El ejercicio regular podría reducir el riesgo de síndrome de dificultad respiratoria aguda, una de las principales causas de muerte en pacientes con la COVID-19, entre otras afecciones, según un metaanálisis acompañado de un estudio en modelos de ratón.

 

La COVID-19, enfermedad respiratoria causada por el coronavirus SARS-CoV-2, puede presentar complicaciones graves en algunos pacientes. Las estadísticas recogidas de los casos clínicos muestran que la gravedad de cuadro aumenta con la edad y las comorbilidades, como la diabetes, el cáncer y otras enfermedades respiratorias. Pero otros pacientes con edad y estado de salud similar pueden afrontar el virus de muy distintas formas: los científicos creen que depende de la fortaleza de su sistema inmunológico, lo que explicaría por qué algunas personas cursan leves o asintomáticas. Esto tiene coherencia con lo que sabemos sobre otras enfermedades similares, pero probablemente todavía es demasiado pronto para aventurarse a afirmar categóricamente una conclusión.

 

“El 80 % de los pacientes confirmados con COVID-19 tienen síntomas leves sin necesidad de asistencia respiratoria. La pregunta es por qué”, fue la reflexión que se planteó el doctor Zhen Yan, investigador de la Facultad de Medicina de la Universidad de Virginia, en Estados Unidos. Según sus años de experiencia, planteó la hipótesis de que el ejercicio físico tendría un efecto protector en el desarrollo de la COVID-19. Finalmente, los resultados de una detallada investigación médica, publicados en la revista Redox Biology, "apoyan firmemente la posibilidad de que el ejercicio pueda prevenir o al menos reducir la gravedad del síndrome de dificultad respiratoria aguda (SDRA), que afecta a entre el 3 % y el 17 % de todos los pacientes con COVID-19", como expone un comunicado de la Universidad de Virginia.

 

Junto a su equipo, el investigador recopiló una revisión en profundidad de la literatura científica ya existente, incluida la suya, en busca de un antioxidante conocido como "superóxido dismutasa extracelular" (EcSOD). Este potente antioxidante ‘caza’ radicales libres dañinos, protege nuestros tejidos y ayuda a prevenir enfermedades. Nuestros músculos producen EcSOD de forma natural, secretándolo a la circulación para permitir la unión a otros órganos vitales, pero su producción se ve reforzada por el ejercicio cardiovascular. El metaanálisis observó una disminución de este antioxidante en varias enfermedades, incluidas la enfermedad pulmonar aguda, la cardiopatía isquémica y la insuficiencia renal.

 

El equipo también realizo un estudio en el laboratorio con modelos animales de ratón. En él. La investigación en ratones sugiere que bloquear la producción de este antioxidante empeoró los problemas de corazón, mientras que aumentarlo tuvo un efecto beneficioso. Una disminución en EcSOD también se asoció con afecciones crónicas, como la osteoartritis.

 

Según Yan: "El distanciamiento social o respiratorio no es lo único que podemos hacer para evitar la exposición, o depender de un respirador para sobrevivir si nos infectamos. El ejercicio regular tiene muchos más beneficios para la salud de lo que creemos saber. La protección contra esta grave enfermedad respiratoria es solo uno de los muchos ejemplos ".

 

Además, su investigación también podría sugerir un nuevo posible enfoque de tratamiento: “Nuestros hallazgos sobre la enzima antioxidante endógena proporcionan pistas importantes y nos han motivado a desarrollar un nuevo tratamiento terapéutico para el SDRA causado por la COVID-19".

 

Posible tratamiento, no solo para la COVID-19

 

La revisión de Yan también sugiere EcSOD como un tratamiento potencial para el SDRA y muchas otras afecciones de salud. La terapia génica, por ejemplo, podría usarse algún día para aumentar la producción del antioxidante para que su presencia protectora en los pulmones mejore en pacientes que luchan contra la COVID-19.

 

La investigación también ha demostrado que las ratas de laboratorio con enfermedad renal crónica tenían menos daño renal cuando se trataban con EcSOD humano. El antioxidante ya se está proponiendo como potencial terapéutico para la retinopatía diabética, una complicación de la diabetes que puede conducir a la ceguera.

 

Además, EcSOD también puede resultar beneficioso contra el síndrome de disfunción multiorgánica. Los esfuerzos para tratar esta afección con antioxidantes todavía no han tenido éxito, pero Yan sugiere que comprender el funcionamiento de EcSOD puede permitir que los médicos lo usen de una manera más específica y, con suerte, más efectiva.