El mediocampista mexicano fue cortado por Pachuca a temprana edad por baja estatura y luego se ganó la oportunidad en América.

 

Edson Álvarez, refuerzo del West Ham para la temporada 2023-2024 creció deportivamente alejado del glamour del futbolista profesional, que está acostumbrado a los lujos, autos deportivos y sueldos millonarios. Cuando tenía 19 años comenzó a forjar su propia historia en un futbol que cada vez tiene menos espacio para los mexicanos, no importa si juegan para el equipo más ganador o para las selecciones juveniles.

 

“Uno desde niño anhela jugar en un estadio lleno, que la gente grite y te apoye”, declaró el futbolista en entrevista para ESPN en 2016.

 

Edson Álvarez ha vivido este mercado de verano su transferencia del Ajax de Países Bajos a los Hammers a cambio de 42 millones de dólares, cifra que lo pone como la segunda venta más cara en la historia para un futbolista mexicano. Los ceros en las cifras quedan de lado cuando Edson recuerda su primer golpe en el futbol.

 

Con apenas 14 años el joven centrocampista fue cortado de las fuerzas básicas de Pachuca después de dos años de proceso. El motivo: Baja estatura.

 

“El golpe más duro que he tenido fue cuando me corren de Pachuca porque yo sabía que era el sueño de toda la familia. Dije ‘ya no vuelvo a jugar futbol’, terminé muy decepcionado”.

 

Sus padres fueron testigos de ese duro momento para la familia.

 

“Fue muy difícil para la familia, pero no tanto nosotros porque el hijo no iba a ser futbolista, sino por él”, expresó entonces la mamá de Edson, Adriana Velázquez.

 

“Estaba en el suelo, estaba derrotado, en Cuarta División, pero le dije ‘¡dale, hijo. ¡Vamos, vamos!’ Estás trabajando entonces tiene que producir algo de lo que estás haciendo’”, recuerda su padre Evaristo Álvarez.

 

Dos años después, a los 16, Edson Álvarez se convenció de hacer una prueba en América y fue aceptado luego de 3 meses de prácticas. Paradójicamente, Edson mide hoy 1.87 metros y era en 2016 el único jugador de fuerzas básicas del América titular en el equipo que dirigía Ricardo La Volpe.

 

El defensa central, adaptado por La Volpe como lateral derecho por la gran cantidad de lesiones que afectaron al América, invertía entre tres y cuatro horas diarias y gastaba más del 70 por ciento de su sueldo en transporte para ir de su casa (en Tlalnepantla) al club y de regreso, en un distancia que ronda los 40 kilómetros.

 

Su primer momento de carácter lo mostró en la Semifinal de la Copa MX en octubre de 2016, ante Chivas. Mientras algunos de los más experimentados del equipo no quisieron patear, Edson pidió la pelota.

 

“No había tiradores concretos, entonces (Rubens) Sambueza fue el que me arropó y dijo: ‘el flaco quiere tirar, dénle la oportunidad, él lo sabe hacer'", recordó a ESPN.

 

“Era hora de hacer algo diferente en mi carrera como futbolista y pensé, ‘si no es ahora, no es nunca’. Álvarez hizo una gran ejecución, y si bien las Águilas quedarían eliminadas ante Chivas, ese puede ser el momento clave que Edson necesitó para demostrar su talento en el primer equipo.

 

“Yo creo que todos en el principio sufren, no sé si sea sufrir o no, pero hacen mayores esfuerzos, yo creo que es la palabra. Y ese recorrido que haces (entre Tlalnepantla y Coapa) tal vez se te hace pesado, pero sabes que tienes un sueño y vas por eso, no quitas el dedo del renglón nunca”.

 

Su padre y su hermano fueron jugadores de Tercera y Segunda División... Ellos están ahí para recordarle siempre a Edson que, con esfuerzo, trabajo y sacrificio, cualquier sueño es posible.