Los expertos tratan de explicar por qué algunas personas no experimentan ningún tipo de placer con la música, un fenómeno conocido como anhedonia musical y que afecta a entre el 3 y el 5% de la población.

 

Ya sea cantando a pleno pulmón bajo la ducha, subiendo el volumen cuando suena nuestra canción favorita en la radio o bailando como si no hubiese un mañana en la pista de baile o en el concierto de turno, la música es una forma indiscutible de disfrutar.

 

Pero realmente no solo tiene el poder de influir en nuestras emociones, sino también de mejorar nuestro estado de ánimo y satisfacción. Según los expertos, el hecho de disfrutar de la música y experimentar placer al escucharla está relacionado con una serie de procesos neurológicos y psicológicos complejos.

 

Sin embargo, ¿puede haber personas que no disfruten ni se emocionen con la música? La respuesta es afirmativa y, de hecho, la respuesta emocional a la música sigue siendo objeto de investigación por parte de expertos en neurociencia y psicología de la música.

 

Hasta ahora, se sabe que entre un 3 y un 5 % de la población sana no experimenta sensaciones placenteras en respuesta a ningún tipo de música. Esta falta de emoción al escuchar música, conocida como “anhedonia musical”, puede deberse a varias razones. No obstante, los aspectos científicos de este fenómeno continúan investigándose.

 

En 2016, un equipo de científicos de la Universidad de Barcelona (UB) y del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (Idibell), concluyeron en un estudio publicado en PNAS que la clave de que algunas personas no disfruten con la música podría estar en la conectividad de la sustancia blanca del cerebro, un tejido mediante el cual se comunican las distintas áreas del sistema nervioso central.

 

Según Noèlia Martínez Molina, autora principal del estudio, “las personas anhedónicas no tienen problemas para percibir y procesar correctamente la información contenida en una melodía (como intervalos o ritmos) y presentan una respuesta de placer normal frente a otro tipo de estímulos agradables (por ejemplo, ganar dinero en un juego), sin embargo, no disfrutan de los estímulos musicales”.

 

Hay dos componentes importantes del cerebro que actúan cuando escuchamos música. El primero es la corteza auditiva -que procesa las características de la música- y el segundo el sistema de recompensa. “Estas dos partes tienen que interaccionar para que una persona experimente placer”, explicaba la investigadora.

 

“Es decir, la parte que está procesando la música tiene que comunicarse con el sistema de recompensa. Cuando esto ocurre tenemos esa sensación de placer. ¿Pero qué pasa con las personas con anhedonia musical específica? Que esta comunicación está disminuida, es menor, que en personas que no tienen esta anomalía”, argumenta.

 

Estudios previos de neuroimagen ya habían demostrado que el placer inducido por la música puede surgir de la interacción entre las redes corticales auditivas y las redes de recompensa mesolímbicas.

 

Teniendo en cuenta que dicha interacción es crítica para que surja el placer inducido por la música, el equipo decidió comprobar si verdaderamente aquellos individuos que no lo experimentan mostraban alteraciones en la respuesta cortical-mesolímbica.

 

Entonces, los expertos estudiaron a 45 voluntarios sanos utilizando imágenes de resonancia magnética funcional (fMRI). Los participantes tuvieron que escuchar fragmentos de canciones de género clásico y proporcionar valores de placer en una escala del 1 al 4 en tiempo real.

 

Además, para controlar la respuesta cerebral ante otros elementos, los participantes también tenían que jugar en una actividad de apuestas monetarias donde podían ganar o perder dinero real.

 

Los resultados revelaron que la disminución de respuesta placentera ante la música de los participantes con anhedonia musical, efectivamente, está relacionada con una reducción en la actividad del núcleo accumbens, una estructura subcortical clave del sistema de recompensa. En cambio, la actividad de esta estructura se mantiene frente a otras recompensas, como el dinero ganado en juego de apuestas.

 

La interacción recompensa-corteza auditiva, clave

Así pues, estos científicos demuestran que la interacción entre el sistema de recompensa y la corteza auditiva influyen a la hora de sentir placer con la música. Mientras que las personas que no experimentan esas sensaciones tienen respuestas selectivamente reducidas en ese sistema.

 

Por otro lado, y aunque en menor medida, la falta de emoción al escuchar música también podría estar relacionada con condiciones psicológicas y psiquiátricas, desensibilización a raíz de la exposición continua a la música, lesiones cerebrales, predisposición genética o incluso el contexto cultural, dicen los científicos.

 

Con todo, cabe recordar que este ámbito de investigación entre la música y las emociones sigue desarrollándose. Además, la experiencia musical es subjetiva por lo que no siempre puede ser profundamente emocional al mismo nivel y para todas las personas.

 

Referencias:

 

Martínez Molina, N.; Mas Herrero, E.; et al. 'Neural correlates of specific musical anhedonia'. Proceedings of the National Academy of Sciences, (2016)