Hace ocho años pasamos del Baktún 13 al Baktún 14, que se refiere a un nuevo ciclo, añade el investigador de la UNAM/ Hubo dos visiones: una académica y otra popular, especulativa y catastrofista.

 

Guillermo Bernal Romero señala que al igual que el calendario que utilizamos en la actualidad, el Calendario Maya es inagotable

 

Mañana se cumplen ocho años de que pasamos del Baktún 13 al Baktún 14, es decir, que el 23 de diciembre del 2012 comenzó un nuevo ciclo de 144 mil días. No obstante, este es solamente uno de los principios con los que opera el Calendario Maya y éste, al igual que el nuestro, es inagotable, explicó Guillermo Bernal Romero, investigador del centro de estudios mayas de la UNAM.

 

“Cualquier calendario opera con dos principios, uno lineal y uno cíclico. El sistema lineal maya viene desde la fecha era, 3 mil 114 antes de Cristo, hasta la actualidad, es una cuenta total de días, una cuenta posicional en la que la suma de 13 ciclos de 144 mil días se cumplió en diciembre del 2012”.

 

Al igual que el calendario que utilizamos en la actualidad, el Calendario Maya es inagotable, puntualizó. “Nosotros podemos seguir contando con nuestro sistema decimal por siglos o por centurias de forma infinita porque cada vez tenemos dígitos mayores, es lo mismo con un sistema vigesimal en el caso de los mayas”.

 

La unidad básica del tiempo es el Kin, el día, posteriormente hay una división de 20 días que es el Uinal, seguido del Tun que es el de 360 días, 20 ciclos de 360 días es un Katún, un ciclo superior de 7 mil 200 días, luego, 20 katunes es un Baktún, pero hay ciclos superiores como el Piktún que son 20 baktunes, etcétera. “No hay un punto en que termine, se puede seguir multiplicando ciclos de tiempo por 20 hasta la eternidad”.

 

Sin embargo, lo que conocemos como el Calendario Maya es fue heredado de un sistema que existía en la cultura Olmecas, el cual fue perfeccionado y adaptado por los mayas. “Aumentaron ciclos, lo hicieron más complejo, más eficiente, pero siguen siendo parte de una tradición histórica en la cual se beneficiaron de una cultura más antigua, que era más precoz y que influyó a todas las culturas mesoamericanas, la Olmeca”.

 

“Los olmecas tuvieron la genialidad de crear el sistema lineal, la cuenta larga y, hasta donde sabemos, tenían dos ciclos: el de 260 días que era el año ritual y el de 365 que era el año solar. Ésta fue la estructura fundamental que asimilaron los mayas y que desarrollaron”.

 

Entre las innovaciones que integraron los mayas se encuentran, por ejemplo, nuevos ciclos como el de 7, 9 y 819 días; el registro de la luna para hacer el ciclo lunar; así como el ciclo de Venus que tradujeron en 584 días. “Estas fueron algunas aportaciones que hicieron la gran revolución calendárica de Mesoamérica. De hecho, este sistema calendárico no se presenta en otras culturas del México antiguo”.

 

“El Calendario Maya era una máquina muy eficiente de contar el tiempo, tenía una estructura que permitía se prolongaran los cómputos hacia el futuro y hacia el pasado; además, servía como una visión holística del mundo”.

 

FIN DEL MUNDO 2012. Próximos al 23 de diciembre del 2012 se crearon dos discursos en torno al fin del Baktún 13, uno meramente académico y otro popular que especulaba sobre las capacidades de las civilizaciones antiguas para prever el futuro, así como lo catastrófico que éste podría ser: el fin del mundo. No obstante, es importante destacar que los mayas fueron protagonistas, señaló el doctor en Estudios Mesoamericanos por la UNAM y autor de obras como El tablero de K'an tok. Una inscripción glífica maya del Grupo XVI de Palenque, Chiapas.

 

“El beneficio es que llamaban la atención acerca de una cultura mesoamericana tan brillante y que eso podía tener un efecto colateral beneficioso porque podía atraer a la gente, aunque mucha gente se atemorizó porque llegaron a pensar que el final del mundo iba a ocurrir”.

 

Por el aspecto académico, la cultura maya sigue siendo un tema interés internacional donde más que glorificar una idealización del pasado prehispánico, se hace una reconstrucción histórica de esa sociedad y no se alojan meramente en el pasado, sino que permiten entender la trayectoria de un pueblo vivo, explicó.

 

“A veces la gente piensa que los mayas desaparecieron con el colapso del clásico, pero no. Los mayas no han desaparecido, están ahí sus descendientes y son una cultura vigorosa dentro de un esquema multicultural de nuestra nación que enriquece y se proyecta al futuro. Ni los mayas ni sus diversas lenguas han desaparecido”.

 

 Los estudios sobre esta cultura no se limitan solamente a los estados de Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo, sino que también se realizan en países vecinos como Belice, Guatemala, Honduras y el Salvador. “Es muy importante la difusión del conocimiento académico. No estoy de acuerdo que éste sea restrictivo”.