El estudio se realizó con personas no vacunadas. El peligro se mantenía incluso 18 meses después del contagio de coronavirus.

 

Un estudio publicado recientemente en Cardiovascular Research ha encontrado una asociación entre tener la COVID-19 y padecer una enfermedad cardiovascular y morir. Estas consecuencias se podrían sufrir incluso 18 meses después de la infección.

 

Es importante mencionar que en el experimento participaron casi 160.000 personas sin vacunar, mayormente de 60 años cuyos datos fueron extraídos del Biobank de Reino Unido. El no estar vacunadas se debió a que fueron seleccionadas antes de diciembre de 2020, cuando todavía no había vacunas contra la COVID-19.

 

El riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular se mantuvo incluso 18 meses tras el contagio de COVID-19

 

Los investigadores constataron que la probabilidad que tenían las personas con coronavirus de morir en comparación con personas sin COVID-19, era hasta 81 veces mayor en las primeras tres semanas de la infección y cinco veces superior incluso pasados 18 meses.

 

"Los pacientes con COVID-19 eran más propensos a desarrollar numerosas afecciones cardiovasculares en comparación con los participantes no infectados, lo que puede haber contribuido a sus mayores riesgos de muerte", dijo C.K. Wong, autor del estudio.

 

Dentro de estas afecciones cardiovasculares que los pacientes con COVID-19 podían padecer incluso a largo plazo se incluían el infarto de miocardio, la insuficiencia cardíaca, la trombosis venosa profunda y la cardiopatía coronaria.

 

"Los resultados indican que los pacientes con COVID-19 deben ser controlados durante al menos un año tras recuperarse de la enfermedad aguda para diagnosticar las complicaciones cardiovasculares de la infección, que forman parte de la COVID larga", afirma C.K. Wong.

 

Los investigadores concluyeron que los riesgos de sufrir otras patologías cardiovasculares como el ictus y la fibrilación auricular también era mayor en pacientes con coronavirus. Sin embargo, el peligro aumentaba en el corto plazo y volvía a niveles normales conforme pasaba el tiempo.

 

Como el estudio se llevó a cabo con datos de no vacunados, los científicos no pueden generalizar sus resultados a personas que se hubieran infectado con coronavirus tras recibir la vacuna. Tampoco a personas jóvenes, pues los participantes eran sobre todo sexagenarios.

 

Otro aspecto que habría que mencionar sería que el estudio se basó en dar positivo a COVID en 2020, fecha en la que las pruebas de detección no estaban tan extendidas como hoy. Muchas personas pudieron, por tanto, acabar en el hospital por causas que se consideraron erróneamente ajenas al coronavirus. Los investigadores tampoco quieren generalizar los resultados a las personas con la enfermedad, pero asintomáticas.

 

Los científicos ven necesario llevar a cabo más estudios para conocer la eficacia de la vacunación a la hora de reducir los riesgos de sufrir una enfermedad cardiovascular y morir después de contraer el coronavirus.

 

Referencia: Eric Yuk Fai Wan, Sukriti Mathur, et.al., Association of COVID-19 with short- and long-term risk of cardiovascular disease and mortality: a prospective cohort in UK Biobank, Cardiovascular Research, 2023, DOI: https://doi.org/10.1093/cvr/cvac195