Algo no debió salir como él esperaba en el debate del domingo porque el Presidente AMLO, permaneció el martes haciendo feo en su mañanera contra todo lo que se movía porque, si su candidata Morenista Claudia Sheinbaum, hubiese logrado una victoria clara sobre la opositora Xóchitl Gálvez, el mandatario estaría sonriente fresco, o como él se jacta con frecuencia, feliz, feliz, pero no fue así, criticó el formato del debate y por ende al INE.

 

Porque, dijo que el diseño no permitía que se luciera ninguna acción positiva de su gobierno ¿desde cuándo un debate entre candidatos es tierra fértil para encender incienso al presidente en turno? seguramente no le gusto que Claudia Sheinbaum, no hiciera la tarea, peor aún se quejó de los moderadores que eligieron las preguntas y en especial censuró a la periodista Denise Maerker, lo que lo llevó a acabar por cuestionar a Televisa y a Tv Azteca, quien trae conflicto abierto con las televisoras, el inquilino de Palacio Nacional abrió fuego contra Estados Unidos y Canadá.

 

Para despejar dudas paso a decir que los comunicados de los gobiernos de Estados Unidos y Canadá, eran antiguos censurando que actuaban bajo los principios de la llamada Doctrina Monroe, la que reclama América, para los americanos y el mandatario mexicano desafío al mismo presidente Joe Biden, para que fuera más claro en su condena contra el gobierno Ecuatoriano.

 

Ya en territorio norteamericano el presidente Andrés Manuel López Obrador, arremetió contra la DEA acusándola de propiciar una campaña de propaganda mediática en su contra y censuró al New York Times, por ser de los medios que dice él se prestan para difundir esas campañas como lo dice con frecuencia del Wall Street Journal el Washington Post, del The Guardian, no tolera que lo cuestionen ni con el mínimo de un comentario, al invocar la Independencia y la Soberanía de México, porque recordó que no somos colonia de nadie volvió sobre la amenaza de que con sus pronunciamientos y denuncias influirá sobre los mexicanos que residen en Estados Unidos, cuando emitan su voto el próximo noviembre.

 

Lo que vemos es el pobre espectáculo de una exaltación en la figura de un jefe de estado que aceleradamente va perdiendo su poder un poder que se resiste a ceder y que ante el menor asomo de que las cosas no suceden como las tiene planeadas, estalla en cólera, el presidente está enojado furioso porque ya no es él quién controla ni la agenda, ni la narrativa pasó de la ofensiva a la defensiva y eso lo irrita, que se cuide la candidata Claudia Sheinbaum, del mal humor que trae su jefe de Palacio Nacional.