Este año nuevo 2023 que apenas inicia presagia que será un año fuerte de crisis política económica y de seguridad, que no terminará sin que veamos reacomodos importantes en el panorama nacional.

 

No habían transcurrido los primeros dos días del nuevo año, cuando el presidente AMLO recibió otra derrota política para su gobierno de la 4T, en su intención de colocar a un ministro o ministra afín a sus intereses se topó chueco, cuando a la ministra Yasmín Esquivel, le descubrieron el presunto plagio en su tesis para graduarse como abogada en la UNAM.

 

En un acto de autonomía, la UNAM sentenció y la ministra se vuelve inelegible, pero lejos de que otra simpatizante morenista como Loretta Ortiz se afianzara, la mayoría de los ministros y ministras de la SCJN, le dieron su voto de confianza a la ministra Lucia Piña, quien fue la integrante que más dura que le dio los revés más fuerte, en los primeros cuatro años al gobierno de la 4T. Esto fortalece la independencia entre los poderes.

 

para refrendar con quién estaban los miembros del máximo tribunal judicial del país, el segundo lugar en votaciones fue para el ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz Men, pocos secundaron la otra opción a modo, por el presidente López Obrador.

 

Lo trascendente fue que, a la mayoría de los ministros y ministras de la SCJN, no les tembló la mano para ponerle un hasta aquí a los intentos de intromisión del presidente.

 

Esto tendrá sus consecuencias en el año 2023 y en la antesala del crucial 2024.

 

No tengan la menor duda de que el inquilino de palacio nacional radicalizará todavía más sus posiciones políticas, sobre todo después de que la Suprema Corte, ya se refrendó ayer como el muro de contención a sus caprichos.

 

Basta que el mandatario quiera, tocar al INE, para que el caso se vaya a litigio en el máximo tribunal judicial, en donde ya confirmamos que sí hay autonomía.

 

Si a esa derrota del cabildeo presidencial se le suman las dos más, en el poder legislativo la Ley Eléctrica y la Ley Electoral, que obligó a un plan alterno B que indiscutiblemente se definirá en la suprema corte, podemos afirmar qué mal comienza el año para el presidente.

 

A esos fracasos de sus estrategias para afianzarse en el poder hay que sumar el que su corcholata favorita, Claudia Sheinbaum, no las trae todas consigo. Su popularidad va disminuyendo y las críticas a sus actos de campaña anticipados son cuestionadas aún dentro de su propio partido, Morena.

 

Como si el panorama político 2023 no se pronosticaba tormentoso para la 4T, habrá que sumar los nubarrones globales en el terreno de lo económico, en donde por más que se niegue, la recesión asoma ya su rostro con mayor intensidad.

 

Por más austeridad franciscana que se diga, la ola inflacionaria mundial, aunada a la desaceleración en la producción de los Estados Unidos, nuestro principal socio obligará tan pronto como en el primer trimestre a replantear la asignación del Gasto Público.

 

El imparable aumento en las tasas de interés a nivel mundial obligará al gobierno a destinar mayores flujos de por sí ya escasos a pagar los intereses de la deuda, tanto interna como externa.

 

Y eso será a costa de cerrarle la llave a los gastos de infraestructura, las asignaciones a los Estados y Municipios, o a darle otro apretón más al gasto corriente. Todo, menos sacrificar los programas del Bienestar porque la sucesión presidencial 2024 está a la vuelta de la esquina.

 

si los nubarrones políticos y económicos fueran pocos en el nuevo 2023, la semana próxima arrancamos con la reunión oficial en México de los presidentes Joe Biden y Justin Trudeau con el inquilino de Palacio Nacional. Y no es una visita de turismo mediático.

 

El ajuste de cuentas geopolítico que Estados Unidos y Canadá le aplicarán al gobierno de la 4T,viene copeteado en migración, drogas, seguridad, energía y alimentación, poco margen de negociación, hoy con la captura de Ovidio Guzmán, por parte de las fuerzas federales, marcará una nueva dinámica en la política nacional.

 

No hay que olvidar que los demócratas también se juegan en 2024, la reelección de Joe Biden y todo lo que tiene que ver con la llamada Agenda México está en el tope de las prioridades a atacar.

 

Por eso pronosticamos que el 2023, viene bien cargado de negros nubarrones. Porque si los próximos 12 meses no se manejan con cautela desde la imparcialidad que se le exige a un Jefe de Estado, lo que viviremos en 2024 serán huracanes de pronóstico reservado.