Las posadas navideñas se celebran durante los nueve días previos a la Navidad, y representan el peregrinaje de María y José en busca de posada antes del nacimiento del niño Jesús.

 

Estamos a pocos días de uno de los festejos más esperados del año: las posadas navideñas, una de las tradiciones de mayor arraigo en la cultura mexicana.

 

Se celebran durante los nueve días previos a la Navidad, desde el 16 de diciembre hasta el día 24, y representan el peregrinaje de María y José en busca de posada antes del nacimiento de Jesús.

 

En las posadas se cantan villancicos, se realizan procesiones y se rompen piñatas, llenando el ambiente de alegría y festividad.

 

Estamos a pocos días de uno de los festejos más esperados del año: las posadas navideñas, una de las tradiciones de mayor arraigo en la cultura mexicana.

 

Se celebran durante los nueve días previos a la Navidad, desde el 16 de diciembre hasta el día 24, y representan el peregrinaje de María y José en busca de posada antes del nacimiento de Jesús.

 

En las posadas se cantan villancicos, se realizan procesiones y se rompen piñatas, llenando el ambiente de alegría y festividad.

Posada, familia mexicana Cantando villancicos en la fiesta de Navidad en México Latinos.

 

Posada, familia mexicana cantando villancicos en la fiesta de navidad en México.

 

Origen de las posadas navideñas

Las posadas navideñas mexicanas, como las conocemos hoy en día, tienen su origen en el siglo IV, con la tradición hispánica.

 

Fue a través del Concilio de Zaragoza del año 380 que se estableció una celebración previa a Navidad, la cual arrancaba desde el día 16 o 17 de diciembre. Con ello, se instituyó el festejo de los octavarios y novenarios, festividades que terminaban la noche del 24 con “la misa de gallo”.

 

Estas celebraciones siguieron durante varios siglos; incluso, se tiene registro que en la época visigoda (S. V-VII), se realizaban representaciones de pastoradas que se extendieron durante la Edad Media.

 

La llegada de esta festividad a México se dio en el siglo XVI, tras el arribo de los españoles a México- Tenochtitlán, quienes comenzaron un proceso de evangelización con los nativos, a través de las diferentes órdenes religiosas. Una de ellas fue la de los agustinos, asociación religiosa que tuvo presencia en los estados de Morelos, Puebla, Guerrero, Hidalgo y Michoacán.

 

Fueron los frailes agustinos quienes extendieron la tradición de los novenarios de preparación para Navidad a través de las fiestas de aguinaldo. De acuerdo con el cronista agustino, Juan de Grijalva, fue en el año de 1587 cuando se celebraron por primera vez y empezaban: “[…]nueve días continuos antes de la Pascua de Navidad, a la hora que amanece”. En estas misas se rezaba el Santo Rosario y cantaban villancicos, así como se daba enseñanza cívica y catequesis enfocada a la historia de la Navidad y los meses en que María llevó a Jesús en su vientre.

 

Las fiestas de aguinaldo fueron aceptadas rápidamente por el pueblo novohispano, de tal forma que para finales del siglo XVII se festejaban en casi toda la Nueva España. De acuerdo con el investigador Carlos Ernesto Rangel, no se puede precisar el momento en que se pasó de las fiestas de aguinaldo a las posadas, lo que sí se puede saber es que a finales del siglo XVIII las posadas ya se celebraban con gran teatralidad en México.

 

Las posadas en las crónicas del siglo XIX

Ya en el siglo XIX las posadas formaban parte de los festejos previos a Navidad. De acuerdo con varios cronistas y escritores de la época, las posadas y la Navidad eran fiestas de gran júbilo. Una de estas referencias las hace el escritor mexicano, Ignacio Manuel Altamirano, quien es su novela La Navidad en las Montañas, dice lo siguiente:

 

“Las posadas con sus inocentes placeres y con su devoción mundana y bulliciosa; era la cena de Navidad con sus manjares tradicionales y con sus sabrosas golosinas; era México, en fin, con su gente cantadora y entusiasmada, que hormiguea esa noche en las calles _corriendo gallo_; con su Plaza de Armas llena de puestos de dulces; con sus portales resplandecientes; con sus dulcerías francesas, que muestran en los aparadores iluminados con gas un mundo de juguetes y de confituras preciosas; eran los suntuosos palacios derramando por sus ventanas torrentes de luz y de armonía. Era una fiesta que aún me causaba vértigo”.

 

Las posadas eran lugares de bullicio e iniciaban con el canto de las letanías; después, los asistentes se dividían en dos grupos: uno dentro de la casa y otro fuera, que era el encargado de pedir posada, recordando el andar de María y a José en su camino a Belén. Cabe destacar que ambos bandos llevaban luces de cebo encendidas.

 

El acto de la celebración seguía con villancicos y terminaba con la repartición de dulces o el “aguinaldo”; si era el caso, también se rompía una “olla”, conocidas hoy en día como piñatas.

 

Carlos Ernesto Rangel, “Las posadas navideñas en México, una herencia agustina”, México, Blog APAMI, 2020, p. 3. Ignacio Manuel Altamirano, La Navidad en las Montañas, México, Wikisource, p. 3.

 

Antonio García Cubas, historiador y cronista de mediados del siglo XIX, menciona en su libro El Libro de mis Recuerdos, que diversas familias se repartían el orden de las posadas a lo largo de los nueve días de duración, y establecían competencias para designar al mejor arreglo de la fiesta, decoración, etc. No cabe duda que esta festividad era corta, ya que iniciaba a las 8 de la noche y terminaban una hora después. Sin embargo, era un festejo lleno de muchos rituales.

 

Actualmente, las posadas navideñas son una tradición que se ha adaptado al tiempo, que sigue siendo popular y se celebra con alegría y entusiasmo en varias partes de México y el mundo.

 

Las posadas se han adaptado al tiempo.

 

Referencias:

Manuel Altamirano, Ignacio, La Navidad en las Montañas, México, Wikisource, 36 pp.

Rangel Chávez, Carlos Ernesto, “Las posadas navideñas en México, una herencia agustina”, México, Blog APAMI, 2020.

Campo del Pozo, Fernando, “Misas de aguinaldos, posadas y paraduras en Venezuela”, en Campos y Fernández de Sevilla, Francisco Javier (Coord), La Natividad: arte religiosidad y tradiciones populares, Madrid, Instituto Escurialense de Investigaciones Históricas y Artísticas, 2009, pp. 675-696.