Carmen Olivas habla de reciente novela El último regalo de Villa, la cual narra el momento en que un niño de doce años, Valentín Luján, se une a la División del Norte, cuando Francisco Villa se encuentra replegado en Chihuahua.

 

Carmen Olivas dice que escribió esta novela por un nexo familiar con Villa. “Mi bisabuelo fue escribiente de Francisco Villa”.

 

“La presencia de niños dentro de las filas de la Revolución Mexicana no es desconocida para muchos. Hubo niños dentro de la bola y no sé si sea bueno comprarlo con el actual periodo tremendo de violencia que estamos viviendo en el país”, comentó Carmen Olivas, autora de la reciente novela El último regalo de Villa, obra finalista del Premio de Novela Histórica Grijalbo-Claustro de Sor Juana 2019.

 

La Revolución Mexicana abarcó diez años de conflictos y ese tiempo le dio espacio para que creciera un niño dentro de la guerra, que ellos percibieran la vida dentro de la violencia, conocieran la sangre y la muerte, añade la escritora.

 

La novela narra el momento en que un niño de doce años, Valentín Luján, se une a la División del Norte, cuando Francisco Villa se encuentra replegado en Chihuahua. El protagonista, tras la muerte de su madre, se entera que su papá es el escribano del jefe revolucionario por lo que decide unirse a su movimiento sin otro anhelo más que encontrar a su padre.

 

Uno de los momentos que narra el impacto de Valentín con la violencia es cuando el niño descubre la muerte por guerra. Carmen Olivas describe a cuerpos sin flores ni rosarios en el pecho, pero sí manchados y polvosos, con la cabeza abierta o el pecho destrozado y nubes de moscas revoloteando sobre ellos.

 

 “Son elementos que describo en el capítulo La rapiña, son necesarios para mostrar la crudeza de la guerra ante los ojos de un niño que lo que debería ver es esperanza y vida. Cimbré el corazón de Valentín para que despierte de la ingenuidad que lo une a las filas villistas, más adelante sus dolores se tornarán no por la impresión de los muertos, sino por los estragos emocionales”, indica.

 

 La autora escribió esta novela por un nexo familiar con Villa. “Mi bisabuelo fue escribiente de Francisco Villa, se había unido a él antes de 1916, entonces establezco los nexos dentro de los hechos familiares. Recuerdo que mi abuelo había vivido sin su padre, que su mamá había muerto y que había crecido al cuidado de los tíos”.

 

Esa historia se convirtió en una obsesión para Olivas y de ahí que decidió resarcir la memoria de su abuelo y su época de orfandad al darle un espacio, desde la ficción, de búsqueda de su padre.

 

“Mi abuelo es el que sale a buscar a Villa, mi abuelo vivió día a día sin su padre, pero en la literatura crecemos las historias y si vamos a tocar un elemento tan importante en la historia de México como la Revolución hay que ceñirse a la línea cronológica de los hechos, al rigor, al temperamento y a los sueños de los personajes”, indica.

 

BUSCAR LAZOS. Uno de los temas que aborda Carmen Olivas en El último regalo de Villa es la necesidad de familia.

 

“La familia se va desmembrando a raíz de la partida del padre, después la enfermedad de la mamá y se disgregan los hermanos al cuidado de los tíos quienes se incorporan a familias diferentes, pero surge esa hermandad que se da a través de la bola. Incluso hay un momento que los hombres a pesar de que eran bragados, grandes y con experiencia necesitaban refugiarse bajo la figura de alguien poderoso: del padre”, señala.

 

Francisco Villa adoptó esa imagen ante sus agremiados, añade la autora. “Valentín cuando hace el retorno a la bola decide llamarlos familia, a Villa casi como un padre y a los demás, a los que cabalgan sobre las bestias cansados, su familia, sus hermanos”.

 

Olivas comenta que el ser humano es gregario por naturaleza, entonces cuando pierde un lazo familiar, tiende a crear una nueva red.

 

“Soportes humanos que le den cohesión a la vida, que nos mantengan con esta situación que siempre estamos revisando: la existencia. Sentirnos desprendidos de una familia nos hace crear otros lazos”, destaca.

 

Sobre la documentación, la autora explica que hizo revisiones a bibliografía sobre los últimos años de Villa, así como la estancia del revolucionario en Chihuahua, lugar donde se desarrolla la novela.

 

“La novela se centra en un periodo donde Francisco Villa ha sido derrotado por los carrancistas, por Obregón, pierde Celaya, Agua Prieta, El Bajío y eso lo lleva a menos. Aunque su carácter sigue siendo muy impetuoso, las cosas no se le dan. La historia que me propuse contar toca de 1916 a 1923 y casi no hay mucho escrito en torno a ese periodo”, indica.

 

Sus soportes históricos fueron libros como: Pancho Villa, una biografía narrativa, de Paco Ignacio Taibo II; La División del Norte, de Pedro Salmerón; y Francisco Villa, ese desconocido y La correspondencia de Villa, de Rubén Osorio, por mencionar algunos.