255 inversores de Estados Unidos alertaron en una carta dirigida al primer ministro, Benjamín Netanyahu, del impacto negativo que su plan de reforma judicial tendrá en la economía, al desincentivar la inversión extranjera.

 

«Muchos líderes en la comunidad empresarial se sentirán obligados a reevaluar su confianza en Israel como un destino estratégico para la inversión, la obtención de talento, la construcción de centros de ingeniería y el mantenimiento de la propiedad intelectual», señala la carta publicada hoy por varios medios.

 

«También será cada vez más difícil abogar y defender a Israel a nivel internacional», añaden los firmantes, entre los que figuran el exsubsecretario del Tesoro estadounidense, Jeffrey Goldstein; Gene Ludwig, excontralor del Departamento del Tesoro de EEUU; el exjefe de cambio de divisas de Citigroup, Jeffrey Feig; o el ex director ejecutivo de Thomson Reuters, Ton Glocer.

 

La misiva llega después de que las propias entidades bancarias israelíes estimaran hace unas semanas que más de 4.000 millones de shékels (1.050 millones de euros) ya se han sacado del país por temor a la inestabilidad económica que podría suponer la reforma.

 

A su vez, importantes empresas del vital sector de la alta tecnología -que representa el 15 % del producto bruto interno (PBI) de Israel-, como Riskified o Papaya Global, ya han anunciado su intención de abandonar Israel y reubicarse en otros lugares.

 

El actual presidente del BCI, Amir Yaron, ha mantenido varias reuniones con Netanyahu para advertirle del riesgo de fuga de capitales y de los temores de los inversores internacionales, lo que podría provocar «una crisis económica en cualquier momento», llegó a afirmar en esos encuentros según la prensa.

 

En la carta, los signatarios expresaron su «profunda consternación» por la reorganización judicial, así como las profundas divisiones sociales que está generando, ya que ha provocado el mayor movimiento de protestas de la historia de Israel, con diez semanas consecutivas de multitudinarias manifestaciones que este sábado lograron el récord de medio millón de israelíes en las calles de todo el país.

 

«Creemos que un sistema judicial verdaderamente independiente es esencial para la democracia, además de ser crucial para los derechos civiles y de las minorías en Israel. Más allá de eso, la división dentro del país sobre este tema es desestabilizadora y, por supuesto, desalentadora», afirman los inversores.

 

Amplios sectores de la sociedad israelí, no solo la izquierda sino también el centro liberal, ven esa reforma como una amenaza a la democracia, ya que daría amplio control del Ejecutivo sobre la Justicia, al poder elegir los jueces, además de la «cláusula de anulación», por la que el Parlamento podría revertir fallos de la Corte Suprema.

 

Sobre el impacto económico de la reforma, la agencia calificadora Moody’s advirtió la semana pasada que podría debilitar la fortaleza institucional de Israel y afectar negativamente su perspectiva económica.

 

Días antes hizo lo mismo Fitch, al considerar que el cambio en los equilibrios constitucionales del país podría llevar a «peores resultados de las políticas o un sentimiento negativo sostenido de los inversores». EFE