El arqueólogo hizo un recuento de las intervenciones de la Madre de Dios ante epidemias en el país

“Qué más hemos de menester que la protección de la Virgen de Guadalupe… ella ha sido, es y será por siempre nuestra protectora contra las epidemias y contra todo mal que aqueja a los mexicanos”, señaló Eduardo Merlo en su conferencia “La presencia de la Virgen María en medio de las epidemias”.

>El arqueólogo comenzó dando alusión a la Virgen de la Defensa, protectora contra la epidemias, quien dio su primer milagro en su ermita del cerro Pinal el 30 de agosto de 1643 cuando Juan de Palafox la vistó para pedir su intercesión contra el tabardillo pinto.

Posteriormente, en Puebla, a principios del siglo XIX y ante un brote de viruela, se l le pidió al arquitecto Manzo que pusiera en los altares laterales de la capilla de los reyes, alusiones a la Virgen de la Defensa, “De la peste, la guerra y el hambre líbranos Señora de la Defensa”.

A mediados del siglo XIX surgió la gripe española en la capital poblana y Don Ramón Ibarra y González pidió que se encomendara a la Virgen de la Defensa y reavivara el patrocinio sobre Puebla.

Contextualizó que en España la Virgen de Guadalupe es patrona antigua de las epidemias. Esta imagen, cuenta la leyenda, fue realizada por el evangelista San Lucas y a lo largo de los años pasó por distintos lugares hasta que en el 590, estando en Roma, el Papa San Gregorio Magno la llevó en procesión solicitando su intercesión para dar fin a una epidemia.

En cuanto a México se refiere, un esclavo negro que venía con Pánfilo de Narváez, de nombre Lorencillo, venía contagiado de viruela y es quien provoca la epidemia entre los indígenas, ellos le ponen el nombre de matlazahuatl. En 1531, tras un segundo brote de matlazahuatl, la Virgen de Guadalupe hace su aparición en tierras aztecas y realiza el milagro de curar precisamente de esta enfermedad a Juan Bernardino, tío de San Juan Diego.

La aparición de la “Morenita del Tepeyac” hace que los indígenas busquen el refugio en ella y construyen la primera ermita, improvisada, el 26 de diciembre de ese mismo año. Tras la aparición de la Virgen disminuyó y cesó la epidemia de matlazahuatl.

En los años de 1559 y 1599 surgieron el cocolixtli y el tlatlacistle. La del segundo, venía acompañada por una sequía que provocó que los estudiantes de la Real y Pontificia Universidad de México realizarán una procesión (por lo que hoy es Calz. De los Misterios) para llegar al Santuario de la Virgen de Guadalupe. Tras el rezo del Rosario y la asistencia a Misa, se soltó una gran lluvia y la peste cesó en poco tiempo.

Para 1629 el cocolixtli regresó, ahora acompañado por inundaciones. El 25 de septiembre de ese año la imagen de la Virgen salió en procesión, arriba de una canoa, para recorrer las calles de la ciudad hasta llegar a Catedral. Ahí se mantuvo durante 5 años mientras las inundaciones y la epidemia comenzaron a bajar.

En 1648 el padre Miguel Sánchez dio a conocer el primer libro en español sobre la Virgen de Guadalupe, lo que ayudó a conocer la historia de la Morenita del Tepeyac.

Una nueva epidemia azotó el altiplano central en 1736; ésta surgió por obreros de Tacuba, pasando a la ciudad de México y con alcance hasta Chihuahua. Tan solo en la capital murieron 40 mil personas.

Con la evidente tragedia, el cabildo civil propuso y exigió al Virrey, Juan Antonio de Vizarrón y Eguiarreta, que nombrara a la Virgen de Guadalupe como patrona de la Ciudad de México y posteriormente de toda la Nueva España. El 27 de abril de 1737 se da este nombramiento y con ello la peste empezó a cesar.