En 2021, Conagua pactó con el gobierno estatal la construcción de una red de colectores y subcolectores que estaría listo a finales de este año

 

https://www.elsoldepuebla.com.mx/local/h55bmd-sanear-el-agua-del-rio-atoyac-es-imposible-mientras-la-conagua-no-emprenda-una-accion-global/alternates/LANDSCAPE_768/Sanear%20el%20agua%20del%20R%C3%ADo%20Atoyac%20es%20imposible%20mientras%20la%20Conagua%20no%20emprenda%20una%20acci%C3%B3n%20global(Daniel Cruz Cortés) Los gobiernos federal y estatal deben dar celeridad a la construcción del sistema de colectores y subcolectores para el saneamiento del Río Atoyac, pues la obra tuvo que haber estado lista desde finales del año pasado, señaló la doctora en Ciencias Ambientales por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), Gabriela Pérez Castresana, quien apuntó que, aunque esta obra no solucionará por completo la contaminación de la cuenca, la misma mejorará los procesos de reutilización de las aguas residuales en la región.

 

En entrevista con esta casa editorial, la también académica del Instituto en Investigaciones en Medio Ambiente Xabier Gorostiaga, S.J., de la Universidad Iberoamericana Puebla, reconoció que la región de Huejotzingo y San Martín Texmelucan, al igual que el resto de zonas altamente pobladas en la entidad poblana, requieren un sistema de colectores y subcolectores.

 

En 2021, el gobierno federal, a través de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), pactó con el gobierno estatal la construcción de una red de colectores y subcolectores, esto como parte del Programa de Agua Potable, Drenaje y Saneamiento (Proagua).

 

Este proyecto consiste en la instalación de una red de tuberías de 13.48 kilómetros de distancia, por la cual se conducirán las aguas negras de los municipios de Huejotzingo, San Martín Texmelucan, Chiautzingo, San Felipe Teotlalcingo y San Salvador El Verde.

 

No obstante, a pocos días de finalizar el primer semestre de 2023 las obras no han finalizado, cuando, según el proyecto técnico, tuvieron que haber estado listas en diciembre pasado.

 

La última actualización sobre los trabajos la dio en abril pasado el secretario de Infraestructura estatal, Luis Roberto Tenorio García, quien reconoció que los trabajos presentaron un atraso.

 

Así, a decir de la doctora Pérez Castresana, la demora en la instalación de esta red de colectores y subcolectores constituye un obstáculo para el saneamiento del Río Atoyac.

 

“Aquí la cuestión es que se tenía programado para terminar el año pasado, pero ya estamos a mediados del 2023, o sea, ya debería, digamos, estar próximo a culminar el proyecto (...) entiendo también que tiene que ver con los recursos”, mencionó.

 

No solucionará el problema, pero evitar que se eleve la contaminación

 

Pese a que destacó que dicha obra no solucionaría de lleno la polución que atañe a la cuenca del Alto Atoyac, debido a que aún está pendiente que la totalidad de industrias y municipios cumplan con sus plantas de tratamiento, enfatizó que la misma servirá para darle un segundo uso a las aguas residuales, evitando así vertirlas indiscriminadamente al entorno.

 

“Lo que se hace es evitar que estas aguas residuales sean descargadas a las barrancas, a los riachuelos y que se contamine el suelo, en el que la gente está en mayor riesgo de enfermarse (...) Esto es beneficioso, o sea, el poder conducir canalizar de manera adecuada las aguas, pero las aguas tienen que ser tratadas”, compartió la experta.

 

Aunado a ello, la académica apuntó que este tipo de infraestructura debe ser obligatoria, al menos en las principales ciudades del estado, debido a que son los sitios donde se genera mayor polución hídrica.

 

En otras palabras, reconoció que los sistemas de colectores y subcolectores deben funcionar casi a la par que operan las redes de suministro de agua potable, pues ello garantiza el tratamiento, pero también la reutilización del líquido.

 

“Así como recibimos el agua potable, el agua que se genera en las aguas residuales también debería ser canalizada a través de un sistema de de tuberías subterráneas, entonces, estos colectores, digamos, de forma simple, son tuberías subterráneas, que evitan que las personas y las industriales descarguen directamente las aguas negras al medio ambiente”, detalló la investigadora.

 

A través de esta red de tuberías se conducirán las aguas residuales para ser tratadas. Esto evitará su desperdicio. No obstante, es necesario que la misma integre, además del drenaje doméstico, al drenaje industrial.

 

“En el caso de aguas municipales, digamos, el tratamiento es relativamente sencillo, estamos hablando de bacterias fecales y materia orgánica que se puede degradar, pero [la contaminación también] proviene de la industria. Ahí están presentes los químicos [igualmente tóxicos]”, precisó la académica.

 

Finalmente, Pérez Castresana aseguró que, mientras más se alargue el desarrollo de estas obras hídricas, que inicialmente tendrían que existir desde hace mucho tiempo, se vulnera el derecho humano al acceso al agua y medio ambiente en condiciones saludables.