¿Sabías que el ser humano no es el único animal que se hace regalos? Descubre cómo algunas especies de animales también intercambian objetos, alimentos y favores con fines sociales y reproductivos.

 

El ser humano es un animal de rituales y celebraciones. Uno de los actos más cotidianos y hermosos es el intercambiar regalos. Cumpleaños, aniversarios, fechas especiales como la Navidad o San Valentín, o simplemente como muestra de afecto y de cariño, las personas dan y reciben regalos.

 

Pero, así como sucede con otros actos, el intercambio de presentes no es patrimonio exclusivo de la especie humana. Algunos animales exhiben comportamientos muy similares que han despertado la curiosidad de los etólogos, los estudiosos del comportamiento animal. Especies en las que el intercambio de regalos juega un papel importante en sus relaciones sociales y en sus rituales de apareamiento. No obstante la motivación es distinta que en el ser humano, tienen que ver con la supervivencia, la reproducción y la cohesión social, y no tanto en el refuerzo de las relaciones interpersonales.

 

El regalo como ritual de cortejo en el alcaudón

Un objeto de estudio habitual de los etólogos por su fascinación son los rituales de cortejo de muchas aves. El esquema habitual, aunque con variaciones, es el siguiente: el macho trata de llamar la atención de la hembra, por diferentes métodos, como el canto o la danza, hasta que se muestra receptiva. Cuando la hembra responde favorablemente, mediante sonidos o movimientos específicos que le indican al macho su aceptación, se da el apareamiento.

 

Algunas especies incorporan a sus rituales de apareamiento el intercambio de regalos. El macho del alcaudón real (Lanius excubitor) ofrece alimentos a las hembras durante el cortejo, un detalle crucial para su éxito reproductivo, porque los regalos más grandes aumentan la probabilidad de cópula.

 

Esta práctica presenta dos funciones principales, según las conclusiones a las que llegaron, en su estudio en 2005, los investigadores Piotr Tryjanowski y Martin Hromada. Por un lado, es un medio para exhibir la capacidad del macho de proveer a la hembra de alimento, algo útil a corto plazo para mejorar su éxito reproductivo, y esencial a medio y largo plazo, cuando se tengan los huevos y las crías. Y, por otro lado, es una forma de fortalecer el vínculo con la pareja.

 

Una observación que sorprendió a los investigadores, sin embargo, es que ese tipo de regalos alimenticios en el alcaudón también se observa entre animales que no son pareja, indicando una estrategia social más amplia a la del simple cortejo. Es casi imposible no comparar este comportamiento del alcaudón con los regalos que se intercambian las parejas y grupos de amigos entre seres humanos.

 

Altruismo recíproco en el cercopiteco verde

Si hay algún animal que exhiba comportamientos relacionados con el intercambio de obsequios, sin duda algún primate se encuentra en la lista. Los primates son animales con una elevada cohesión social.

 

Los regalos de algunos monos, como el cercopiteco verde (Chlorocebus pygerythrus) no solo son objetos, también obsequian favores, regalos de servicio donde un ejemplar se beneficia de los actos de otro, y después devuelve el favor cuando otro miembro del grupo lo necesita —puede ser del mismo grupo o de otro—.

 

El acuerdo principal al que llegan es el acicalamiento mutuo. Si bien este comportamiento entre primates es común, suele suceder entre parientes, pero en el cercopiteco verde se da también con individuos no emparentados. El simple acto de ofrecer su ayuda para acicalar a otros incrementa la probabilidad de que, en otro momento, otro miembro de la manada se ofrezca a ese individuo en solicitud de ayuda. Un altruismo recíproco, que en ocasiones llega a niveles de negociación entre semejantes.

 

Este intercambio de servicios muestra cómo los comportamientos de intercambio de obsequios en animales no siempre son objetos, pueden ser acciones que benefician a ambos animales, e incluso, a todos los miembros del clan, reforzando así su cohesión social. Una especie de “cadena de favores” que también vemos entre los seres humanos.

 

 

La rata, quid pro quo

Hay algunos animales que sorprenden por no ser siempre como se les pinta. De todos los animales, probablemente la rata sea el animal más injustamente juzgado por el ser humano. Tras la idea de que son animales sucios, hostiles y desagradables se esconden criaturas muy sociables, profundamente empáticas y con emociones desbordantes.

 

La rata parda (Rattus norvegicus) presenta comportamientos de intercambio de regalos, tanto físicos —comida— como de servicio —acicalamiento—, pero además, aplica una especie de contrato social tácito, sostenido en estrictas reglas de reciprocidad. Un quid pro quo.

 

Es un comportamiento que refleja un entendimiento sofisticado de dar y recibir, mediante el cual un individuo regala bienes y servicios y su sociedad queda endeudada con él. En otro momento, cuando lo necesite, recibirá otro servicio a cambio, una forma de cooperación basada en el intercambio o trueque.

 

Referencias:

Schweinfurth, M. K. et al. 2018. Relatedness decreases and reciprocity increases cooperation in Norway rats. Proceedings of the Royal Society B: Biological Sciences, 285(1874), 20180035. DOI: 10.1098/rspb.2018.0035

Seyfarth, R. M. et al. 1984. Grooming, alliances and reciprocal altruism in vervet monkeys. Nature, 308(5959), 541-543. DOI: 10.1038/308541a0

Tryjanowski, P. et al. 2005. Do males of the great grey shrike, Lanius excubitor, trade food for extrapair copulations? Animal Behaviour, 69, 529-533. DOI: 10.1016/j.anbehav.2004.06.009

van de Waal, E. et al. 2013. Negotiations over Grooming in Wild Vervet Monkeys (Chlorocebus pygerythrus). International Journal of Primatology, 34. DOI: 10.1007/s10764-013-9729-1