El Premio Crónica llama a Diego Prieto, director del INAH, a volver al documento anterior

 

“En este momento y con el mayor de los realismos pido públicamente al director general del INAH, al antropólogo Diego Prieto Hernández, que deje sin efectos los nuevos Lineamentos para la investigación arqueológica en México y que se vuelva al  documento anterior”, expresó el arqueólogo y director del Proyecto Templo Mayor, Leonardo López Luján, durante la mesa de trabajo Nueva normatividad para la arqueología en México.

 

El también Premio Crónica pidió que las nuevas disposiciones se realicen de manera reflexiva y que correspondan a la “muy triste” realidad material, financiera y humana de quienes se dedican a la arqueología.

 

“Para ello, es fundamental ser incluyentes, tomar en cuenta a un gremio que hoy hace legión, a quien ejercen su profesión en México, incluidos los cientos de arqueólogos del INAH y de quienes laboran en otras instituciones académicas de este país como la Universidad Veracruzana, la UNAM o el Colegio de Michoacán”, dijo.

 

López Luján se refirió al nuevo lineamiento como una colección inacabable de requisitos, de procedimientos burocráticos, de solicitudes de autorización, de prohibiciones, de plazos perentorios y de sanciones.

 

“Este documento suscrito por el director general es un ejemplo de la estructura vertical imperante en nuestra institución y de la falta de comunicación entre una oficialía que labora en muy grato cuartel general y quiénes vivimos en trincheras insalubres y nos exponemos día a día en un dramático frente de batalla, lo cual no es metafórico dada la violencia y la seguridad que se arraigó en el país”, afirmó.

 

El arqueólogo del INAH mostró su inconformidad sobre el Artículo 20 donde se pone un límite máximo de 5 años para cualquier proyecto de investigación.

 

“No entiendo por qué 5 y no 3 o 7, ¿cuál fue la matemática elemental que condujo a esta cifra mágica?, ¿delimitar la duración de un proyecto arqueológico a 5 años cuando puede alcanzar los 43 y con suerte los 86 años?”, cuestionó.

 

También recordó a los dos primeros presidentes del Consejo de Arqueología: Ignacio Bernal y Eduardo Matos Moctezuma quienes nunca vislumbraron “un ente autoritario definido por verbos como imponer, exigir, limitar y sancionar”,  pero sí por encauzar, acompañar, asesorar, promover y florecer la ciencia arqueológica.

 

El mismo sentir fue expresado por el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma a través de un mensaje que fue leído.

 

“Cuando algunas medidas rebasan en demasía a tal grado de que la burocracia se sobrepone a la ciencia, entonces el asunto está mal. Las instituciones están para apoyar no para limitar. Pienso que hubo precipitaciones en sacar los Lineamientos en materia arqueológica, los capítulos son tan restrictivos que el arqueólogo se la pasaría rindiendo informes”, expresó.

 

 El investigador emérito del INAH definió el Capítulo VIII referente a las sanciones como artículos “que parecieran estar inspirado en la Santa Inquisición”.

 

SIN UTURO. López Luján también habló de la precarización del quehacer arqueológico.

 

“Alistemos un rosario de agravios: los presupuestos dedicados a la investigación arqueológica han sido reducidos en un 20% y casi inmediatamente después en un 75% adicional, ha desaparecido de tajo el programa de estímulos al desempeño de los investigadores, así como los apoyos económicos para asistir a reuniones científicas”, indicó.

 

 Continuó: “no han sido renovados los contratos de cientos profesionales jóvenes quienes se han quedado sin trabajo en el peor pico de la pandemia y las recontrataciones no han sido en condiciones que poco tienen que ver con la dignidad humana”.

 

Ese panorama impedirá a las nuevas generaciones forjarse una carrera sólida y de largo aliento, agregó. “Frente a la debacle, los estudiantes de arqueología de la ENAH ven un futuro poco promisorio y, peor aún, un presente en el que no reciben si quiera apoyo para sus prácticas de campo”.

 

SIN INSTRUMENTOS CIENTÍFICOS. López Luján expresó que los arqueólogos, si acaso cuentan con una cámara fotográfica, un escáner o un GPS de mano para sus proyectos es porque ellos lo han comprado con su salario.

 

“Si utilizamos un microscopio, una estación total o un radar es que lo hemos pedido prestado a otra institución. Si tenemos acceso a análisis especializados de isotopía, de DNA o química de microelemental se debe a que hemos encontrado la solidaridad en nuestros colegas extranjeros”, dijo.