Un estudio reciente de investigadores estadounidenses sugiere que la estimulación del olfato durante el sueño podría potenciar el rendimiento cognitivo.

 

El olfato sea probablemente uno de nuestros sentidos menos valorados. En opinión de Michael Leon, neurobiólogo de la Universidad de California en Irvine, “si preguntásemos a la gente a qué sentido estaría más dispuesta a renunciar, posiblemente responderían que al sistema olfativo”.

 

Sin embargo, la pérdida de olfato se ha asociado con complicaciones de salud como la depresión o el deterioro cognitivo. De hecho, cada vez hay más pruebas de que el “entrenamiento olfativo”, que consiste en oler olores fuertes de forma regular, puede ayudar a evitar ese deterioro.

 

Ahora, un grupo de investigadores de la Universidad de California en Irvine, dirigido precisamente por Leon, ha conseguido potenciar el rendimiento cognitivo exponiendo a un grupo de personas a diferentes olores mientras dormían.

 

Para llegar a estas conclusiones el equipo puso a prueba a veinte participantes (todos mayores de 60 años y en general sanos), que recibieron enriquecimiento olfativo nocturno durante seis meses, es decir, fueron percibiendo nuevos olores mientras dormían.

 

En concreto, los voluntarios estuvieron expuestos a 7 olores diferentes a la semana, uno por noche, durante 2 horas, gracias a los aromas de un difusor. Además, se les practicó evaluaciones neuropsicológicas y escáneres fMRI (resonancia magnética funcional) antes y después de 6 meses del estudio.

 

Al final del experimento, se descubrió que todos mejoraron significativamente su capacidad de recordar listas de palabras, con respecto a otro grupo de personas que recibieron cantidades mínimas de odorantes. El estudio se ha publicado recientemente en la revista Frontiers in Neuroscience.

 

Lo que más sorprendió a los autores de este trabajo fue comprobar que en los participantes que recibieron el tratamiento, se observaron cambios físicos, concretamente, en una estructura cerebral que conecta los centros de la memoria y las emociones, una vía que suele deteriorarse con la edad, sobre todo en los enfermos de Alzheimer.

 

“Observamos una mejora estadísticamente significativa (del 226 %) entre los participantes que fueron expuestos a los olores y los que no, y además, una mejora en el fascículo uncinado, una vía bidireccional entre el lóbulo temporal y el lóbulo frontal”, en palabras de estos investigadores.

 

Y a pesar de que los científicos aún no tienen claro cómo los olores nocturnos pueden haber producido estos resultados, Leon subraya que las neuronas implicadas en la olfacción tienen “acceso directo de superautopista” a regiones cerebrales relacionadas con la memoria y las emociones.

 

Cabe señalar que, hasta ahora, los intentos de potenciar la memoria con olores solían basarse en complicadas intervenciones con múltiples exposiciones a lo largo del día.

 

Resultados preliminares

Vidya Kamath, neuropsicóloga de la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins, no participó en el estudio, sin embargo, considera que, si este novedoso tratamiento nocturno tiene éxito en ensayos más amplios, podría ser una forma menos invasiva de conseguir efectos similares.

 

En este sentido, los ensayos a mayor escala también podrían ayudar a responder algunas preguntas pendientes. Por ejemplo, en este caso, se utilizaron aceites esenciales ampliamente disponibles, como el de rosa y el de eucalipto, pero los investigadores no están seguros de si con cualquier olor se obtendrían los mismos resultados.

 

No saben hasta qué punto las cualidades de un olor -si es desagradable o agradable para las personas, por ejemplo- afectan a las ganancias cognitivas. Tampoco queda claro en qué medida influye la novedad (es decir, el hecho de no haber percibido nunca ese olor), dice Michał Pieniak, investigador de psicología de la Universidad de Wroclaw (Polonia) que ha estudiado el entrenamiento olfativo.

 

Por otro lado, es interesante resaltar que más allá de la estimulación del sistema olfativo, otras intervenciones dirigidas a enriquecer el entorno sensorial de las personas (como el baile) se han asociado a mejoras cognitivas en personas mayores.

 

Así pues, sabiendo que los olores durante la noche podrían ser efectivos, los responsables del estudio apuestan por seguir ahondando en este asunto. Según Pieniak, los resultados son prometedores, pero aún “preliminares”, por lo que, “deberían repetirse con más participantes”.

 

Por tanto, advierte de que aún es muy pronto para que los aficionados a la aromaterapia se planteen adquirir nuevos difusores con el objetivo de intentar mejorar la memoria. Mientras tanto, Leon tiene previsto realizar un estudio más amplio a finales de este año, trabajo con el que espera obtener nuevos resultados a largo plazo y así acabar eliminando cualquier atisbo de duda.

 

El olfato y la memoria

La relación entre el olfato y la memoria puede depender en gran medida del contexto. Durante el sueño, especialmente durante las etapas de sueño REM ( Rapid Eyes Movemente; movimiento rápido de los ojos) y sueño lento, se cree que hay procesos de consolidación de la memoria. Es durante estos períodos cuando los recuerdos pueden ser reforzados y almacenados de manera más efectiva, según los expertos.

 

Además, algunos estudios han sugerido que ciertos olores presentados durante el sueño pueden influir en la memoria. Aun así, dado que la ciencia del sueño y la memoria es un campo complejo, la investigación en este campo está en continua evolución para comprender mejor la interacción entre el olfato y el cerebro.

 

Referencias:

 

Michael Leon, Cynthia C. Woo, et al. 'Overnight olfactory enrichment using an odorant diffuser improves memory and modifies the uncinate fasciculus in older adults'. Frontiers in Neuroscience (2023)