Diversas familias adquirieron terrenos a bajo costo y con la esperanza de que pronto les dotarían de todos los servicios básicos, como el agua, pero no ha sido así

 

https://www.elsoldepuebla.com.mx/local/7l63vo-maribel-corona-vive-en-la-colonia-santa-lucia-ubicada-en-inmediaciones-de-valsequillo-y-la-falta-de-agua-es-su-gran-problema/alternates/LANDSCAPE_768/Maribel%20Corona%20vive%20en%20la%20colonia%20Santa%20Luc%C3%ADa,%20ubicada%20en%20inmediaciones%20de%20Valsequillo,%20y%20la%20falta%20de%20agua%20es%20su%20gran%20problema(Mayra Flores) La falta de agua potable es una realidad que enfrentaban, hasta el año 2020 y de acuerdo con el INEGI, 11 mil 385 residentes de la capital poblana. Esta cifra es ligeramente superior al aforo del Centro Expositor, con capacidad para 10 mil personas. Sin embargo, el problema puede ser mayor. Especialistas entrevistados por este diario alertan que la crisis hídrica podría agravarse si se sigue permitiendo el crecimiento urbano hacia el sur oriente de la ciudad y no se resuelven los problemas ambientales que han provocado la escasez del líquido.

 

El Censo General de Población y Vivienda 2020, realizado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, expone que en la capital poblana existen 31 localidades rurales en donde el 50 por ciento de las viviendas o más no cuentan con servicio de agua potable y que incluso hay comunidades en donde el 70 o hasta el 100 por ciento de los hogares no cuentan con suministro.

 

En esta última condición se encuentran las localidades Emiliano Zapata, Xacxamayo, Llano Grande, La Caraqueña, Cañada Zapote y Cocoyonotly, que en conjunto tienen 66 viviendas sin suministro del vital líquido. También destacan Cuitláhuac, La Ladera del Tecorral y San José Zetina, en donde más del 90 por ciento de su población no tiene acceso a este servicio público.

 

Las otras localidades con carencias en materia de agua potable son San Antonio Arenillas, San Antonio del Puente, La Asunción, San Isidro Tlacostépetl, Tezoquiapan, Insurgentes, Santa Elena, Ampliación La Resurrección, Santa Cruz La Ixtla Sur, Tepozán, Santa Rita, Cuauhtémoc y el Tehuixtle.

 

Asimismo, Santa Cruz la Ixtla, Villa Santiago de los Leones, La Zorra, Pochote de Tetela, Fundadores del Ejido Colonia Chapultepec, El Capulo, Jardines de Santa Clara, Tlacaelel y Santa Lucía, siendo estas dos últimas las de mayor densidad demográfica, al contar con 2 mil 45 y 2 mil 285 habitantes, respectivamente, y un 76 y 64 por ciento de viviendas sin servicio de agua.

 

Ernestina Alarcón llegó a vivir a Santa Lucía desde hace 15 años y le ha costado acostumbrarse a no tener agua potable. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

Escasez de agua en Puebla: cada gota se aprovecha al máximo

 

Aunque abrir la llave para tener agua pareciera algo normal para quienes viven en la ciudad de Puebla, Maribel Corona, Ernestina Alarcón y Héctor Santiago no tienen esta posibilidad. Todos son vecinos de la colonia Santa Lucía, ubicada en inmediaciones de Valsequillo, a menos de 45 minutos en automóvil del Centro Histórico.

 

En esta colonia nunca ha habido suministro del líquido, pero esto no ha impedido que siga creciendo su población, debido a que, en su momento, los lotes fueron vendidos a precios económicos porque no había servicios y, a casi dos décadas de ello, la realidad sigue siendo la misma.

 

“No estamos más que a unas cuadras de donde ya hay pavimento, pero aquí llegó primero el servicio de internet que el agua potable o el drenaje”, dijo Héctor, quien lleva siete años viviendo sin servicios básicos y batallando para comprar agua con los conductores de pipas.

 

Compartió que invierte al menos 180 pesos cada dos semanas para llenar los tinacos en donde la almacena y cada gota se aprovecha al máximo posible. Por ejemplo, los trastes se lavan en cubetas para evitar gastar de más.

 

Su vecina, la señora Maribel, comentó que el mismo proceso de ahorro se aplica al lavar la ropa y bañarse, ya que su familia ocupa una tina y el agua sucia se usa para lavar patios o echarla al sanitario cuando huele mal, ya que no hay drenaje y en las casas existen fosas sépticas.

 

“Las tomas de agua las pusieron hace seis años, pero nunca ha llegado el agua. Esto ya se ve como (un) caso perdido hasta cierto punto, porque ya es mucho tiempo, mucho movimiento que han hecho y ya a veces uno dice ‘¿para qué tener esperanzas?’, pero a veces sí quisiéramos ya poder abrir la llave y tener agua, aunque sea poca”, dijo.

