Cuando hace casi un año Diego Lainez apareció en España para firmar por el Real Betis, la carrera del adolescente mexicano parecía que iba a ser escrita con letras de oro. Con apenas 18 años, el club andaluz puso sobre la mesa 15 millones de euros para hacerse con el traspaso de uno de los jugadores más excitantes del presente del Tri, a pesar de haber jugado solamente 51 partidos con la camiseta del América antes de volar al fútbol europeo.

 

Su calidad era incuestionable y más allá de las dudas que pudieran existir respecto a su adaptación a La Liga española, se esperaba que el joven atacante cayera como anillo al dedo en un equipo reconocido mundialmente por su gusto por el buen fútbol.

 

Pero la falta de buenos resultados hizo que el entrenador del equipo bético, Quique Setién, dejara el barco, y la realidad de Lainez con Rubi como nuevo director técnico del plantel ha sido muy distinta.

 

Desde que comenzó la temporada, la primera que debía completar de manera íntegra el mexicano con el Betis, el nuevo entrenador dejó bien claro que Lainez no iba a ser de su gusto. Nunca se ha explicado la situación abiertamente, pero en Sevilla se pasó de la exaltación por la llegada del examericanista el año pasado, a un ostracismo inesperado y, seguramente, inmerecido.

 

Porque una cosa es entender que un chico de 19 años (los cumplió en junio) recién llegado de México a un equipo europeo que cuenta en ataque con un campeón del mundo como Nabil Fekir, dos grandes goleadores como Borja Iglesias o Loren Morón, y un ilustre veterano como Joaquín --entre otros muchos jugadores de calidad-- no sea un titular indiscutible. Pero de ahí a la situación por la que pasa Diego Lainez actualmente en el club verdiblanco hay un trecho.

 

El mexicano es el segundo jugador de la plantilla con menos minutos de juego, sólo por detrás del delantero canterano Raúl García. 56 minutos, repartidos en cuatro encuentros, es el total de la acción que ha visto el atacante en este arranque de Liga. Unos números casi sonrojantes para quien debía ser uno de los talentos emergentes del club y potencial líder en un futuro próximo.

 

Esta falta de oportunidades no sólo debe estar haciendo a Lainez preguntarse si quizás no se precipitó al dejar el fútbol mexicano para emigrar a Europa tan joven, sino que además debe tener bien claro que su decisión y el poco juego que está teniendo en el Betis puede estar comprometiendo su futuro en el Tri. A estas alturas, y con la explosión de otros jugadores jóvenes José Juan Macías o Uriel Antuna, se podía esperar que Lainez estuviera ya mucho más asentado en el grupo de trabajo del Tata Martino. Sin embargo, tras acudir a la convocatoria de octubre, Lainez no figuró en la lista del seleccionador en el último parón por fecha FIFA, por lo que el mexicano ya sabe a qué atenerse si no empieza a tener minutos de juego.

 

De momento han sido muchas las voces que le han pedido que tenga paciencia al joven delantero mexicano, pero es entendible que a los 19 años lo último en lo que piense un futbolista sea la paciencia. Por eso tal vez la mejor salida para todos de esta situación sea que el jugador se busque un equipo en el cual recalar cedido en la próxima ventana del mercado.

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El padre del jugador ya ha confirmado que, de momento, no se plantean una vuelta a México ni al América, pues antes de considerar esas opciones quieren buscarle un destino en Europa. Se habló de un posible prestamos al Leganés de Javier Aguirre, pero el propio entrenador mexicano confirmó que --de momento-- no había nada de cierto en esa información, aunque asegurara que le gusta mucho trabajar con jugadores mexicanos.

 

Pero sea el Leganés u otro equipo europeo, lo cierto es que la cesión le vendría de perlas a Lainez, sobre todo porque contaría con los minutos de juego que no tiene en el Betis y que, a su edad, son primordiales. Ese debe ser el enfoque del jugador ahora mismo, pues necesita volver a sentirse importante sobre la cancha y continuar con su progresión profesional.<