Con 24 años de experiencia y un enorme amor a la enseñanza, Heron Santiago Martín, originario del municipio de Zoquiapan, es uno de los cientos de maestros de las zonas indígenas del sur del estado, que no tienen obstáculos en la educación a distancia.

Con la llegada del Covid-19, la labor docente tiene el reto de mantener una mayor cercanía con las y los alumnos; a decir del profesor Heron, como lo conocen sus estudiantes, no en todas las comunidades de la entidad se puede trabajar en línea o contactar a los padres de familia a través del perifoneo. Él como muchos otros docentes, acuden a las casas a entregar en mano los cuadernillos de trabajo, asignando tareas por grado escolar.

No importa que tengan que caminar una o dos horas, por parajes de terracería, bajo el rayo del sol o la lluvia, las tareas se llevan a cada hogar, pues “no sería ni inclusiva, ni equitativa la educación, sino le damos la oportunidad a todos por igual a que continúen con su formación”, aseguró.

Actualmente, es docente de la escuela primaria “Benito Juárez” en El Mirador Eloxochitlán, trabaja con alumnos de 4º, 5º y 6 º grado de primaria. Asegura que “ser docente es una actividad muy loable, se tiene que sentir en el corazón para poder ayudar a los demás”.

En Eloxochitlán, como en algunas otras localidades del estado, existe la escuela unitaria, modelo educativo en el que asisten alumnos de primero a sexto grado en un solo salón; en el que también hay hombres y mujeres comprometidos para combatir el rezago educativo, Manuel Barcelobre Cruz es un ejemplo.

Las visitas son para orientarlos, dice el docente, cada ciclo escolar el porcentaje de egreso es del 90 por ciento; “es muy importante estar para que no se sientan solitos”. El aprendizaje de las y los niños necesita corresponsabilidad entre padres de familia y docentes, “soy un enamorado de la educación”, concluyó.