Se rompió gratamente la formalidad, lo académico de los conciertos habituales de la orquesta y aquello fue una fiesta.

 

Asistimos el pasado 3 de diciembre de 2023 al brillante concierto de la Única Internacional Sonora Santanera y la Orquesta Filarmónica de la UNAM (OFUNAM) dirigida por Iván López Reynoso, una gozada, pura alegría, calidad y diversión.

 

Tuve el honor de conocer a quien descubrió a la agrupación, José Jesús Hinojosa (1928 – 2005), lo entrevisté entonces, con motivo de la Sonora Santanera y nos contó que:

 

“En 1960, fuimos al teatro “Follies Berger” que dirigía Palillo (Jesús Martínez Rentería) a ver el show “La Violetera”, una parodia cómica que hacían cinco comediantes; al terminar apareció una orquesta llamada Tropical Santanera e interpretaron entre otras, la melodía “Humo”. Yo trabajaba entonces como promotor de radio en Discos Columbia, que después se convirtió en CBS (Columbia Broadcasting System) y luego en Sony. Tres días después me nombran director artístico de la disquera. Lo primero que hice fue acudir al Follies a buscar a la orquesta para contratarlos, pero la noche anterior había terminado su contrato. Hablé con Palillo y me comentó que el grupo se había disuelto, luego de su última función. Me fui entonces al “Tariácuri” de las calles de San Cosme y le conté a su dueño, mi amigo Norberto Mendoza, que no había podido encontrar a la agrupación; ahí se encontraba el compositor Homero Aguilar, quien se unió a la plática y se comprometió a reunirlos, los conocía muy bien pues su hermano Héctor tocaba la guitarra con ellos. Homero Aguilar los buscó y efectivamente, el grupo ya estaba desintegrado, los dos hermanos se dieron a la tarea de reunirlos y el 5 de abril de 1960 se presentaron en mi oficina Homero Aguilar y la Tropical Santanera para hacer una prueba, les pedí que tocaran “Humo” lo hicieron y les dije: contratados. (Firmamos el contrato y desde entonces se considera el 5 de Abril como el cumpleaños de la Sonora Santanera) Se retiraron los músicos y me quedé con Carlos Colorado y Juan Bustos. Les pedí dos cosas: que se cambiaran el nombre por “Sonora Santanera” y que añadieran al grupo un piano, concretamente a Toño Casas Sánchez, a quien había escuchado en un hotel del centro; ahí tocaba él solo y me gustó mucho su estilo tropical, me pareció que encajaría muy bien en la agrupación; accedieron a regañadientes. Carlos Colorado ya no quería ser el director del grupo, pero yo insistí: usted debe ser porque formó el grupo y porque hace los arreglos y necesitamos en la dirección un buen músico y arreglista. Les entregué la partitura de la canción cubana “La Boa”, no tenía autor e insistí que la registrara Carlos Lico quien ya la habían grabado con el grupo “Los Pao”, pero la canción no había pegado. A mí no me gustaba una frase lépera que decía “Este es el muñeco de alambre, de alambre y el que no lo baile que chingue a su…” se la quitamos y en su lugar pusimos: “Ya los locutores, lo saben, lo saben. Y los Ingenieros, lo saben, lo saben” etc y a Rudy Montiel se le ocurrió rematar con “Y la Santanera, no sabe, no sabe” ahí estaba naciendo La Sonora Santanera de la que fui por once años, director artístico, incluso me grabaron algunos temas de mi autoría, como “Nunca digas que te quise” y “Me chiveo”. Salió el primer sencillo de la Sonora Santanera que contenía La Boa, mandé a hacer diez veces más, la cantidad de copias que normalmente se hacían y el gerente de ventas, el señor Fred Spilberguer me mandó llamar para reprenderme, le dije: ¡si en dos meses no se han vendido, renuncio! Antes de dos semanas, estábamos maquilando más copias, se vendió como pan caliente en USA, México y Sudamérica”

 

“Otra de las innovaciones fue añadir al grupo a Sonia López, ella cantaba ranchero y tuvimos que trabajar mucho para quitarle el sonsonete del ranchero; se integró a la Sonora y casi todas las canciones que grabó fueron sonados éxitos, por lo que se le apodó “La chamaca de oro”. Fue una época maravillosa”, relató Hinojosa.

 

Hoy día La Sonora sigue vigente, con nuevos integrantes y el nombre de “La única internacional Sonora Santanera” y se presentaron con la OFUNAM. Se rompió gratamente la formalidad, lo académico de los conciertos habituales de la orquesta y aquello fue una fiesta, en la que el público se bajó a bailar al ritmo de cumbia, de cha cha chá, de merengue bolero y de otros ritmos tropicales. Incluso la orquesta bailaba, sin dejar de tocar sus instrumentos, todo con una gran calidad musical. Un gran concierto donde en todo momento brilló la alegría.

 

Enhorabuena