a su portero cuidando la retaguardia durante los próximos 180 días, mientras anda en campaña presidencial, con pocas posibilidades de ganar.

 

El precandidato naranja tiene pánico de que le descobijen alguna de las tantas irregularidades que algunas áreas de su gobierno no todas presentan y que, en una de esas como ya no tendrá fuero le vayan a fincar alguna responsabilidad que merezca que le saquen, no solo la tarjeta roja para expulsarlo de la contienda presidencial, sino que hasta le impidan regresar a ocupar de nuevo la gubernatura.

 

Por eso, Samuel García está dispuesto a negociar lo innegociable. Por eso el favorito de Dante Delgado será el único candidato presidencial que haga campaña con un Amparo en la bolsa, para impedir que, sí se le descubre algo, no puedan tocarlo ni a él ni a su familia.

 

Ojalá que quienes estén sentados en la mesa de las negociaciones se den cuenta de que están siendo objeto de un burdo chantaje y que el extorsionador no es confiable.

 

Ya lo tienen medido y lo conocen bien, en por lo menos tres ocasiones, en las que se alcanzó un acuerdo y al día siguiente lo desconoció.