Se llevó a cabo una presentación de los Huehues Gracejos de Quecholac y una exhibición de máscaras, textiles y figuras alusivas a esta tradición

 

Este grupo busca recuperar y preservar la tradición de la danza de los huehues en una zona como Quecholac, la cual en los últimos años se ha visto marcada por la presencia del huachicol, mencionó Isabel Fernández Vega

 

El pasado 25 de febrero se llevó a cabo el Carnaval 2020 en la IBERO Puebla. Estuvieron presentes los Huehues Gracejos de Quecholac con una exhibición de su danza y la inauguración de la exposición alusiva a los huehues con máscaras, textiles y figuras, la cual se encuentra en la Lonja Xavier Cacho S.J.

 

La palabra huehue es de origen nahua y se traduce al español como anciano sabio; los huehues eran a quienes se les consideraba personas de gran peso en la organización social mesoamericana. Con la llegada de los españoles su presencia se asoció a los rituales cristianos siendo de mayor importancia aquellos celebrados alrededor de la Semana Santa. Por este motivo fueron asimilados al contexto de occidental del carnaval, que se celebra un fin de semana antes del Miércoles de Ceniza. Este día que marca el inicio de la cuaresma, comentó Alfredo Cruz Colín, Responsable de IBERO Talleres y organizador del evento.

 

En entrevista con Contratiempo, Isabel Fernández Vega, cofundadora del grupo los Huehues Gracejos de Quecholac, comentó que éste fue fundado por Jaime Trujillo Medina, quien además de buscar recuperar la tradición dancística de su natal Quecholac también se interesó en los orígenes y el significado de la danza. Esto resultado de una investigación profunda que les permitió preservar el vestuario original que se había perdido y modernizado con el paso de los años, junto con los pasos originales y los versos mencionados al final de la danza.

 

El vestuario de un Gracejo consta de una máscara con cuernos barba y/o bigote, que representa rostros de ancianos. Es un tributo a sus ancestros, portan un bastón en forma de serpiente como homenaje a los dioses del agua y el chirrión, también conocido como chicote o cuata que genera un sonido de rayo, este último es un elemento en común utilizado por todas las cuadrillas de huehues que sirve para pedir lluvias, buena siembra y por lo tato buena cosecha.

 

Los gracejos portan también una piel de animal o animales disecados, como pueden ser los cacomixtles, zorrillos o tlacuaches en sus vestuarios, pues anteriormente se creía que el mal olor que despedía esta piel alejaba a los malos espíritus.

 

La danza de los Gracejos originalmente tenía lugar dos veces al año, la primera en el carnaval cercano a Semana Santa que coincide con la fecha de siembra, y la segunda en noviembre cuando se recogía la cosecha y se ofrecía como ofrenda en el altar de sus ancestros.

 

Esta danza es en sí un tributo a los ancestros, quienes son los intermediarios entre los dioses y los humanos.

 

Actualmente los gracejos además de bailar en el carnaval también lo hacen en fiestas patronales o distintas conmemoraciones de barrios aledaños a la zona de Quecholac.

 

El grupo de danza de los Gracejos de Quecholac cuenta con 25 integrantes, participan entre ellos niños de siete años hasta señores de 40 años o más, mencionó Fernández Vega. Además, enfatizó que este grupo es un medio de acercamiento cultural para la población, y es un pasatiempo sano, que ayuda al tejido social en una zona coludida por el huachicol.

 

Texto: Ana Itzel Roque Garcia

 

Fotos: Jorge Rodríguez Arellano

 

Contratiempo, periódico estudiantil