 

La señora Ernestina Alarcón es originaria de Veracruz, pero llegó a vivir a la colonia Santa Lucía desde hace 15 años y le ha costado acostumbrarse a no tener agua potable. Mientras muestra la manguera que conectaron apenas hace un año en su domicilio, indicó que confía en que pronto les será otorgado el servicio, porque no comprende por qué otras colonias aledañas sí lo tienen.

 

“Ya hay red y nos pusieron las tomas, pero están buscando de dónde traer agua, porque sí es difícil estar comprando cada tercer día para llenar mis botes y luego los de las pipas tardan porque dicen que donde van ya igual se están secando los pozos y aquí ya somos muchos que la necesitamos”, contó.

 

Aunque la mayoría de las localidades sin agua se ubican al sur oriente de la ciudad, en el norte también existen algunas como es el caso de la Ampliación la Resurrección, que comenzó a poblarse hace una década y tiene 106 viviendas sin agua, de acuerdo con el INEGI.

 

Juntamos el agua que escurre para lavar y bajar un poquito los gastos

 

Quienes viven en esta condición se dicen acostumbrados, ya que hasta hace unos meses tampoco tenían energía eléctrica y usaban velas para iluminar sus viviendas en las noches.

 

En la casa de la señora Carmen Báez siempre hay dos botes colocados debajo de la tubería para el escurrimiento del agua pluvial, ya que reúnen la mayor cantidad posible cada que llueve y la ocupan para la limpieza del hogar.

 

“Cuando llueve juntamos el agua que escurre para lavar y bajar un poquito los gastos, pero cuando es tiempo de sequía sí gastamos como 650 pesos cada dos meses para que venga la pipa a llenarnos la cisterna”, explicó.

 

Sus vecinas, Margarita y María Luisa Hernández, compartieron que adquirieron los lotes para construir sus viviendas por menos de 100 mil pesos y a sabiendas de que no tenían servicios básicos, con la esperanza de pronto obtenerlos, no obstante, ya llevan casi 10 años en esa condición.

 

“Compra uno así porque sale más barato, en donde ya hay servicios los terrenos están caros. Tan solo aquí, ahora que ya tenemos luz, ya los precios subieron a 150 mil, entonces por eso uno prefiere construir y lo primero es construir también una cisterna, que cuesta mínimo unos 20 mil pesos, entre el material y la mano de obra”, expuso la señora Hernández.

Afectación en el Acuífero de Puebla, origen del problema

 

El Acuífero Del Valle de Puebla, que suministra del líquido a la capital y otros municipios de la zona metropolitana, ha perdido hasta el 46 por ciento del agua que tenía disponible en las últimas dos décadas, de acuerdo con el diagnóstico de la situación hídrica de la ciudad que realizó el Instituto Municipal de Planeación (IMPLAN) para actualizar el Programa de Desarrollo Urbano.

 

A lo anterior, se suma que la disponibilidad de agua en Puebla está bajando entre un metro y metro y medio cada año, debido a que han incrementado los niveles de extracción, dijo Ernesto Mangas Ramírez, investigador y coordinador del Laboratorio de Ecología y Restauración de Sistemas Acuáticos, de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP).

 

“Están dejando de tener agua en todas estas zonas porque el acuífero, imaginemos que es una especie de cono, en el que conforme va bajando la cantidad de agua se va haciendo más pequeña la disposición. Esas zonas sin agua están en esos puntos en donde el acuífero ya ha bajado demasiado y se han secado pozos, entre otras cosas”, explicó.

 

El diagnóstico elaborado por el IMPLAN también destaca que las principales zonas de recarga del acuífero, que son los bosques de La Malinche, el Popocatépetl y el Iztaccíhuatl, se han visto afectadas por problemas como la tala clandestina, lo que termina por afectar la disposición del vital líquido.

 

A la baja disponibilidad y los daños en las zonas de recarga se suman los problemas de contaminación en cuatro de los cinco cuerpos de agua del Alto Atoyac, que son los ríos Atoyac, Alseseca, San Francisco y La Presa de Valsequillo, así como el aumento en la extracción del líquido para actividades agrícolas y de tipo industrial, señala el estudio.

 

Gabriela Pérez Castresana, especialista en el estudio de la estructura y funcionamiento de los ecosistemas acuáticos y cuencas hidrográficas, de la IBERO Puebla, apuntó que la falta de agua en la capital del estado debe verse como un problema regional, que necesita una solución con esa misma óptica, ya que para garantizar la disponibilidad de agua deben cuidarse las zonas de recarga y atenderse los problemas de contaminación.

 

De lo contrario, alertó, el abatimiento de los acuíferos se seguirá agudizando, empeorando el problema de acceso al líquido, ya que se debe tomar en cuenta que además de la población que carece del servicio, existe otra proporción que no tiene acceso de forma regular o no recibe agua de calidad.

