DÍA DEL LIBRO. Data de la época medieval y en su contenido se puede leer que si había un embarazo se pedía que fuera positivo, dice Silvia Salgado Ruelas

 

El libro más antiguo que resguarda la Biblioteca Nacional de México es de la época medieval. Mide 16 por 10 centímetros, está ilustrado y su público predilecto fueron las mujeres. Se trata del Libro de horas de la Biblioteca Nacional de México que ha estudiado Silvia Salgado Ruelas, investigadora del Instituto de Investigaciones Bibliográficas de la UNAM.

 

“Es un libro que se desarrolló en la mitad del siglo XV, no tiene la fecha exacta y desafortunadamente está mutilado, se conserva una tercera parte de lo que pudo haber sido. Su tamaño es aproximadamente de 16 por 10 centímetros; los libros de horas eran de tal tamaño porque se hacían para lectores individuales”, destaca la experta.

 

El Libro de las horas de la Biblioteca Nacional de México está escrito en un tipo de pergamino que se llama vitela, añade Salgado Ruelas.

 

 “Es un tipo de piel muy fina, muy bien trabajada, de un color blanco y pareciera hasta papel. Se ha dicho que este tipo de piel o pergamino era de animales no nacidos, pero en realidad sí son nacidos y el trabajo es muy fino”, indica.

 

El ejemplar que se resguarda en condiciones especiales de humedad y temperatura en el Fondo Reservado de la Biblioteca Nacional de México cuenta con 26 folios de pergamino.

 

Salgado Ruelas explica que el contenido del libro está dedicado a las invocaciones que hacían las personas a los santos para pedirles un favor ante la divinidad, ante Dios.

 

“Por ejemplo, si había un embarazo se pedía que fuera positivo, que tuviera un buen resultado, o si había una enfermedad que durante la Edad Media se desconocía el nombre que hoy sabemos, se pedía que la persona se recuperara. La mayoría de los santos que tenemos registrados en este pequeño libro son patronos que permitían la curación de alguna enfermedad”.

 

 Otra parte del libro son los siete salmos penitenciales donde también se pide la protección de Dios ante cualquier inconveniente o enfermedad. Y la última parte la conforman letanías.

 

 -¿Este libro era de uso popular?

 

-Hay que pensar que el libro medieval no es para el pueblo, poca gente podía leer. En realidad, a la gente se le leía y eso era durante la misa, el sacerdote era quien lo leía al pueblo, entonces la lectura es como ahora en la radio cuando nos dicen una historia o en la televisión cuando nos leen las noticias. La gente no tenía propiamente libros para llevar a su casa y leer.

 

 “Los libros de horas eran de lujo y generalmente se hacían para personas con recursos como los pertenecientes a la nobleza o los comerciantes. Muchos de estos ejemplares son para las damas, para las señoras lectoras, y eso es importante porque vamos a registrar la presencia de lectoras, de mujeres que hacen sus oraciones. Esto nos habla de mujeres que están recibiendo educación fuera de las universidades”, responde.

 

 Existen ejemplos libros de horas que pertenecieron a mujeres famosas, por ejemplo, el que tenía la reina Isabel La Católica (España, 1451-1504) o el que era de la señora Christine de Pizan (Italia, 1364 - Francia, 1430).

 

 “Hay una corriente en esas épocas medievales que es la devoción moderna: uno ya no tiene que ir al lugar público para que te lean el libro o expliquen todo el evento del sacrificio, sino que desde casa podías estar leyendo y haciendo tus oraciones. Eso favoreció la lectura de mujeres, de damas de una élite, por supuesto, pero ya había mujeres leyendo” añade Salgado Ruelas.

 

 

 

ÉLITE LECTORA. Hasta la fecha se desconoce cómo llegó este libro de horas a la Biblioteca Nacional de México, aunque la investigadora de la UNAM plantea la posibilidad de que fuera a raíz de una compra por el tipo de la encuadernación que tiene, sin embargo, no han encontrado factura alguna que lo confirme.

 

 -¿Por qué está mutilado el libro?

 

-Creo que hubo una intención. Cuando el libro entró a la Biblioteca ya había sido mutilado, es decir, aquella persona que lo vio o tuvo, lo entregó incompleto y encuadernado. Es común que estos libros, al ser obras de arte, la gente les arranque algunas de páginas para tener una imagen, entonces pueden destrozar una obra y dejarla parcial.

 

 -¿El libro está ilustrado?

 

-Sí ricamente ilustrado e iluminado. De los 26 folios nos quedan 232 decoraciones ya sea imagen, una flor o una orla. Hay muchísima decoración y a veces es más que el texto.

 

 “En México no son tan comunes los libros de horas, son obras de coleccionista o de lujo, también lo son en Europa, lugar donde se hicieron, inclusive en el siglo XVI, ya habiendo trabajos de imprenta mecánica, se siguieron haciendo estos libros porque eran el best seller, eran los más comprados por una élite lectora”, detalla la experta.