El próximo 9 de octubre apenas ocho días después de que AMLO, le ceda la banda presidencial a Claudia Sheinbaum Pardo, se iniciará la pesadilla para el agonizante inquilino de palacio nacional, y es que con coincidente precisión en los primeros días como ex presidente se irán cerrando los juicios y las sentencias a Genaro García Luna, a Joaquín “el chapo” Guzmán, a Ovidio Guzmán López, y se estarán abriendo los expedientes de Ismael “Mayo” Zambada, y Joaquín Guzmán López, ya pueden imaginar la cantidad de información que esos personajes la mayoría ya bajo el paraguas de testigos protegidos les darán a las autoridades norteamericanas sobre sus presuntas complicidades con los gobiernos mexicanos.

 

Es cierto que no se darán revelaciones exclusivas sobre los acuerdos con el gobierno de la 4t, sin duda habrá información sobre lo que también sucedió en los sexenios de Miguel de la Madrid, Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón, y Enrique Peña Nieto, pero ellos son el pasado López Obrador es el presente, y sobre todo un poderoso futuro, analicemos, cualquiera que piense que los últimos golpes al narcotráfico en México son casuales están equivocados.

 

Ovidio Guzmán, Joaquín Guzmán López, y sobre todo Ismael el “Mayo” Zambada, todos ya bajo proceso en Estados Unidos, son alfiles y hasta un rey en el complejo tablero de ajedrez global del crimen organizado, son para decirlo de frente objetivos tácticos y estratégicos no solo en el mundo de las drogas sino en las definiciones geopolíticas de la próxima década en la recomposición de los ejes de poder entre Estados Unidos, China, Rusia, y México.

 

Con su creciente el crimen organizado esta en el epicentro el protagonismo confrontativo de López Obrador, que busca el líder del foro de Sao Paulo, el capo ideológico de la izquierda continental, por eso los reflectores están puestos sobre las revelaciones con las que concluirán esos juicios porque todo apunta a acuerdos y complicidades inconfesables que colocarían al actual inquilino de palacio nacional, contra la pared, y frente a lo que podrían ser evidencias irrebatibles el presidente AMLO, solo tendría una de tres posibilidades: primera  buscar algún tipo de asilo político ya sea en Venezuela,  o Cuba, con sus colegas y amigos Nicolás Maduro, o Miguel Díez Cannel, irse refugiar a la “Chingada” su rancho de palenque Chiapas quizás sería estar demasiado expuesto, muy cerca de la lumbre; segunda si por obstinación no entiende que tiene que abandonar el juego político protagonista su destino podría ser el de replicar el caso de Honduras, en donde su último presidente Juan Orlando Hernández, ya purga una sentencia de 35 años en Estados Unidos, bajo cargos de narcotráfico y vinculación con el crimen organizado y ese sería no solo su destino fatal sino también el de una docena de colaboradores que lo acompañarían a purgar sentencia como sucedió en Honduras, en donde 35 cercanos a su ex presidente fueron llamados a juicio, el presidente López Obrador, tiene que entender que la entrega o traición del “Mayo” no se habría dado si el capo no contara con información crucial que colocará a él y a su gobierno de la 4t contra la pared, a lo largo de seis años AMLO, jugó a desafiar al imperio solo asistió a una cumbre forzado pero hasta hoy insiste desde Washington. tercera es la de acabar en una cárcel de los Estados Unidos, al lado de una celda del “chapo” o el “mayo” o del algún otro personaje importante del crimen organizado.