Reapareció el presidente Andrés Manuel, después de su desmayo que lo obligó a suspender su gira por Yucatán, y ausentarse de sus actividades por casi tres días, con un elaborado vídeo el mejor que le han producido en los tres episodios de COVID que ya registra, el inquilino de palacio nacional admitió que se le cerraron los ojos en un evento con militares, el mismo lo definió como un “desmayo transitorio”, también reconoció que se le bajo mucho la presión sanguínea y que fue trasladado a la ciudad de México en ambulancia aérea pero no en camilla.

 

La primera reacción al video presidencial es bueno, no paso a mayores, el episodio presidencial  de salud en  Mérida, fue más daño el que generó a la presidencia la incompetencia de su círculo de colaboradores, que con informaciones contradictorias, primero y después con silencios le dieron fuerza a la ola de rumores y especulaciones sobre lo que de verdad le paso al mandatario, la segunda reacción al vídeo presidencial es ¿por qué si el presidente se ve tan bien, lúcido, tan articulado y explicativo, no lanzó antes el lunes o martes esta prueba de vida para frenar en seco la zozobra política que generó su desaparición absoluta de la escena pública? De hecho, de los tres vídeos de COVID producidos en los pasillos de palacio nacional el de ayer es el más profesional, el que tiene más producción, el más elaborado, porque le permite al mandatario disertar sobre la muerte, sobre los tiempos de zopilotes, y sobre don Francisco I. Madero y la traición.

 

Al particular estilo de Epigmenio Producciones, el presidente Andrés Manuel, graba de diferentes formas con cortes para aparecer en lo mismo en un corredor de palacio, que, en una de las salas, la de la traición.

 

Pareciera que ante la gravedad que se sospechó por su desaparición el presidente Andrés Manuel, hubiese querido palpar los sentimientos de la nación en tres días sin su presidente, y se dio cuenta de que se enfrentó a tiempos de zopilotes de auras, que circulan un cadáver de la presa cuyos restos acabarán por devorar, el presidente debió identifica a los zopilotes, sino también a los gavilanes, que quisieron robar cámara y poder a las urracas que solo hacen ruido inútil y las palomas, que guardaron lealtad institucional,  el mensaje emitido en la intendencia de la traición a Francisco I Madero, fue sin duda para aquellos neoliberales, dispuestos no solo a entregarse al imperio extranjero para darle la espalda a su presidente, sino asesinarlo como a Madero.

 

Curioso que en estos tres días en las que todos los mexicanos estábamos pendientes de la desaparición presidencial, él Congreso Federal, dé mayoría Morenista, se despachaba con la cuchara grande con la aprobación rápida, de siete iniciativas cruciales muchas de ellas que ni siquiera fueron leídas, mucho menos debatidas, esto si sería traición al pueblo.

 

 A si se incluyeron la extinción del INSABI, la entrega del Tren Maya al ejército, la militarización del espacio aéreo mexicano, la entrega del 80 por ciento de los recursos recaudados por impuestos al turismo, la reforma administrativa, para que el instituto para devolverle al pueblo lo robado pueda vender bienes nacionales, con menor escrutinio así como la desaparición del CONACYT, y la concentración de todas las cuentas públicas en la secretaria de la función pública, con excepción de las de defensa y marina, ojalá que el desmayo mañoso el de Mérida y sus secuelas de sospechosos silencios, que escondieron al presidente López Obrador, se puede pensar que ha sido un premeditado distractor para que la discusión nacional se centrará en la salud del presidente.

 

 Y, no en la traición de lo que, atropellada y urgentemente se aprobó, a espaldas dela opinión pública, en rápido en la cámara de diputados federales.