Para finales de este 2024, el costo elevará 3 mil pesos en comparación con el año pasado

 

(Alba Espejel) La siembra de maíz en el territorio poblano suele empezar en marzo, sin embargo, por la falta de lluvias, el suelo se secó drásticamente y para este 2024 el proceso se retrasó casi un mes. Los que se aventuraron a sembrar con estas condiciones, reportaron que sólo el 50 por ciento de su producto salió a flote, lo que tendrá consecuencias económicas a partir de octubre-diciembre.

 

El año pasado, también por las sequías, los productores reportaron bajas en la producción y en el 2023 una tonelada de maíz llegó a costar 9 mil pesos, para finales de este 2024, prevén que el costo elevará a los 12 mil o 13 mil pesos, esto se debe a que la producción será insuficiente para satisfacer la demanda, la oferta disminuirá y los precios elevarán debido a la competencia.

 

Hay que mencionar que año con año, la producción de maíz ha ido a la baja en todo el estado, en 2021 se registraron 195 mil 550 toneladas, en 2022 fueron 150 mil 399 y el 2023 cerró con 126 mil 793. Esta situación hace pensar a los productores que este año culminara con un aproximado de 90 mil toneladas, aunque solo son estimaciones y tienen que esperar a finales de año para ver la realidad.

 

Falta de maíz y giro en el campo, lo que se avecina

 

En este material, los entrevistados compartirán las afectaciones que los cultivos de maíz registraron por la escasez de lluvia y también explicarán las posibles consecuencias que se avecinan en el territorio a falta del producto, entre ellas, el aumento del precio y el posible cambio de giro en el campo, como sembrar frijol, que es más resistente a las actuales temperaturas.

 

Alberto Vargas Vélez, productor de la zona de Ciudad Serdán, explicó que el maíz es una de las plantas más importantes en la agricultura mexicana, tanto a nivel económico como cultural. No obstante, por las sequías que se han registrado, hay varias afectaciones en los cultivos.

 

El maíz es un producto resistente, pero el calor lo hace sensible y puede generarle estrés. Las altas temperaturas hacen que la calidad del maíz baje, disminuya su tamaño, su peso y hasta el contenido de sus nutrientes.

 

Otro punto es que los calores extremos pueden incrementar la incidencia de plagas o enfermedades que atacan al maíz, como la araña roja, este insecto se presenta cuando hay calor extremo. Otro con menos presencia es el gusano cogollero y las enfermedades fúngicas.

 

Agregó que las temperaturas arriba de los 30 grados dan como resultado escasez del agua, ya que aumenta la evaporación del líquido desde del suelo, lo que puede dar como resultado un crecimiento lento.

 

El cultivo se retrasó, siempre empieza en marzo o más tardar a mediados, pero como no hubo lluvias y en cambio sí mucho calor, los productores estuvimos esperando que lloviera. Los que se animaron a sembrar, es decir, que la semilla cayó en seco, no germinó y las siembras se lograron en un 50-60 por ciento del 100 que se tenía contemplado comentó

 

Ante este contexto, estima que, en octubre, noviembre y diciembre, que es cuando saldrá la cosecha actual, se verán los estragos económicos, ya que, al no haber tanto producto, se disparará su precio, aumentando casi 3 mil pesos por tonelada.

 

“Mi sugerencia para las autoridades es que den pláticas o asesorías para prevenir a todos los productores ante los cambios de temperatura tan drásticos, que los enseñen a albergar el agua y que detengan la tala clandestina, esto también provoca que exista menos agua y que tarde más tiempo en crecer el producto”, concluyó.

 

Tonelada de maíz podría alcanzar los 13 mil pesos

 

Rodrigo Aveldaño Salazar, quien tiene 53 años trabajando con cultivos de maíz y fue director agrícola del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales y Agropecuarias (INIFAP), confirmó que el precio del maíz está en camino de experimentar un alza significativa en los próximos meses debido a los efectos del calor extremo.

 

Esta disminución en la producción está generando preocupaciones sobre el suministro futuro del producto, especialmente en sectores que dependen en gran medida del ingrediente básico, como la industria alimentaria y ganadera. Se espera que los costos de los derivados del maíz (alimentos procesados y comida para animales), también aumenten.

 

En el 2023, el precio por tonelada de maíz alcanzó los 9 mil pesos, marcando un punto de referencia preocupante para la industria agrícola. Sin embargo, las expectativas actuales indican que este costo se elevará significativamente, con estimaciones que sugieren que, para finales del 2024, el precio podría situarse entre los 12 mil y 13 mil pesos por tonelada.

 

Los consumidores también sentirán el impacto de este aumento, ya que es un ingrediente fundamental en una amplia gama de productos alimenticios. Se espera que los costos adicionales se trasladen a los productos finales que se pueden encontrar en los mercados o tiendas de conveniencia.

 

En suma, hay riesgo de que agricultores en regiones clave como el Valle de Tehuacán, Sierra Norte, Valle de Serdán y Valle de Atlixco, estén considerando cambiar de cultivos hacia alternativas más resistentes a las altas temperaturas, como el frijol. Esta medida está motivada por la necesidad de adaptarse. “Los agricultores podrían considerar alternativas de cultivo más rentables”, expuso.

 

Su sugerencia a las autoridades es atender las consecuencias del cambio climático y trabajar hacia el futuro, ya que, en su opinión, la situación no se ve clara para próximos meses. “Se deben buscar nuevas innovaciones tecnológicas en donde se aproveche al máximo el agua que cae y usar menos agroquímicos, más agricultura sustentable”, finalizó.

 

Agricultores buscan alternativas

 

Pablo Juárez Altamirano, maicero de la región Tlachichuca-Serdán, dio a conocer algunas estrategias que están adoptando los productores ante el calor extremo, como implementar técnicas de agricultura orgánica sin químicos, ya que esto daña menos la tierra y absorbe más agua.

 

Asimismo, la rotación de cultivos con variedades más resistentes al calor, como el frijol o cualquier otra leguminosa, que complementan la producción de maíz y reducen la dependencia de un solo cultivo.

 

Por último, han mejorado la infraestructura de riego con “acolchados” y “riego por goteo”, en donde cubren el suelo con plástico para mantener niveles adecuados de humedad durante períodos de calor extremo. Su sugerencia es que las autoridades los escuchen, entiendan sus necesidades y que los acompañen al campo para que puedan explicarles lo que ocurre en cada zona.

 

“Estamos a la buena de Dios, esperando lo que venga, ya que el clima no lo podemos controlar y nosotros somos temporales. Es una consecuencia global del cambio climático y hay muchas autoridades que saben mucho, pero sólo han estado en escritorio, los invitamos a que nos visiten, entiendan la situación y juntos busquemos alternativas para que nuestros productos prosperen”, remató.

 

Para concluir, Luis Andrés Cabrera Mauleón, profesor de la Facultad de Ingeniería en Agronomía de la UPAEP, confirmó que la producción por toneladas ha ido a la baja anualmente y que esto tiene que ver con la falta de lluvias. Explicó que no se puede tener una cifra concreta de las pérdidas económicas que generará esta baja, pero definitivamente afectará los bolsillos de los productores y de los compradores de maíz. Del 2021 al 2023 la producción del grano se redujo en un 38.4 por ciento y la tendencia parece continuar para este 2024.