Es octubre de 2020 y falta media hora para las dos de la tarde en el Hospital Ángel Leaño y las camionetas de Conexión Médica de la ruta D salen vacías, apenas el conductor ocupa un asiento. Es el cambio de turno, pero ningún médico ni enfermera se subió al servicio de transporte que el gobierno de Jalisco montó para protegerlos después de 32 ataques con agua clorada a personal de salud en Guadalajara.  

La imagen dista de parecerse a la del Hospital General 110 del Instituto Mexicano del Seguro Social, o del Hospital General de Occidente de la Secretaría de Salud Jalisco, donde las enfermeras corren para alcanzar las camionetas amarillas que el gobierno dispuso. 

La única imagen que comparte el Hospital Ángel Leaño es la carroza fúnebre en la entrada vehicular del hospital que aguarda la salida de los pacientes fallecidos, ya que en ese hospital murieron 149 pacientes de 522 hospitalizados entre el 1 de junio y el 30 de diciembre, según respuestas a solicitudes de transparencia. Es decir, la letalidad fue del 28 por ciento, mientras que en los hospitales de la Secretaría de Salud Jalisco fue del 7 por ciento en ese mismo lapso.

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