Hace tres décadas, la artista rompió una foto del Papa en cadena nacional. Desde entonces, su carrera sufrió un descalabro del que nunca se recuperó del todo

 

(Anna Miranda) La cantante Sinéad O’Connor alcanzó la fama mundial desde 1987, cuando lanzó su primer disco, The Lion And The Cobra. Sin embargo, su personalidad iconoclasta provocó su exilio de de la cultura mainstream, como se relata en el documental, Nothing Compares, que refleja su legado como artista pero también como pionera del feminismo.

 

Mucha gente recuerda el episodio en el que, durante la transmisión del programa estadounidense Saturday Night Live, la cantante irlandesa rompió una fotografía del Papa Juan Pablo II, lo que le derivó en una ola de ataques en su contra.

 

No son pocas las voces que han asegurado que dicho acto se dio en un momento en el que la iglesia católica había estado permitiendo y perpetuando el abuso de niños en todo el mundo, una situación de la que la propia O'Connor fue víctima.

 

De hecho, como narra la propia artista en este documental, su madre y la madre de su madre también fueron víctimas, por lo que ella veía en este fenómeno una situación que podía ser interminable.

 

Aún así, no faltó quien le dio la espalda y la acusó incluso de loca, traidora y endemoniada, entre otros calificativos.

 

Ella ha mencionado que dicha protesta era un esfuerzo consciente por liberarse a sí misma y a muchas otras mujeres del sistema patriarcal, con lo cual también estaba adoptando también una postura feminista adelantada a su tiempo.

 

Kathryn Ferguson, la directora del documental que se estrenó hace unas semanas, reúne de manera convincente este y otros contextos de la compleja historia de O'Connor.

 

Una de las características más destacables es que de hecho recontextualiza a la persona que fue condenada por lo mismo por lo que poco antes había sido celebrada anteriormente, es decir, por su clara rebeldía.Para la cineasta, también irlandesa y autoproclamada aficionada de Sinéad, la artista irrumpió en escena en el momento en que las mujeres jóvenes y las niñas más la necesitaban.

 

O’ Connor fue relevante desde sus inicios porque dijo muchas cosas que muchas mujeres no sabían que podían decir en voz alta.

 

Sin embargo, el documento audiovisual tampoco se enfoca sólo en aquel episodio de 1992 que, como se ha repetido en muchas ocasiones, la inmortalizó y puso fin a su carrera al mismo tiempo.

 

Parte de la película también se centra en contextualizar y detallar el cúmulo de experiencias que llevaron a O'Connor a ese momento.

 

“Gran parte de lo que trata la película es la causa y el efecto”, explicó Ferguson a los medios de comunicación. “¿Por qué hizo lo que hizo? Para poder ver lo que hizo, tuvimos que volver a los orígenes en su infancia y en Irlanda. Entonces realmente tienes una idea clara de por qué sucedió”.

 

Y ahí es donde Nothing Compares se vuelve más relevante, ya que el documento nos cuenta la historia de una mujer que, a pesar de todo, soportó, soportando incluso los ataques de la prensa y del mainstream

 

Es así como la cinta completa parte del contexto perdido en torno a esta figura tan incomprendida como satanizada.

 

Lo que brilla por su ausencia

 

Algunos críticos también han destacado el hecho de que en este documental no se hubiera incluido la canción más famosa de O’ Connor, "Nothing Compares 2 U", algo que no fue posible debido a que los herederos de Prince -su autor original- no dieron su consentimiento para la utilización de la misma, ni para la mención del título (de ahí que el nombre del documental sea sólo Nothing Compares).

 

“Nos decepcionó descubrir que se había denegado la licencia para la canción, que por supuesto queríamos que estuviera en la cinta”, ha declarado Ferguson.

 

Algunas de las versiones de por qué se le negó a la producción este permiso, aseguran que fue debido a que en algún momento de la década pasada la propia artista declaró que de hecho ella y Prince se detestaban, y que el desaparecido músico la agredió en su casa.

 

Aún así, el trabajo de Ferguson es un valioso retrato de la mujer aguerrida, talentosa y adelantada a su tiempo que ha sido Sinnéad O’ Connor, por lo que la propia directora ha dicho que se podrían hacer no solo uno, sino hasta diez documentales sobre ella.