Las calificadoras de los bonos “infladas” fue una de las causas de la crisis financiera, poco más de una década después los inversionistas también han mostrado escepticismo sobre las calificaciones de algunos bonos corporativos y gubernamentales.

 

¡No confiamos en las calificadoras!

 

De acuerdo a una investigación realizada por el periódico, Wall Street Journal, se cuestiona el negocio de las calificadoras de deuda y la manipulación que hacen de los bonos de las empresas que califican. 

 

Estas mismas representan un negocio de 7 mil millones de dólares anuales.

 

Las calificadoras de deuda representan un negocio muy lucrativo, pues de acuerdo a la investigación, operan más a favor del cliente que califican pues de ellos deviene un pago, que laborar por los tenedores de bonos que usan sus calificaciones para decidir si invierten o no en algún papel, concluyendo que exsiste indulgencia por parte de algunas calificadoras,corresponde a los clientes. 

 

Las calificadoras están dando un valor al mercado no real.

 

Pero ahora la cuestión es ¿Cómo saber si recibieron en la crisis financiera calificaciones sobre las grandes inmobiliarias? Al momento de evaluar la deuda mexicana las decenas de funcionarios que son clientes –de estas calificadoras- mayores de ingresos con fondos de inversión qué invierten en México se les obligará a elevar la tasa de interés en el pago de esa deuda.

 

Además fue lanzada una alerta sobre la calificación de Pemex en el sexenio de Enrique Peña Nieto en donde duplicaron la deuda de la paraestatal porque esperaron degradar la deuda mexicana hasta que entró el gobierno de la cuarta transformación.

 

En el fondo el juego de las calificadoras es acabar por manipular el optimismo, tienen sus muy particulares reglas del juego, estando sujetas al juego de interés, estas calificadoras recolectan leña verde para inmolar a los dos sexenios anteriores