Hasta hace 20 años era impensable imaginar que un mundo intangible nos envolvería a tal grado que, al menos, una cuarta parte de nuestro día la dedicaríamos a estar frente a un dispositivo móvil para informarnos, divertirnos y comunicarnos a distancia, es decir, de una forma instantánea y no presencial.

 

Para 2008, la vida de los jóvenes ya giraba en torno al internet, computadoras y los teléfonos celulares, aunque no de manera absoluta, ya que la televisión y la radio aún eran los medios predominantes que atrapaban la atención de las personas.

 

Desde 2004, en Estados Unidos comenzó el desarrollo de nuevos espacios o comunidades virtuales en dicha red, con el propósito de agrupar a más cibernautas; asimismo, fomentar la creación y difusión de contenidos propios sin necesidad de un “puente” (disqueras, periodistas, diarios, revistas, casas productoras, radiodifusoras, televisoras, etcétera).

 

En ese año se fundó Facebook (la red social más importante y con mayor número de usuarios); en 2005, YouTube (principal canal de contenidos en internet) y en 2006, Twitter (red dedicada a la generación y divulgación de mensajes breves), espacios que –junto con otros - fueron ganando terreno a los medios tradicionales, hasta llegar a convertirse en las plataformas de mayor influencia entre quienes tienen 15 y 40 años de edad.

 

Nueva revolución

 

Las llamadas redes sociales han revolucionado no sólo al internet, sino otros ámbitos de la vida, como la política y el periodismo, actividades antiquísimas que todavía se resisten (en algunos de sus sectores) y que no se renuevan a la velocidad que lo exigen los nuevos tiempos.

 

Son muchos los casos alrededor del planeta (y México no es la excepción) donde el poder y los medios han cogobernado y se han beneficiado de los recursos económicos o legales que sólo la política puede repartir u otorgar.

 

La generación “digital”

 

Pero también hay una nueva generación de profesionales de la información que buscan -además de dar a conocer hechos de interés general, investigar, indagar y opinar- denunciar los abusos y excesos de los funcionarios públicos, actividades que sin duda aportan a consolidar cualquier democracia.

 

Así pues, el periodismo tiene dos facetas: la oficialista y la crítica; ambas conformadas por dos generaciones que convergen y coexisten: la tradicional y la digital. Ninguna excluye a la otra, pues en países como el nuestro, los noticiarios radiofónicos y televisivos, así como la prensa escrita tienen un gran impacto, mientras que los portales, blogs, canales y cuentas en las redes sociales son más atractivas por su libertad, inmediatez y portabilidad, características que van marcando la agenda.

 

Otro cambio

 

El periodismo y el poder en México iniciarán una nueva etapa a partir del 1 de diciembre de 2018, cuando Andrés Manuel López Obrador asuma el cargo de Presidente de la República y con él, nuevos planes arrancarán, como el de la austeridad, que modificará radicalmente el nuevo modelo de comunicación gubernamental, con la reducción de convenios publicitarios, entre otros.

 

La época de recortes presupuestales será benéfica para los medios, ya que de cumplirse, los que deseen sobrevivir sin el cobijo del erario, deberán adoptar nuevas estrategias mercadológicas para allegarse sólo de dinero privado (publicidad, ventas, suscripciones o aportaciones); por su parte, los periodistas (viejos y nuevos) deberán actuar como lo dictan las reglas básicas: libremente, sin presiones ni por consigna.

 

NOTA EXTRA:

 

Este espacio llega a su quinto aniversario. Muchas gracias a todo el equipo de politicapuebla.com.mx por permitirme difundir mis ideas y puntos de vista, pero sobre todo, gracias a ti (ciberlector) que das click en este sitio para leer y comentar la “Grilla, Grillos y Grillados”.

 

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