Hay más preguntas que respuestas en el caso de la desaparición y posteriormente localización de Salvador Rangel Mendoza, obispo emérito de la diócesis de Chilpancingo, Chilapa  quien es conocido por intentar negociar con grupos criminales para pacificar la zona de guerrero, las autoridades dicen que se trata de un secuestro exprés pero hay algunos indicios que fue una movida por parte del crimen organizado, las primeras investigaciones señalan que la tarde del sábado 27 de abril, monseñor salió del municipio al sur de Cuernavaca rumbo al estado de guerrero en el trayecto desapareció y durante casi 48 horas nadie supo de su paradero y fue hasta la mañana del lunes 29 de abril cuando la conferencia del episcopado mexicano denuncio el probable secuestro del obispo emérito ante la fiscalía de Morelos.

 

Horas más tarde en un comunicado el episcopado manejo su constelación ante la desaparición del obispo y pidió a los presuntos secuestradores que le permitieran tomar sus medicamentos debido a su delicado estado de salud no importa la fe que profesemos resulta muy indignante que nuestro país la iglesia tenga que pedir a criminales que le den su medicamento a un obispo emérito a un hombre de 78 años de edad, y que ha luchado por la paz y que fue privado de la libertad pasaron las horas y el episcopado emitió una segunda nota de prensa en la que anuncio que Rangel Mendoza, había sido localizado en un hospital donde supuestamente llego por cuenta propia desde la noche del domingo 28 de abril esto quiere decir que monseñor habría permanecido casi un día entero sin que nadie lo identificara y sin que dieran parte a la iglesia y ni a otra oportunidad, la versión oficial dice que fue victima de un secuestro exprés, en el que los captores lo despojaron de su camioneta y le vaciaron sus tarjetas de crédito además acorde de información de su abogado Pedro Martínez al obispo le suministraron un tipo de droga porque al llegar al hospital llego parcialmente dormido.

 

 El obispo lo que estaba haciendo era intentar mediar los límites territoriales que existen entre la familia michoacana, y el cartel de la sierra, que son organizaciones criminales que según experto operan en guerrero destaca el hecho que el obispo habría denunciado los vínculos con el narcotráfico con la alcaldesa de Chilpancingo, y todo ese contexto nos hace dudar acerca de si realmente se trato de un secuestro exprés no sería la primera ocasión en que el crimen organizado amenazan a miembros de la iglesia que utilizan su posición como líderes espirituales que defienden a la población y tratar de pacificar el territorio.

 

Lo primero y más importante es sin duda que mejore la salud del obispo y después escuchar sus declaraciones podría ser una vez más la iglesia, está siendo víctima de narco ataques por intentar ganar la paz que el estado no puede ofrecer ni garantizar cuando es su deber y obligación.