Los opositores a Morena dieron a conocer ayer los pormenores de lo que será su proceso interno para elegir al responsable de la “Organización del Frente Amplio Va por México”

 

Traducido al leguaje político es, para elegir a su candidato o candidata presidencial del 2024. Pero como todavía no se pueden iniciar los procesos internos, porque los sanciona el INE, empezaron mal, igual que Morena simulando que no están en campaña, con solo cambiarle el nombre a las cosas que hacen.

 

Pero al margen de la simulación, hagamos el recuento de las reglas para los que quieran participar y nos daremos cuenta del error que están cometiendo.

 

La elección puede terminar atrapada por aquellos que tengan la capacidad de inyectarle más dinero.

 

Uno, a partir del lunes se podrá registrar el que quiera y la fecha límite para hacerlo es el 9 de julio.

 

Desde ese momento tendrán un mes para recolectar las 150 mil firmas que le darán al aspirante su pasaporte a la contienda.

 

Las firmas de todos los aspirantes se sumarán para integrar lo que será el padrón acotado, que servirá para autorizar quiénes votan el día de su proceso.

 

Si son 12 o más aspirantes y cada uno presenta las 150 mil firmas mínimas requeridas, en total serán un millón 800 mil electores, o más de los que aparezcan en su padrón.

 

Es decir, de un universo de 90 millones de electores, que hay actualmente en el padrón nacional para 2024, apenas se auscultará al dos por ciento.

 

Si a ti no te pidieron o tú no le diste tu firma a un o a una aspirante, pues no tendrás derecho a votar, aunque te presentes en el centro de votación.

 

La trampa de estos números es que, si alguno de los aspirantes le mete dinero y presenta no las 150 mil firmas mínimas, sino un millón de firmas, esos registros se irán a su padrón oficial y ese aspirante tendrá más simpatizantes que puedan votar por él o por ella, el asunto se repite con los mismos vicios de los partidos políticos.

 

¿Quién controla el padrón? La respuesta los que le ponen más dinero. Las reglas dicen que se aplicarán cuatro encuestas y se harán cinco foros para contrastar ideas de los aspirantes.

 

Aquellos que después de estos procesos foros y encuestas registren las mayores preferencias serán los que se incluirán en la boleta electoral.

 

Para realizar la elección se anuncia la instalación de 300 centros de votación.

 

Dicen que serán con múltiples urnas para que puedan votar a todos los que acudan.

 

Pero si son solo un millón 800 mil registrados en el padrón, serán entonces 6 mil electores por centro de votación.

 

Y si uno de esos centros se instala en, Zacatecas, Perote Veracruz, o en Acaponeta, Nayarit, y ahí a nadie le pidieron firmas para algún precandidato, pues nadie tendrá derecho a votar, el centro de votación estaría vacío.

 

Dirán que, por lógica, los centros de votación se pondrán en donde están los grandes núcleos de población, para optimizar la concurrencia de aquellos quienes dieron sus firmas y sí aparecen en el padrón.

 

Si es así, estaremos ante una elección “fifí”, qué marginará a los electores de pequeñas poblaciones, y a los del campo. El promedio de centros de votación será de 10 por estado.

 

¿Será eso representativo? Volvemos, pues, a que al igual que en el levantamiento de las firmas, la elección la ganará aquel precandidato que tenga mayores recursos para movilizar a sus votantes a los 300 centros de votación, eso significaría ponerle dinero al posible y descarado acarreo.

 

Lo que se asoma es el vicio de origen que existe en los partidos políticos, que, controlando el padrón, se controla el resultado.

 

Pregúntenle a la cúpula del PAN cómo a pesar de las grandes derrotas, su líder Marko Cortés, sigue el juego por esto, Germán Martínez se retiró del teatro de la contienda.

 

Por eso el yucateco Mauricio Vila ya dijo mejor me quedo a comer cochinita, en su tierra.

 

Por eso Sergio Aguayo, no se prestó a ser uno de los árbitros de esta elección interna.

 

Alguien tiene que replantear las reglas, porque a como están, la sana intención del llamado Frente Amplio, puede terminar en un en un total fracaso, aún antes de la elección presidencial del 2024.

 

Lo que llama la atención es que los dirigentes de los partidos políticos nacionales, ignoran a sus militantes reales, y que cuando estén en campaña los militantes partidistas, no tendrán el mínimo interés en votar o apoyar a sus dirigentes con su invento que está a punto de procesarse en el nuevo invento que acaban de anunciar.

 

Dando motivo a que el porcentaje de votación, sea bajo; y que los partidos políticos, se conviertan en unas “oligarquías partidistas” que de hecho ya lo son.