Se acabó el tiempo de Armando Garza Sada al frente del Grupo Alfa. El Consejo de anunció ayer, a la Bolsa Mexicana, su salida de la presidencia después de 12 años al frente de la corporación regiomontana.

 

Se manejó como un retiro “por la edad”, como una “transición pacífica” que se detonó el martes 26 de septiembre y que deberá consumarse el próximo año marzo en la Asamblea Anual de Accionistas.

 

Esas explicaciones son, si acaso, el motivo para esconder la petición de los más influyentes grupos de accionistas que vienen demandando, en los últimos diez años, el cambio de una presidencia que vino acelerando sus tropiezos a partir del 2019, con un muy elevado costo para sus accionistas.

 

Tres son las causas principales para promover su salida.

 

Primero, los reiterados desaciertos en inversiones, que superan los dos mil millones de dólares en pérdidas.

 

Dos, la renuencia para acelerar la escisión de las distintas filiales a fin de darle a cada unidad su real valor de mercado.

 

Tres, el desacuerdo de amplios bloques de accionistas sobre el tiempo que la presidencia le dedicaba a asuntos políticos no productivos, en una empresa caracterizada históricamente por no asumir posiciones partidistas.

 

La historia de este gobierno corporativo se caracterizó por una enorme pérdida de valor en el precio de la acción y un estilo personal que reclama una gobernanza menos soberbia, menos autosuficiente, más humilde, que acelere una reingeniería que le ayude al grupo Alfa, y a sus empresas, a recuperar la posición perdida.

 

Para quien lo dude, baste recordar la cadena de desaciertos que, bajo la presidencia de Armando Garza, colocaron a grupo Alfa contra la pared y que le obligaron a reconocer cuantiosas pérdidas contables.

 

Un gran descalabro fue el que sufrió nemak, al destinar fuertes inversiones sin una visión estratégica, en los momentos en que debía sumar su producción a las nuevas tendencias mundiales de automotores eléctricos.

 

El dinero se fue a fortalecer la fabricación de cabezas de motor de combustión interna que vienen en caída. El estimado de ese descalabro es de 3 mil millones de dólares, que es el valor que Nemak, perdió desde que se escindió de Alfa.

 

Los desaciertos también incluyen el aplazamiento en la venta de sus espacios corporativos tal como en sus momentos de crisis lo hicieron Cydsa y Vitro lo que les habría significado monetizar ingresos por 250 millones de dólares.

 

Ni qué decir de las pérdidas en las operaciones del grupo en Italia y Benelux, que se estiman ya en valor negativo de capital. Y, finalmente, la caída en la credibilidad sobre la habilidad del cuerpo directivo de grupo Alfa para sostener, entre 2015 y 2023, el valor de mercado de su acción, una vez que decidieron separar las distintas partes, lo que de acuerdo a los analistas se habría traducido en una pérdida de valor de 1.5 mil millones de dólares.

 

Esas son solo las pérdidas contables, falta cuantificar en medio de splits y escisiones la enorme pérdida de valor del total de las acciones del conglomerado, que de ser aprobado por la asamblea será presidido por Álvaro Fernández, el actual director general.

 

En la operación de salida, también existen los reclamos de cómo el presidente saliente de Alfa se entregó en el sexenio de Enrique Peña Nieto, a cultivar la amistad del Secretario de Hacienda, Luis Videgaray.

 

Buscaba posiciones en las rondas energéticas, nada consiguió. Y más recientemente abundan los cuestionamientos sobre su cercana relación con la candidata Morenista Claudia Sheinbaum, a quien ya le organizó dos cenas, una en su departamento de la Ciudad de México y otra en su residencia de Monterrey.

 

Para los más importantes analistas, el cambio de Armando Garza Sada, se da al menos 8 años tarde. Pero como siempre será preferible el “más vale tarde que nunca”, hoy las esperanzas de un golpe de timón están puestas en quienes asumirán, en marzo, el mando de una corporación que está obligada a recuperar su rol de gran jugador global.

 

La tarde de martes, grupo Alfa envió un comunicado a la Bolsa Mexicana de Valores en el que anunciaba, por ser un hecho relevante, la decisión de su Consejo de administración se inicia con la transición para poner fin a Armando Garza Sada.