LONDRES -- Uno por uno, los jugadores de Tottenham salieron de su nuevo estadio tarde en la noche del martes tras la humillante derrota de Champions League por 7-2 ante Bayern Munich. Aturdidos e impactados por lo que había sucedido unas horas antes, se quedaron en el vestuario durante mucho tiempo después del pitido final, sumidos en un silencio contemplativo y sin haber caído del todo.

 

Nunca antes en la larga historia del club Tottenham había cedido siete goles de local, en ningún certamen. Bayern le dio una lección; los alemanes no sólo fueron más clínicos, sino también más organizados. Los Spurs, por su parte, fueron un desastre, y las fallas que vienen mostrando desde el inicio de la temporada volvieron a aparecer. Pero, ¿qué salió mal?

 

Fuentes le informaron a ESPN FC que hay mucha tensión entre los jugadores veteranos del plantel, quienes llevan unos cinco años trabajando juntos. Para algunos, sólo había un lugar donde ir tras haber llegado a la final de la Champions League la temporada pasada: hacia abajo. Otros quisieron irse. Christian Eriksen, por ejemplo, no logró concretar un pase, mientras que otros jugadores se mostraron frustrados detrás de escena por el hecho de que los Spurs no ficharon suficientes jugadores este verano. Solamente Tanguy Ndombele, Ryan Sessegnon y Giovanni Lo Celso llegaron al norte de Londres. Sessegnon está lesionado desde que firmó, mientras que Lo Celso solamente ha jugado 44 minutos en todas las competiciones hasta ahora.

 

El mercado de pases desató problemas entre el DT Mauricio Pochettino y el presidente Daniel Levy y los dirigentes. A fines de julio, el director técnico volvió a recodarle con enojo a todo el mundo que él no estaba a cargo de los pases, y que más que un DT era un entrenador.

 

Los jugadores también han cuestionado la táctica de su técnico, lo cual hace crecer aún más las tensiones.

 

Fuentes le informaron a ESPN FC que algunos jugadores veteranos no están contentos con los sistemas tácticos, empezando por la formación de 4-3-1-2 utilizada recientemente por Pochettino. El sistema permite que Son Heung-Min y Harry Kane jueguen juntos adelante, pero el mediocampo queda más expuesto, tal como los laterales, y los Spurs sólo lograron mantener el arco en cero dos veces esta temporada (contra Crystal Palace y Colchester) en un total de 10 partidos.

 

Después está el 4-4-2, que también se usó esta temporada, que dejó a Tottenham demasiado débil en el mediocampo central, tal como lo vimos contra Arsenal. Ante Bayern, Pochettino abrió con un 4-3-1-2 y luego pasó a un 4-4-2 después de 30 minutos cuando su equipo comenzó a tener dificultades. Ninguna de las formaciones funcionó. "Nos cansamos demasiado rápido cuando jugamos con un mediocampo de diamante", reconoció Moussa Sissoko en el canal de la televisión francesa, RMC Sport, el martes por la noche.

 

Los jugadores tampoco entienden la razón por la que Pochettino les ha dicho que no presionen tanto, y justamente la presión es la táctica que fue un éxito la temporada pasada.

 

Algunas de las elecciones del entrenador no han rendido los frutos esperados. Dele Alli fue elegido delante de Christian Eriksen contra Bayern, y también contra Olympiakos, pero su actuación fue pobre en los dos encuentros. La decisión de dejar a Son en la banca por 73 minutos contra los griegos también fue difícil de entender.

 

Pero no todo lo que está mal esta temporada es culpa de Pochettino.

 

Los jugadores tienen que hacerse cargo de parte de la responsabilidad y Sissoko se lamentó después del desastre del martes: "Cedimos demasiado esta noche". ¿Pero las tensiones en el equipo están afectando de manera adversa al plantel dentro de la cancha?

 

Ha surgido un patrón que preocupa esta temporada: los jugadores tienden a perder la concentración antes y después del descanso. Contra Bayern, los Spurs concedieron un gol en el minuto 45 y luego en los minutos 53 y 55. Contra Arsenal en la Premier League, estaban 2-0 arriba, pero se vieron atrapados por el gol de Alexandre Lacazette justo antes del descanso y les permitieron a sus acérrimos rivales conseguir un empate 2-2. Después, hace dos semanas, estaban arriba 2-0 contra Olympiakos antes de que los griegos anotaran en el minuto 44 y 54 para empatar el partido.

 

Ahora Pochettino está incluso bajo más presión para encontrar las respuestas a los problemas que tiene el equipo. Los jugadores tienen un partido más antes del receso internacional, de visitantes contra Brighton el sábado, para poder corregir las cosas. Pero la paliza ante Bayern Munich, y sus consecuencias tanto dentro como fuera de la cancha, podrían tener un gran impacto negativo en una temporada que ya viene complicada.