Un grupo de astrofísicos, integrado en su mayoría por investigadores del Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE) y de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM),  detectó con el Gran Telescopio Milimétrico Alfonso Serrano (GTM), un viento de gas molecular frio en una galaxia similar a la Vía Láctea.

 

Los datos obtenidos con el espectrógrafo del GTM Redshift Search Receiver (RSR) desarrollado por la Universidad de Massachusetts (UMass), revelan que los vientos detectados en rayos X coexisten con la salida, a gran velocidad, de gas molecular denso y frío, que emite en ondas milimétricas y que es trazado por la molécula de monóxido de carbono (CO). Estos resultados han sido reportados en un artículo publicado recientemente en la prestigiosa revista Astrophysical Journal Letters.

 

Debido a los datos en rayos X obtenidos con el satélite XMM Newton de la Agencia Espacial Europea, hace dos años se reportó que este mismo objeto, llamado IRAS 17020+4544, presentaba vientos ultra rápidos constituidos por gas ionizado de alta temperatura moviéndose a velocidades subrelativistas (30,000 km/s).

 

Dichos vientos son característicos de agujeros negros supermasivos ubicados en núcleos activos de galaxias muy luminosos (cuásares). La actividad de estas galaxias procede de la energía liberada en los procesos de acreción de un gas distribuido en un disco alrededor del agujero negro. Sin embargo, aunque IRAS 17020+4544 hospeda un núcleo galáctico activo, es una galaxia menos brillante que los cuásares.

 

En entrevista, Anna Lia Longinotti, investigadora del INAOE y líder de esta investigación, comenta que el gas detectado por el GTM se localiza en regiones distantes dentro de la misma galaxia progenitora, entre 2,000 y 20,000 años luz de distancia al núcleo activo, mientras que el viento en rayos X está localizado mucho más cerca del agujero negro, es decir, en el corazón de la galaxia activa a escalas inferiores a milésimas de año luz.

 

La investigadora subrayó que “la razón científica para observar el gas molecular es porque se sospecha que hay una conexión entre el viento ultra rápido que se origina en el disco de acreción y los vientos que se originan en regiones mucho más externas de la galaxia, donde se encuentra el gas molecular”.

 

El viento que se origina en el disco de acreción, y que se observa en rayos X, es expulsado con una cierta cantidad de energía y “fuerza” y las mantiene mientras va barriendo la galaxia, “por las mediciones que realizamos parece que el viento molecular ha conservado la energía que tenía de origen cuando fue lanzado del disco de acreción. Entonces, esta conexión parece indicar que el comportamiento del agujero negro tiene un efecto sobre el gas distribuido a escalas mucho más grandes en la galaxia huésped y por lo tanto es capaz de regular la formación estelar de las galaxias y determinar su evolución.”

 

Longinotti expresó que, IRAS 17020+4544 ha revelado muchos resultados inesperados y que se seguirá estudiando en distintas longitudes de onda.

 

Finalmente, destacó que el GTM, ya con 50 metros de diámetro y la nueva instrumentación que se está instalando en el telescopio, es el observatorio ideal para detectar este tipo de vientos en otras galaxias. “Si quieres hacer un estudio más profundo, tienes que utilizar un interferómetro que permita ver las dimensiones del viento, su geometría y distribución espacial, pero el GTM será fundamental a la hora de descubrir nuevos vientos y así llegar a esclarecer la naturaleza del fenómeno de la retroalimentación cósmica  y su rol en la evolución de galaxias”.