El 24 de febrero de 2022 el mundo despertó con la noticia de la invasión rusa a territorio ucraniano. Desde aquellos días hasta la fecha nos encontramos frente a una marea intermitente de información sobre la guerra. Escuchamos los discursos del presidente Zelensky disfrazado de militar, los del primer ministro Boris Johnson en el parlamento, los del presidente Biden en la Casa Blanca y los de Vladimir Putin en el Kremlin. La información en tiempos de guerra siempre está cargada de una dosis de propaganda ideológica y cada una de las partes trata de repetir y saturar su mensaje hasta imponerlo como una realidad, eso es parte de la estrategia y en la mayoría de ocasiones provoca que sea tremendamente confuso entender un conflicto. Todos dicen tener la razón, todos argumentan que su verdad es la superior, todos, absolutamente todos, aseguran que serán los triunfadores. En este punto recuerdo lo que se decía sobre Churchill y sus discursos durante la Segunda Guerra Mundial. “Movilizó la lengua inglesa y la llevó al campo de batalla”.

 

Estamos expuestos a una saturación de noticias, de mentiras, de calumnias, de falsas promesas, de amenazas y de victorias o derrotas prematuras. El conflicto entre Rusia y Ucrania expone lo peor y lo mejor de nuestros tiempos. Polos opuestos, el camino desolador y triste que deja la violencia a su paso y las muestras de afecto, camaradería y solidaridad más inspiradoras y conmovedoras de nuestra época. Todas estas emociones se pueden comunicar de diversas maneras, algunas más efectivas y emotivas que otras, pero todas tienen eco en aquellos que observan atentos.

 

Desde los primeros días de la invasión rusa a Ucrania el presidente Zelensky demostró su habilidad para comunicar su mensaje de unidad y lucha, habilidad que comparte con su esposa Olena Zelenska. Ya sea hablando frente al Congreso de Estados Unidos o presentando la situación humanitaria que vive su país, la exposición mediática de la primera dama es exitosa. En los últimos días el texto y las fotografías publicadas en la revista Vogue han causado polémica y han despertado diversos sentimientos y comenzado diferentes debates. Portrait of Bravery: Ukraine’s First Lady, Olena Zelenska puede resultar para algunos como un conflicto ético, como una herramienta superficial para exponer un conflicto, un acto frívolo e incluso publicidad personal, pero tiene un objetivo específico: exponer y distribuir un discurso. Puede que el mensajero sea cuestionable, pero de una portada de Zelensky en Time a una portada de Zelenska en Vogue solamente nos separan unos pasos. La exposición mediática cumple con su objetivo, cubrir un segmento, profundizar un tema y exponer una realidad, la realidad de Olena Zelenska y la de otros ucranianos que podrían identificarse. Las imágenes y las palabras en tiempos de guerra importan e importan mucho, por lo que nada está de más y tampoco nada puede sobrar. Puede que algunos ojos vean lo de Vogue como un fiasco en la comunicación, pero otros encontrarán esa disonancia cognitiva de aquella Ucrania que se encuentra recolectando las cenizas del pasado y aquella que se encuentra en bombardeo.