Un título que recuerda aquello que estamos a punto de perder entre todas estas tendencias erróneas de posthumanismo.

 

“El arte de ser humanos”, el más reciente libro de Rob Riemen, publicado por la Editorial Taurus (México, 2023) viene a completar los libros publicados anteriormente: “Nobleza del espíritu. Una idea olvidada” (México, 2008) y “Para combatir esta era” (México, 2017). Juntos crean una verdadera trilogía cuya unidad es puesta por el espíritu combativo del autor contra las ideologías imperantes, contra el peligro del fanatismo y el fascismo, y contra la estupidez generalizada. Rob Riemen -fundador y presidente de Nexus Institute que se dedica desde hace décadas a defender y difundir la cultura a través de diálogos filosóficos y reflexiones con invitados destacados a nivel mundial del ámbito de la filosofía, literatura, arte, política y ciencia.

 

Rob Riemen es, a la vez, una mente inquieta cuyas grandes preguntas de la vida lo han llevado a escribir ideas que derrumban muros, cuestionan el orden establecido y hacen pensar. Esto es lo que se refleja también en este reciente ensayo llamado “El arte de ser humanos”, un título que nos recuerda aquello que estamos a punto de perder entre todas estas nuevas tendencias erróneas de posthumanismo o transhumanismo que nos quieren inducir la idea de que saber ser humano es algo que ya ha caducado. Riemen, al contrario, nos recuerda un mensaje socrático, o el mensaje que los grandes humanistas de los tiempos sintetizaron en aquel ideal de la Bildung. Ser humano es un arte porque implica la responsabilidad de reconstruirnos desde nuestra memoria y nuestra cultura, de nuestras raíces y desde las enseñanzas de nuestros maestros y educadores. Como afirma nuestro autor, recordando del mensaje de Nietzsche, para conocerte a ti mismo, recuerda cuáles han sido tus maestros.

 

Riemen, imaginando una carta que escribe a sus estudiantes de México -que lo han contactado vía correo en la pandemia para dirigirle algunas preguntas- parte de un punto importante: la tara de estos tiempos se debe a que hemos olvidado la cultura, la historia, todo aquello que nos ayudaría a combatir estos tiempos en los cuales la estupidez es generalizada. Afirma: “en este periodo de euforia generalizada, nuestras sociedades occidentales han optado, en un reflejo colectivo inconsciente, por dejar que el pasado sea eso mismo: el pasado”.

 

Recordar el pasado y aprender de él -como Cicerón nos decía historia magistra vita est- se considera, por las nuevas generaciones y por los representantes de la así llamada“cultura woke” algo pasado de moda. Precisamente por esta actitud ignorante con relación al pasado, el autor, considera con toda la razón, que estamos otra vez en el mismo punto desde hace más de un siglo cuando se estrenó la primera guerra mundial, y después, debido al fanatismo y a la fe en un “salvador”, la segunda guerra. “Cuando esta guerra terminó de una vez por todas (…) estábamos seguros: ¡ya nunca habrá guerra en Europa”.

 

Por no recordar, por ser ignorantes con el pasado, por “cancelar· la cultura, estamos en el mismo punto: una nueva guerra en Europa, y el fascismo disfrazado en todo tipo de discursos populistas y demagógicos que la mayoría, la masa, abraza con toda su fe.

 

No hay nada peor que la guerra. Y Riemen, recuerda la historia de su madre, que ha vivido la experiencia del campo de concentración en el contexto de la ocupación de los japoneses de la ciudad de Java. Y esta es la historia de miles de familias que han presenciado las guerras. ¿Cómo hemos olvidado? Porque no aprendemos de nuestros maestros, de todos aquello que advierten sobre esta estupidez que se apodera de la mente y del espíritu en favor del progresismo y el evolucionismo. El autor cita a Robert Musil, quién describía la estupidez generalizada como una enfermedad de la civilización, la enfermedad más peligrosa de la mente. Y dice Riemen, con razón que los títulos académicos o ser intelectual no nos salva de esta estupidez, al contrario “las instituciones de enseñanza superior se han convertido en bastiones de estupidez superior por la difusión del fanatismo del saber único y exclusivo”.

 

Riemen recuerda a todos aquellos maestros espirituales que en el pasado advertían sobre el peligro inminente que corremos como humanidad si olvidamos los valores espirituales que nos ayudan a elevarnos hacia esta nobleza que ningún título o ninguna posición social nos pueden ofrecer. Ya hemos olvidado lo que significa el amor, la justicia y la verdad. Y es así como se forman cohortes de jóvenes a través de ideologías que los enseñan a adaptarse, a ser funcionales y servilistas. Así es como se forman masas de seres humanos dispuestos en cualquier momento a destrozar todo aquello que generaciones enteras han construido. Afirma nuestro autor: “No han cambiado mucho las cosas.

 

El orden mundial de la mentira y la estupidez victoriosa siguen vigentes. No debería sorprendernos, porque también pululan las larvas de la desolación del no saber y del fanatismo del saberúnico (…) es que justamente no aprendemos las lecciones de la historia, sencillamente porque no las conocemos, no tenemos memoria y por eso la estupidez puede seguir triunfando”.

 

El escrito de Rob Riemen, como los anteriores, es un libro que invita a una reflexión profunda. A través de su pluma no solo me ofreció, como lectora, la posibilidad de disfrutar de esta posición de disentimiento que toma con relación al mundo en el cual vivimos, pero lo más importante es que me hizo recordar (de todos mis maestros y de sus legados; desde mis bisabuelos que igual que la mamá del autor, pasaron por campos de prisioneros de guerra), de mis abuelos que lucharon y trabajaron arduamente para que yo y mis padres tengamos una vida mejor, de mis maestros que me legaron su amor por las ideas y por el cultivo del espíritu. Esta es la riqueza de un ser humano: lo que hereda de sus maestros, y creo que esto es el mensaje más importante del libro de Riemen: no olvidar, recordar.

 

Riemen empieza su libro recordando al poeta Ovidio, condenado a soledad y al exilio en el lejano Ponto Euxino (el mar Negro). Para aquellos tiempos el exilio era, prácticamente, la condena más difícil de sobrellevar. La única forma de sobrevivir en tierras lejanas fue escribir. Sus Tristia es el testimonio de que, aún condenado a un destino trágico, la única forma de enfrentarlo es a través de la creatividad.

 

Y esto es el mensaje que Riemen quiere ofrecer a sus lectores, y en especial a los jóvenes a los cuales dirigen sus pablaras, que ser humano no es una ciencia, es un art, el arte de recordar quiénes somos realmente; un arte que exige de nosotros la tarea de creatividad y de ennoblecer nuestro espíritu; estas son las únicas vías que nos ayudarán a enfrentar la podredumbre moral de los tiempos.