Hace 3 años cuando veía el programa La Nación de Argentina, me llamaba la atención un hombre que parecía que todo el tiempo estaba a la defensiva, aunque era muy sabio, pues usando muchos tecnicismos le ganaba cualquier debate a sus compañeros de mesa, así que fue tal mi curiosidad que decidí investigar más sobre quién era aquel tirano de la palabra y descubrí que se llamaba Javier Milei.

 

Era tanta la energía que este hombre impregnaba en sus declaraciones que sin duda alguna formaba un complejo de resistencia hacia su personalidad, un día por ejemplo en un programa en el canal 13, de Argentina, hizo llorar a una conductora, simplemente porque esta se tomó la molestia de llamarle “insensible”, y es que al final tal parece que si lo es.

 

Javier Milei para los que tenemos un olfato un tanto instintivo en la política sabíamos que tarde o temprano ocuparía un puesto trascendental, pues era tanta la rabia que le tenía al gobierno de izquierda que gobierna su país, que incluso estaba dispuesto a debatir cara a cara con el presidente de la república del porque tenía este que admitir que era un ladrón, pero eran tales sus aspiraciones por “hacer algo por su país” que logró ser primeramente diputado, en un partido que el mismo fundó (La libertad avanza).

 

Sin embargo, pareció que “el león” como lo apodaban, estando en la diputación fortaleció su coraje hacia el gobierno federal, a tal grado que no logró concebir otro camino viable para salvar a su nación de lo que el decía era una “tragedia abismal”, más que con un nuevo gobierno radical, que solo el podría comandar, así que sacó el sable y se unió a la batalla.

 

Batalla donde se encontraría a los sectores políticos que habían comandado en la Argentina desde la caída de la dictadura, sin embargo, el jugo la estrategia del niño nuevo, sacándole a todos sus rivales sus diversos antecedentes poco honestos en sus respectivas vidas políticas, mostrando a los Argentinos que las administraciones o estrategias que habían ejecutado en el país habían sido totalmente fallidas, exhibiendo la altísima inflación que vive el país, la devaluación extrema de la moneda nacional, el incremento de la inseguridad en todos los estados de la nación, la deuda eterna con el fondo internacional, etc.

 

Todo esto contribuyó para que la gente le creyera y lo votara casi doce puntos por encima del candidato del partido hasta entonces, mas votado, aquel partido que fundó el que para muchos ha sido el mejor presidente argentino, Juan Domínguez Perón, esposo de la mítica Eva Perón.

 

Así que en Argentina el factor angustia vuelve a elegir una elección presidencial, tal cual lo vivimos los Mexicanos en las pasadas elecciones presidenciales, los Argentinos buscaron al que prometió cosas diferente, un tanto radicales, porque lo convencional, lo tradicional ya no fue suficiente.