Esta es la historia de Gary Plauché, el padre que mató a tiros al hombre que secuestró y violó a su pequeño hijo de 11 años.

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16 de marzo de 1984. Gary Plauché esperaba con paciencia en una de las salas del aeropuerto de Baton Rouge, en Luisiana. Había escuchado que la policía realizaría el traslado de un hombre que sería juzgado por las autoridades estatales por el secuestro y violación de Jody, el hijo de Gary. Minutos antes de las 10 de la noche, el acusado caminó por uno de los pasillos del aeropuerto flanqueado por oficiales de policía y cámaras de televisión.

 

Jeffrey Doucet de 25 años, era seguido por la lente de las noticias locales, cuando alguien le disparó. Antes de que el cuerpo cayera por completo al suelo, las personas en el lugar ya habían actuado para neutralizar al atacante. Era Gary. El silencio que siguió al disparo fue interrumpido por una pregunta: “¿Por qué, Gary? ¿Por qué?”. En su historia se puede encontrar la respuesta.

 

¿Quién fue Gary Plauché?

Leon Gary Plauché era un hombre ordinario con una vida ordinaria. Había estado casado, fracasado en su matrimonio y dedicado el resto de su vida a su trabajo y su hijo, Jody. En 1983, cuando el niño apenas superaba la década de edad, Gary lo inscribió en clases de karate donde podría pasar las tardes.

 

En febrero del año siguiente, Jody Plauché desapareció. Sus padres denunciaron su ausencia y pidieron el apoyo de la policía, que movilizó un operativo estatal para dar con su paradero. En el último día del mes, June Plauché –la exesposa de Gary– recibió una llamada por cobrar hecha desde un hotel de Anaheim en California: era de su hijo. La policía rastreó la llamada y encontró a Jody acompañado de Jeffrey Doucet, un joven de 25 años que había fungido como instructor de karate del niño.

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De acuerdo con registros oficiales, Doucet había abusado sexualmente de Jody por al menos un año antes secuestrarlo y llevarlo a un hotel donde pudiera violarlo. Dicha información se hizo pública después del arresto del criminal. Fue así como Gary se enteró de lo que había sucedido con su pequeño.

 

Un asesinato capturado por cámaras de televisión

El 16 de marzo de 1984, un empleado de WBRZ-TV, una televisora local afilada a ABC, le avisó a Gary que Doucet llegaría a Baton Rouge por la noche. El padre, aún golpeado por la impotencia ante el terrible evento que había vivido su hijo, decidió ir al lugar y cobrar justicia por su propia mano.

 

Alrededor de las 9:30 pm, el mejor amigo de Gary recibió una llamada telefónica. Del otro lado de la línea estaba un hombre que escondía su identidad bajo una gorra de béisbol y gafas de sol. La llamada realizada desde la zona de teléfonos públicos del Aeropuerto Metropolitano Ryan Field terminó después de que Gary sacó un arma y disparó a quemarropa a Doucet. El balazo, hecho a menos de un metro de distancia cerca de la oreja derecha del hombre, fue mortal.

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Las cámaras de WBRZ-TV habían capturado todo: el recorrido de Doucet, el disparo de Plauché, el actuar de los oficiales en el lugar. La grabación fue transmitida esa misma noche con escasa censura; el único momento que los espectadores pudieron ver sin cortes fue cuando un inmovilizado Gary Plauché guardaba silencio mientras un agente le preguntaba “¿Por qué, Gary? ¿Por qué?”. Jeffrey Doucet entró en coma minutos más tarde y murió al día siguiente.

 

¿Qué pasó con Gary Plauché?

Gary Plauché fue acusado de asesinato en segundo grado. La discusión pública se volcó de inmediato a si el padre merecía un castigo ejemplar o si se le debía perdonar su falta. Al hombre se le practicaron exámenes psicológicos que señalaron que Gary era víctima de un estado psicótico que no le permitió diferenciar entre el bien y el mal.

 

Tras un juicio en los medios, las autoridades negociaron con Plauché y le ofrecieron enfrentar un cargo por homicidio involuntario, cuya pena sería de 7 años de sentencia suspendida, cinco años de libertad condicional y 300 horas de servicio comunitario. Gary aceptó. El juez Frank Saia dictó en tribunales que el padre de Jody no representaba un riesgo para la sociedad. No cometería otro delito, pues no tenía razones para cometerlo.

 

En 2012, un año después de sufrir un derrame cerebral, Gary Plauché accedió a dar una entrevista sobre su caso. En ella afirmó algo que cualquiera podría haber imaginado: no estaba arrepentido de su crimen y no dudaría en volverlo a hacer. No hubo necesidad de ello y en 2014, el padre que asesinó a tiros al violador de su hijo murió pacíficamente en un hogar de ancianos. Su historia sería contada por el propio Jody Plauché en un libro adecuadamente titulado: ‘Why Gary Why?’.