Mucho ruido político durante varios meses para tan pobre resultado  que se dará al final, el “Me quedo en Morena” de Marcelo Ebrard solo puede entenderse desde la posibilidad de que se vea así mismo y haya pactado ya ser el relevo de Claudia Sheinbaum en el caso de que la golpeada candidata de Morena, no despegue o sea descalificada o no cumpla el requisito de elegibilidad, por tener antecedentes previos a un registro en el extranjero, puede ser antes de marzo  que es la fecha límite para cambiar o sustituir los candidatos, de otra manera no se entiende por qué Ebrard decidiera archivar tanta irregularidad denunciada tanta justicia exigida para acabar por tercera vez cediendo a las promesas hasta hoy siempre falsas de AMLO.

 

El berrinche de Marcelo Ebrad, tiene su origen en 2012, cuando cedió la candidatura en jugada del sacrificio a favor de López Obrador bajo la promesa de que Marcelo sería el candidato en 2018, volvió a cederle el paso hace cinco años también con la promesa de que ahora si como no hay reelección Marcelo sería el candidato de López Obrador, y cuando Sheinbaum fue elegida desde Palacio Nacional como la favorita.

 

Es cuando Ebrard, se rebelaba a Morena denunciando fraude en la elección interna y amenazaba con dejar a Morena, el domingo cerro la posibilidad al no irse a registrar para la interna de Movimiento Ciudadano y ayer lunes ya salió a confirmar el me quedo.

 

Más allá de que existiera una coerción o amenaza desde lo más alto del poder para disuadirlo de no reventar a Morena y a Sheinbaum no se puede ignorar el gen de su mentor político Manuel Camacho, que corre en la sangre política de Marcelo.

 

Ebrard vivió más cerca la historia de su jefe Manuel Camacho, el capricho de su rebeldía en noviembre 28 de 1993, tras la designación de Luis Donaldo Colosio; el entonces jefe de gobierno del Distrito Federal no escucho razones y fue a entregar las llaves de su despacho al presidente Carlos Salinas.

 

Si Camacho, no se hubiese rebelado sin duda habría sido en marzo el candidato presidencial del relevo o sustituto, esa es la suerte  principal hoy de Ebrard que una debilitada Sheinbaum, termine por no prender y frente a esa debilidad obligue el cambio a mitad del camino, imaginen a un escenario en el que entre hoy y febrero Sheinbaum y Xóchitl Gálvez no generen la emoción esperada entre el electorado o entren en una disputa que deje la puerta abierta para que  Samuel García, se les cuele por default, no sería la primera vez, el controvertido gobernador de Nuevo León ya lo hizo antes, dos veces y le ha funcionado.

 

Si el factor de género se convirtiera hoy en crucial y eso lo irán diciendo las próximas encuestas se abriría una posibilidad para el relevo de la candidata Sheinbaum   por  Ebrard.

 

Termino diciendo Marcelo Ebrad,“No me voy, me quedo” se juega la apuesta que únicamente el tiempo dirá si fue estratégica o solo termina en un sueño guajiro, como las dos promesas anteriores que jamás le cumplieron.