El año está próximo a terminarse y nos invita a una reflexión profunda de los tiempos que estamos viviendo, bajo las circunstancias que se han ido creando y “hemos” ido creando, por ejemplo, nuestra determinación a evolucionar.

 

Charles Darwin dijo: “la esencia misma del instinto es que se sigue independientemente de la razón”, así que como humanos nos hemos determinado a buscar la evolución por encima de la razón de nuestro presente.

 

Por ello la raza humana en este año demandó grandes avances sobre todo en materia de pensamiento, dando como resultado diversos fenómenos que consolidan a este siglo como el siglo del derrocamiento de la esclavitud mental, por ejemplo, la RAE (Real Academia Española) reconoció la necesidad de fomentar en nuestra lengua un lenguaje inclusivo e incluso ha estado trabajando en su desarrollo, aceptando al “elle” como nuevo miembro de la sub-familia de los pronombres.

 

También el papa Francisco dio el aval de dar la bendición de la iglesia católica a personas LGBT o que hayan estado casadas con diversos conyugues, sabiendo indispensable nadar con la corriente y no ir en contra de ella, la decisión del INE de colocar la opción de identificación de sexo no binario en las credenciales de elector, además de la designación de su primera coordinadora nacional, la elección de la primera ministra-presidenta de la suprema corte de justicia, la posibilidad, nunca tan clara, de tener en nuestro horizonte la primera presidenta, entre otros acontecimientos que vitorean la evolución social, o más bien obligan aceptar a la sociedad su evolución.

 

Así que este año se marcha con la consigna de haber sido testigo del gran avance de la mente humana e informa al 2024 la mayor labor que verá en la misma materia.