Parte Uno: empecemos por el segundo tema planteado en este título: la disputa por el INE. Nuestro país se ha polarizado aún más por el asunto relacionado con el INE en el marco de la reforma político electoral a iniciativa del Presidente AMLO.

 

En primer lugar, puede subrayarse que la encuesta hecha por el propio Instituto Nacional Electoral, encubierta en un principio por su titular Lorenzo Córdoba, fue un acto criticable y regresivo por falta de transparencia primero y en seguida por los resultados adversos que la propia encuesta arrojaban sobre el propio organismo: siete de cada diez encuestados estaban a favor de una reforma al INE, principalmente, por ser una institución donde prevalecen los privilegios a través de sueldos cuantiosos de su burocracia más alta, dentro por los que cerca de tres centenares tienen un sueldo superior al del Presidente AMLO aún con amparos de por medio a esta medida, lo cierto es que hay una violación flagrante a la constitución por parte de altos funcionarios y entre 10 y 15 asesores por cada uno de los once que conforman el órgano de dirección.

 

La concentración de elecciones en el propio INE y que eliminaría a los Organismos Públicos Locales Electorales (OPLE) también es reconocida en la encuesta mencionada ya que genera gastos innecesarios, sobre todo cuando los OPLE se han convertido en oficialías de partes del INE en cada uno de los estados por lo que ello significa en materia de presupuesto de 32 entes electorales innecesarios. Ni se diga las prerrogativas  a partidos que se justifican solo en tiempos de campaña, es decir a solo tres meses, quizás seis en que haya elecciones federales y/o locales.

 

 

Todo lo anterior casi nadie lo menciona porque es dinero tirado casi a la basura en privilegios, dietas, aguinaldos, servicios médicos particulares, de cientos de funcionarios de las elites electorales federal y estatales.

 

Del gasto ordinario que se destina a los partidos se utiliza por los liderazgos de los mismos para viajes y privilegios de las elites partidarias, en resumen si puede haber un mejor INE y menos gastalon cuando se vayan dos o tres consejeros que se creen iluminados y únicos cuando en realidad no lo son. 70 % de una encuesta representan millones de mexicanos que exigen un INE diferente los varios cientos de miles que no se minimizan pero tampoco deben magnificarse en comparación con lo anterior deben considerarse como una manifestación y marcha importante pero que no representan ni el uno por ciento del total nacional. Y eso tampoco casi nadie lo dice. Todo lo anterior por lo que respecta al INE que dicen sus defensores no deben tocarse cuando en 2014 en el marco del pacto por México hubo tal batidillo legal que llevo a esto que se expone en esta editorial por caprichos del PAN PRI Y PRD principalmente.

 

De esa mezcolanza electoral los que hoy lo defienden nunca alzaron la voz y conocedores del tema habría unos centenares entre los marchistas la mayoría de ellos son una bola de ignorantes y desmemoriados.