‘Fratelli Tutti’, del Papa Francisco, es una encíclica social, consideró la doctora Emilce Cuda, académica de la Pontificia Universidad Católica de Argentina, quien participó en la mesa de diálogo global Fraternidad & Amistad Social. Diálogo sobre la encíclica Fratelli Tutti, del Papa Francisco, organizada por el Departamento de Ciencias Religiosas de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México.

La Dra. Cuda, quien no centró su disertación en toda la encíclica (publicada en octubre), sino sólo en lo que está desarrollado en los capítulos 1 y 5, explicó dos categorías que utiliza mucho Francisco, ‘pueblo’ y ‘movimientos populares’, con la intención de “ayudar un poco a entender al Papa, y también a despejar algunas críticas que no son pertinentes justamente por desconocer algunos significados”.

Para la docente argentina, en términos generales, la encíclica se resume en la introducción, cuando en una frase el Papa hace una referencia a San Francisco, y dice: Vengo a proponer una forma de vida con sabor a evangelio’; en la que los conceptos fundamentales para ella son: forma, sabor y evangelio.

Forma; porque la política es una forma, y esta encíclica pone al centro la política cuando el Papa propone una forma simbólica de la política, una forma donde la unidad entre diferentes haga posible el fenómeno del sentido, que es otro modo de entender la política. “Este modo de unidad que propone el Papa es una unidad a partir de la diferencia, y el fundamento evangélico es lo común”.

En ‘Laudato si’ (anterior encíclica de Francisco), recordó Emilce, el fundamento teológico es la teología de la creación. Pero en ‘Fratelli Tutti’, el Papa recurre a la teología de la creación como aquello que es lo común, lo común ente las religiones monoteístas, lo común para todos aquellos(as) que creen en un Dios Padre y que los hace comunes, los hace como uno.

“Si unimos estos tres conceptos aparece una definición de política, la política como forma, donde la unidad se logra de manera simbólica, es decir, uniendo los diferentes, cuyo fundamento y fin es lo común. Lo común como fundamento, por un mismo origen; y lo común como común unidad, es decir, la comunidad como fin último de la política. Entonces acá aparece una nueva definición de política, que el Papa dice, no tiene que ver con una idea, sino que tiene que ver con una realidad; por eso él habla de la mejor política, y no de la política”.

Añade Cuda que, en la introducción de ‘Fratelli Tutti’, el Papa habla del momento histórico, y sitúa el momento histórico de San Francisco: la guerra de familias, la guerra fratricida anterior a la forma moderna de la política, de la política como partidos, la política como sectores que aparecen en la Revolución Industrial. Y, quizás el contexto de hoy, el momento histórico es el de un sistema económico capitalista financiero que devino en una concentración absoluta de capital; curiosamente, en diez familias.

Por otro lado, el Papa habla de una nueva guerra, que llama ‘guerra dialéctica’; una guerra por el sentido. “Y si combinamos estas dos cosas, se entiende muy bien que el momento en el que estamos ya no sería un momento político, sino un momento bélico”, dijo la Doctora.

Es un momento donde la forma no es simbólica, sino diabólica, es decir, división. Francisco habla de fragmentación; fragmentación a nivel de naciones, fragmentación de la unidad europea, fragmentación de la idea de patria grande latinoamericana, e incluso, habla de un sismo entre individuo y comunidad.

Esto, dice él, produce sombras (por eso el Capítulo 1 se llama ‘Sombras’). Y cuando habla de sombras, habla de espejismos, de una realidad que se muestra, pero que en realidad son sombras. Inmediatamente después dice que lo real es el pueblo (que es un fenómeno social), y contrapone el pueblo a esa falsa realidad, a esos espejismos, a esas sombras que, dice el Papa, devienen en una toma de almas.

Toma de almas que entiende como un alma que ha sido vaciada y generó una vacuidad a nivel social. A esa alma que se la ha vaciado de sentido, se le ha hecho olvidar el pasado y el futuro, por lo tanto, no puede soñar, y lo único que le queda es el despilfarro, el despilfarro de la vida, a modo de eliminar niños por nacer o ancianos; y del despilfarro de los recursos naturales.

Además, dice que este despilfarro, esta falta de forma simbólica de unidad que es la política, genera miedo, mucho miedo, en un alma vacía y aterrada. Y ese miedo es comprensible, dice el Papa. El miedo al otro y al saqueo es comprensible donde no hay un contexto de comunidad, donde no hay confianza, una fe pública, una confianza en la comunidad; es un miedo de autoconservación.

Y hay un tipo de organización que no es política, es una organización mafiosa, que se presenta como una falsa organización comunitaria, que va a dar protección a esas personas muertas de miedo por falta de trabajo, por el hambre, por falta de sanidad y por falta de educación. “Entonces el proceso para que estas falsas comunidades, falsas místicas comunitarias avancen, es justamente la vacuidad, esta guerra dialéctica”.

Frente a eso, el Papa propone la idea de pueblo, y dice, el pueblo es lo real, es un fenómeno social que no podemos negar. Pueblo, explicó Emilce Cuda, entendido no como un conjunto de individuos facinerosos que van a saquear y a tomar la propiedad absoluta privatizada; sino pueblo entendido como un correlativo de la palabra persona. “Persona, para la antropología trinitaria, es algo que constituye su identidad en la relación. Esa relación en la que un individuo se constituye como persona es una cultura, es el lugar de su identidad, y ese es el sentido en el que el Papa le da a pueblo”.

Pueblo no es una horda que va a saquear, sino es una comunidad. Son individuos que han tomado la decisión de unirse, de organizarse, para poder satisfacer necesidades y también para poder soñar.

“Por eso, él (Francisco) va a decir que esta forma política simbólica aparece en los movimientos populares, porque el movimiento popular no es lo mismo que un movimiento social. Movimiento social puede ser Greenpace, movimientos de género; y un movimiento popular es una comunidad políticamente organizada, que ha tomado la decisión de unirse, para satisfacer necesidades y hacer posibles sus sueños”.

Para concluir, la catedrática de la Pontificia Universidad Católica de Argentina dijo que, a su modo de ver, esta forma de vida es una forma simbólica comunitaria, que en Latinoamérica asumieron los movimientos populares, porque es un subcontinente que con el 66% de personas debajo de la línea de la pobreza sigue sobreviviendo gracias a que la comunidad está organizada.

“Entonces ese movimiento popular del que habla (Francisco), son aquellas personas cuya pasión no la convirtieron en miedo, sino que, a través de un proceso comunitario, pudieron convertirla en acción política. Por eso dice, en el segundo discurso a los movimientos populares, que la política se trata de convertir la pasión en acción comunitaria”.

El diálogo

Así como lo hizo la Dra. Emilce Cuda, la encíclica ‘Fratelli Tutti’ también fue comentada por el Dr. Thierry Meynard, S.J., de la Universidad Sun Yat-sen (de Guangzhou, China); el Dr. Julio Martínez, S.J., Rector de la Universidad Pontificia Comillas (Madrid, España); el Dr. Eduardo Fernández, S.J., de la Jesuit School of Theology of Santa Clara University at Berkeley (Estados Unidos); y el Dr. José Sols Lucia, académico de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México (y organizador del diálogo).

La bienvenida a la mesa de diálogo global ‘Fraternidad & Amistad Social. Diálogo sobre la encíclica Fratelli Tutti, del Papa Francisco’ la dieron el Dr. Javier Cuesta Hernández, director de la División de Humanidades y Comunicación; y el Mtro. Mariano Torres Vargas, S.J., director del Departamento de Ciencias Religiosas, ambos de la IBERO.