En septiembre de 1987 se firmaba uno de los acuerdos más exitosos hasta la fecha en materia de preservación del medio ambiente: el Protocolo de Montreal, destinado a tomar medidas para proteger la capa de ozono, y en el que los países firmantes se comprometían a controlar la liberación al medio de sustancias como los CFC.

 

Gracias a este acuerdo histórico se estima que, de media, la capa de ozono global podrá haber vuelto a niveles previos a la década de los 80 para mediados de este siglo. Sin embargo, recientes estudios ponen de manifiesto que, a pesar del éxito rotundo derivado de la limitación de las emisiones de compuestos dañinos, aún quedan algunos flecos por resolver.

 

Uno de ellos es la interacción mutua que se produce entre dos fenómenos: el debilitamiento de la capa de ozono y el cambio climático. Parece que este último, por ejemplo, afecta a la circulación Brewer-Dobson, un modelo de circulación atmosférica que explica cómo llegan a parar los CFC a las latitudes polares.

 

Ahora, un trabajo publicado en la revista Nature Sustainability expone que el aumento de la radiación solar que penetra a través de la capa de ozono dañada está interactuando con el clima cambiante, y que las consecuencias se están propagando a través de los sistemas naturales de la Tierra, afectando todo, desde el clima hasta la salud y la abundancia de mamíferos marinos como las focas y los pingüinos.  El artículo ha sido redactado por científicos miembros del Panel de Evaluación de los Efectos Ambientales del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, encargado de informar a las partes del Protocolo de Montreal.

 

"Hemos observado que los cambios en el ozono han modificado también los patrones de temperatura y precipitación en el hemisferio sur, y eso está afectando a la distribución de algas en el océano, lo cual a su vez determina los movimientos de los peces, y esto tiene consecuencias sobre el patrón de distribución de las morsas y las focas…en definitiva, estamos viendo muchos cambios en la red alimenticia", ha explicado Kevin Rose, investigador del Instituto Politécnico Rensselaer (Nueva York, EEUU), uno de los coautores del estudio.

 

 

 

Efecto del debilitamiento de la capa de ozono sobre el clima

 

El informe apunta al hemisferio sur, donde el agujero en la capa de ozono sobre la Antártida ha empujado a la oscilación antártica, - un cinturón de vientos de baja presión que rodea la  Antártida y se mueve de norte a sur- más al sur de lo que ha estado nunca en los últimos mil años. Este movimiento de la oscilación antártica, a su vez, contribuye directamente al cambio climático en el hemisferio sur. A medida que las zonas climáticas se han desplazado hacia el sur, los patrones de lluvia, las temperaturas de la superficie del mar y las corrientes oceánicas en grandes áreas del hemisferio sur también han cambiado, afectando a los ecosistemas terrestres y acuáticos. Los efectos se pueden ver en Australia, Nueva Zelanda, la Antártida, América del Sur, África y el Océano Austral.

 

Los científicos también señalan otras interacciones más sutiles entre cambio climático y capa de ozono. Por ejemplo, las concentraciones más altas de dióxido de carbono han acidificado los océanos, y esto ha producido una reducción en el grosor de las conchas calcificadas, lo que hace que los mariscos sean más vulnerables a la radiación UV. Son efectos que también repercuten en la salud humana: las temperaturas son cada vez más altas, por lo que llevamos ropa más ligera, que a su vez nos hace estar más desprotegidos frente a la radiación solar.

 

Efecto del cambio climático sobre la capa de ozono

 

Cada vez hay más evidencias de que el cambio climático puede estar afectando la capa de ozono y a la rapidez con la que se está recuperando tras la aplicación del Protocolo de Montreal.

 

“Las emisiones de gases con efecto invernadero atrapan más calor en las capas inferiores de la atmósfera, lo que conduce a un enfriamiento de las capas superiores. Debido a que el ozono se agota a temperaturas más bajas, parece que este enfriamiento en la parte superior de la atmósfera está ralentizando la recuperación de la capa de ozono", ha explicado Rose.

 

 

 

El Panel de Evaluación de los Efectos Ambientales es uno de los tres grupos científicos que realizan el seguimiento del Protocolo de Montreal, y se centra en particular en los efectos de la radiación UV, al cambio climático y el debilitamiento de la capa de ozono. En la redacción de esta revisión científica, titulada “Agotamiento del ozono, radiación ultravioleta, cambio climático y perspectivas de un futuro sostenible”, participaron 39 investigadores.