La escritora presenta su libro “Códice peregrino”, en el cual narra desde la mirada de un niño el éxodo de su familia con elementos del Códice Boturini.

 

“La gente que cruza Estados Unidos trabaja muchísimo, dos o tres jornadas diarias para poder enviar dinero a nuestro país. México está sostenido por ese tipo de héroes, de guerreros migrantes que transitan los caminos más duros de la sobrevivencia”, expresa Vivian Mansour, autora del libro “Códice peregrino”.

 

La obra editada por el Fondo de Cultura Económica (FCE) e ilustrada por Emmanuel Valtierra narra desde la mirada de un niño cómo es la migración de su familia con la peculiaridad de que tanto el formato, la gráfica y el lenguaje retoman elementos del Códice Boturini.

 

“Quise aventurarme a la narración desde el punto de vista de un niño porque desafortunadamente en las migraciones actuales ellos también son protagonistas, sufren el calvario de pasar al otro lado, pero al mismo tiempo me pareció interesante rescatar la gráfica prehispánica de los códices y hacer una modificación de ese primer libro ilustrado de nuestros ancestros”, indica la autora.

 

Las páginas de este libro no se pasan una por una, se despliegan o desdoblan de la misma forma que los códices.

 

“Tiene un aspecto literario que evoca a la literatura prehispánica, también es una especie de cómic y en otro sentido rescata la imaginería de los códices antiguos”, señala.

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Mansour detalla que la historia está basada en un testimonio real: el de Rubén Ortiz, quien le contó la odisea desgastante y peligrosa que hacen todos los días los migrantes.

 

“En el libro aparece una familia que peregrina hacia Estados Unidos y en lugar de que peregrinen las famosas siete tribus nahuatlatas que estaban buscando la señal del águila devorando a la serpiente, están esperando llegar a un lugar mítico, a su propia utopía que es Estados Unidos, están buscando la señal: un pájaro metálico volando”, comenta.

 

En palabras de Mansour, era importante que en el libro hubiera esperanza. “Los seres humanos todo el tiempo nos estamos moviendo, ser migrante no debe de ser un crimen, yo misma soy producto de una migración de mis padres que fue una migración tranquila y acogedora por parte de México, pero hoy ser migrante parece que es sinónimo de criminalidad”.

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INSPIRACIÓN INDÍGENA

Las ilustraciones y el formato “Códice peregrino” evocan al mundo indígena, pero contienen elementos actuales.

 

“La historia es traída a la actualidad, hay carros, aviones, edificios, policías, cosas que no había hace 500 años, pero trato de respetar el tipo de trazo, de curvaturas y el tamaño de líneas que se usaban anteriormente, así como las siluetas y los perfiles de las personas”, explica Emmanuel Valtierra.

 

Sobre las similitudes e imágenes tomadas de los códices, el ilustrador comenta que en el Códice Boturini aparecen siete pueblos originales que van a la migración y en el libro colocó a siete personas que inician el peregrinaje.

 

“También los lugares que visitan los personajes siempre son representados con montañas y con su símbolo arriba de la montaña, por ejemplo, de Coyoacán pongo un coyote, de Guanajuato unas ranas. Otros elementos que utiliza son la Luna, el Sol y las vírgulas que son las mismas que en los códices, también el camino que toman siempre está representado con las huellas de los pies y siempre va hacia el frente, nunca hacia atrás”, detalla.

 

Un guiño de ese pasado es cuando el protagonista encuentra a un perro que le hará compañía en varios kilómetros de caminata.

 

“El niño en algún momento del trayecto encuentra un perro que tiene un símbolo interesante en el mundo prehispánico porque siempre te ayuda a cruzar el río y a pasar otros submundos, entonces el niño lo ve como un símbolo protector. Ese es otro elemento tomado de la tradición indígena”, expresa.

 

Al respecto, Vivian Mansour agrega que también incluyeron creencias actuales. “Los migrantes dicen que es de buena suerte hacer el trayecto con una mujer embarazada porque a su paso las serpientes se quedan dormidas y no te pican. Otro detalle es que hacia el final del libro aparece un Tío Sam”.

 

NO ARRIESGAR LA VIDA

El ilustrador Valtierra advierte que al migrar puede irte bien o mal. “Hay un personaje en el libro que ya ha tratado varias veces de cruzar, es decir, hay veces en que la gente muere en el proceso. Un pollero te cobra cuatro veces más de lo que cuesta aplicar legalmente, desgraciadamente mucha gente no sabe eso, piensa que no tiene otra forma de entrar, eso es equívoco como el hecho de que el sueño americano existe”,