La importancia innegable y creciente de educar en las emociones, de permitirnos sentir y enseñar a nuestros hijos a identificar y gestionar sus propias emociones.

 

Los problemas emocionales de los niños nos preocupan mucho y tratamos de abordarlos de la mejor manera posible, aunque no siempre sea la acertada o no siempre lleguemos a tiempo de evitarlos.

 

La psicóloga Mar Romera, en cada una de las charlas y las ponencias que realiza, deja claro a su auditorio que “educar las emociones es conocernos sin enjuiciar al otro”, eso como primer paso para después apoyar en el desarrollo y el crecimiento emocional de los niños dándoles “la oportunidad de equivocarme, de enfadarme y no me juzgues cuando me enfado, no me digas qué puedo o qué no puedo sentir porque siento lo que siento.”

 

Para esta profesional de la salud mental, nos tiene que quedar muy claro a todos, sobre todo como madres y padres que “las emociones son respuestas adaptativas” que no podemos negar a nuestros hijos e hijas.

 

Trabajar las emociones en la infancia es una necesidad que debe desarrollarse de manera conjunta tanto dentro del núcleo familiar como en la propia escuela trabajando, tal y como lo expone Mar Romera, lo primero “el autoconcepto, no la autoestima” que son dos áreas distintas aunque a veces provocan cierta confusión.

Cuando ya están aquí

 

Podemos empezar a sospechar que hay problemas emocionales en el comportamiento de nuestra hija o hijo porque estos se manifiestan de distintas maneras, ya que el abanico de posibles problemas emocionales es muy variado.

 

Es fundamental el apoyo emocional y el ambiente familiar para ayudar al niño a superar sus problemas emocionales cuanto antes. Por eso es conveniente abordarlos cuando se sospecha de los primeros indicios.

 

Normalmente, los más frecuentes suelen ser:

 

Ansiedad, que pueden experimentar nuestros hijos por diversas razones, algunas puede que ni las hubiéramos imaginado nunca y otras pueden ser obvias (una separación de los padres, un fallecimiento, una situación incómoda en el colegio,...)

 

Depresión, es algo menos común que la ansiedad pero las cifras no dejan de crecer de niños y niñas afectados por este problema emocional.

 

Problemas de conducta, para algunos niños es muy complicado gestionar sus emociones y les repercute en su comportamiento, desarrollan conductas desafiantes o disruptivas, se vuelven desobedientes e incluso, en ocasiones, agresivos.

 

Problemas de autoestima, lo que les va a complicar su capacidad de enfrentarse a desafíos o relacionarse con los demás de una manera fluida y saludable.

 

¿Cómo abordarlos?

Es verdad que siempre hay que buscar la opinión y la recomendación de un profesional de la salud mental, en cuanto tengamos la primera sospecha de que nuestra hija o hijo puede estar sufriendo algún problema emocional.

 

Además del tratamiento profesional, que será quien marque las necesidades individuales del paciente, podemos plantear algunas estrategias que sirvan de ayuda al tratamiento:

 

El apoyo de la familia va a ser clave para el bienestar emocional del niño, porque con este apoyo es con el que va a conseguir sentirse seguro, querido y sobre todo comprendido. De hecho, en ocasiones se recomienda a la familia que participe en la terapia que desarrolla el profesional de la salud mental con el propio niño.

 

Enseñarles habilidades y técnicas de autocuidado (ejercicio de forma regular, meditación consciente, salir al aire libre, descanso adecuado) les puede ayudar a manejar el estrés y gestionar sus emociones.

 

Los niños que presentan problemas emocionales es probable que necesiten un apoyo adicional en el colegio que pueda ayudarles tanto con su rendimiento académico como con la gestión de sus emociones.

 

La terapia psicológica, individual o familiar, siempre de la mano de un profesional de la salud mental, es fundamental para que el problema emocional deje de serlo.

 

Cuando los síntomas son graves o persistentes, puede que el médico considere oportuno la medicación específica como una parte del enfoque integral que plantee para el paciente.

 

¿Cómo evitarlos?

John Bowlby, padre de la teoría del apego, es conocido por su trabajo en este sentido. Como psiquiatra y psicoanalista, ha sido un firme defensor de la importancia del vínculo emocional que se crea entre el niño y sus cuidadores.

 

Un vínculo emocional que proporcione seguridad, comunicación efectiva, un entorno de cariño y respeto, y en el que se cuiden las necesidades del niño es fundamental para conseguir un desarrollo mental saludable.

 

La interacción madre-hijo o los llamados “patrones de apego” fueron los aspectos que centraron la investigación de la psicóloga del desarrollo Mary Ainsworth, colaboradora de Bowlby, quien también puso el foco en la importancia que tiene en el desarrollo emocional saludable del niño, la relación que mantenga con su madre durante su infancia.

 

En la etapa infantil, es fundamental fomentar un ambiente positivo para los niños