El narrador estadounidense es considerado como uno de los creadores del Nuevo Periodismo

 

(Kevin Aragón) Hoy se cumplen 100 años del nacimiento de uno de los escritores estadounidenses con mayor proyección mediática y renombre durante la segunda mitad del siglo XX, hablamos de Norman Mailer. Mejor conocido como narrador y ensayista -aunque también incursionó en los géneros de la poesía, la dramaturgia y el guion cinematográfico-, es recordado principalmente por haber formado parte del denominado movimiento de “El Nuevo Periodismo”, junto a las grandes plumas de Tom Wolfe, Barbará L. Goldsmith, Rex Reed y Truman Capote; aunque él no congenió con el mote de periodista ni se expresó abiertamente parte de ningún movimiento.

 

Polémico, tanto en su presencia pública como en su vida privada por sus opiniones misóginas y homofóbicas, escribió cerca de 40 libros, entre novelas y obras de no ficción, en los que trató temas como la guerra, el racismo, la sexualidad, la cultura y la sociedad. Para él, absolutamente todo escrito era ficción en tanto que pensaba que para referirse a un momento específico en la historia de la humanidad es necesario seleccionar de entre los miles de pequeños y grandes detalles que lo componen, sin que se puedan capturar todos, según escribió el mismo en su libro The Spooky Art, en el que reflexionó sobre las vicisitudes, gozos y peligros de escribir.

 

Nació en Long Branch, en el seno de una familia de clase media, con un padre economista y una madre emprendedora de varios pequeños negocios. La mayor parte de su juventud la vivió en Brooklyn, Nueva York hasta que, en 1939, a la edad de 16 años ingresó a la Universidad de Harvard, donde se especializó en ciencias de la ingeniería y donde ganó su primer concurso literario promovido por la revista universitaria Story en 1941, con el cuento “La cosa más grande del mundo”.

 

Tras graduarse en 1943 Mailer, fue obligado a enlistarse en la Segunda Guerra Mundial, donde realizó diversas tareas, entre ellas patrullas de conocimiento en Filipinas. Después, pasada la rendición de las fuerzas japonesas, el escritor fue enviado a un cuartel en el país del sol naciente, donde se desempeñó como cocinero hasta su baja, en mayo de 1946. Esta experiencia bélica fue la base para la escritura de su novela Los desnudos y los muertos, publicado en 1948 y nominado al Premio Pulitzer. Éste fue su gran lanzamiento a la fama y significó su estabilidad económica, tras la venta de un millón de ejemplares en un solo año.

 

Su segunda novela Costa Barbara, de 1951, recibió malas críticas; también publicó otros libros de buena aceptación, como Un sueño americano, en 1965; ¿Por qué fuimos a Vietnam?, en 1967; y Los tipos duros no bailan, 1984 y El castillo en el bosque, de 2007. Su trabajo como novelista lo llevó a ser comparado con Tolstoi y Hemingway, idea que fue promovida también por él mismo.

 

Como periodista el consideraba que “el reportaje objetivo es un mito” y que “casi siempre los reporteros deben dar una falsa impresión de los hechos. Esto porque los periodistas no pueden darse el lujo de tener demasiado interés en el estado de ánimo de una ocasión, particularmente si se trata de una reunión política”.

 

Es por esas ideas que Mailer transgredió en mayor medida, siendo muy cuestionado, los linderos de la ficción y la no ficción, lo cual dejó como testigos sus extensos reportajes, donde se incluía a sí mismo como parte de la narración, y entre los que destacan Los ejércitos de la noche, de 1968, en el que narró la marcha de activistas en contra de la Guerra de Vietnam hacia el Pentágono en 1967, o La canción del verdugo, en que relató, basándose en cientos de entrevistas la muerte del asesino Gary Gilmore. Ambos libros recibieron el Premio Pulitzer. Sin embargo, este tipo de ejercicios de no ficción no siempre fueron bien aplaudidos, pues su biografía novelizada de Marilyn Monroe, fue fuertemente criticada por falta de pruebas sobre una supuesta conspiración del FBI que habría terminado por quitarle la vida a la actriz.

 

Como activista, en varias ocasiones, Mailer se pronunció públicamente en contra de las intervenciones norteamericanas en Vietnam y en Irak. Desafortunadamente para el escritor, su figura fue manchada cuando en 1960, en una fiesta con grandes excesos apuñaló a su segunda esposa, Adele Morales. Aunque no lo denunció, por lo que no fue llevado a prisión, el hecho lo marcó por varios años, además por su postura abiertamente antifeminista.

 

Después de dos años se divorció y se casó con la corresponsal Lady Jeanne Campbell y luego con la estrella de televisión Beverly Bentley. Durante la década de los 60, Mailer continuó su trabajo como escritor de no ficción y buscó limpiar su nombre. En 1969 intentó incursionar en la política al competir por la Alcaldía de Nueva York, por parte del Partido Demócrata, en ese emprendiemiento no tuvo éxito. El escritor falleció en 2007, a la edad de 84 años en Nueva York tras sufrir un fallo renal.