Captar agua pluvial, solución a corto plazo

 

Para el investigador de la BUAP, Ernesto Mangas Ramírez, una solución a corto plazo para el problema es la captación de agua pluvial, tal como ya lo hacen habitantes de San José Xacxamayo, en donde intervino desde el 2015 con un proyecto respaldado por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).

 

La propuesta del especialista consiste en construir cisternas de 10 mil litros de capacidad para almacenar agua de lluvia, que es previamente tratada con un sedimentador y un filtro para eliminar cualquier material o partículas y sometida a un proceso de cloración.

 

Ramírez explicó que actualmente hay 30 viviendas con este sistema de captación en aquella localidad de la zona de Valsequillo donde no existen redes de agua potable, de tal forma que la gente puede aprovechar el agua en la temporada de lluvias y las cisternas que ya se ven obligados a tener para almacenarla.

 

Detalló que, si se implementa una estrategia de reforestación en las zonas de recarga y se impulsa el aprovechamiento del agua de lluvia en más localidades de la ciudad, sobre todo en las que no tienen redes de agua potable, se facilitará la recuperación del acuífero del Valle de Puebla, ya que se dejará “descansar por un tiempo” de la extracción de líquido y se le permitirá tener más disponibilidad.

 

“Si nosotros pensamos que el acuífero con todo y su recarga baja metro y medio cada año y el acuífero es enorme porque llega hasta San Martín Texmelucan, estamos hablando de enormes cantidades de agua que estamos extrayendo. Si nosotros no la extraemos, permitimos que se recargue y además reforestamos el área de recarga, podríamos recuperar nuestro acuífero por completo, su capacidad original, en unos 10 o 15 años”, sentenció.

 

El investigador señaló que para frenar la crisis hídrica que enfrenta la ciudad de Puebla es necesario que también se reduzca la población hacia el suroeste, en donde ya no hay disponibilidad de agua y se necesita de inversiones considerables para dotar a la gente del servicio, debido a que hay una veda que impide la perforación de nuevos pozos.

 

En este sentido, destacó que es necesario evitar que la mancha urbana siga creciendo en territorio porque seguiría restando las áreas verdes, así que la construcción de vivienda vertical debería ser la apuesta de los desarrolladores y quienes son responsables de planear el crecimiento urbano.

 

“La reforestación es necesaria no por el árbol en sí, sino porque el árbol oscurece la superficie del suelo. Cuando nosotros eliminamos los bosques, el cielo se vuelve de color más claro y eso refleja la luz del sol de nuevo hacia el espacio, cuando la luz regresa ahuyenta a las nubes e impide que llueva, es por eso que deja de llover. Entonces cuando nosotros aumentamos la superficie arbolada oscurecemos y permitimos que la lluvia ocurra en nuestros principales captadores, que es la zona de los volcanes, y tenemos mejor recarga”, resaltó.

 

Mangas enfatizó que las acciones para atender el problema de falta de agua a corto plazo se ven frenadas porque siguen siendo propuestas académicas y no se han convertido en políticas públicas o programas gubernamentales, por lo que consideró que las autoridades se deben involucrar más en este tipo de soluciones.

IMPLAN propone 12 acciones de solución

 

El coordinador general del Instituto Municipal de Planeación del ayuntamiento de Puebla, Daniel Tapia Quintana, declaró que en la actualización del Programa de Desarrollo Urbano se busca incluir 12 líneas de acción encaminadas a atender el problema de falta de agua en la capital, aunque insistió en que el tema es un asunto metropolitano.

 

Refirió que se deben conformar nuevas áreas naturales protegidas de jurisdicción municipal, elaborar y operar planes de manejo de las mismas y desincentivar el crecimiento urbano en zonas de importancia ambiental.

 

“Tenemos una escasez de pozos principalmente en el suroriente, porque tenemos pozos de extracción que no se están dando en Santo Tomas Chautla, San Francisco Totimehuacán y La Calera, por esa razón y con fundamentos técnicos nosotros vamos a proponer que haya una disminución de crecimiento urbano en esa zona, porque no hay una explicación objetiva de incentivar crecimiento ahí si no hay capacidad de dotar de un recurso universal”, dijo.

 

Agregó que en la capital hay 150 pozos de agua y la mayoría se localizan en Bosques de San Sebastián y Amalucan, zonas con alta densidad demográfica.

 

Añadió que es necesario integrar una red de áreas verdes urbanas, desarrollar proyectos de saneamiento y restauración del sistema municipal de barrancas, actualizar la política local en materia de cambio climático y desarrollar proyectos de arborización urbana en corredores y espacios públicos.

 

También, implementar estrategias para el uso eficiente del agua, así como de tipo interinstitucional para el saneamiento de los cuerpos acuíferos municipales, eficientar la aplicación de la normatividad ambiental municipal, desarrollar proyectos de restauración ecológica en las zonas de recarga del acuífero del Valle de Puebla e instrumentar una estrategia de infraestructura verde y azul en la ciudad.