El estudio de las respuestas de los murciélagos al SARS-CoV-2 puede proporcionar información clave para desarrollar terapias efectivas frente a la enfermedad.

 

Un artículo publicado en la revista Science Immunology explora la idea de que el estudio de las respuestas de los murciélagos al SARS-CoV-2 puede proporcionar información clave sobre cómo y cuándo utilizar mejor las terapias existentes para COVID-19 y desarrollar nuevos tratamientos.

 

Desde que se identificó por primera vez en diciembre de 2019, el SARS-CoV-2 ha mutado y las cepas  variantes alfa, beta y delta son más infecciosas que la cepa original. Específicamente, la cepa delta es 60-79 % más transmisible que la variante alfa.

 

Marcel Nold, investigador del departamento de Pediatría de la Universidad de Monash y uno de los firmantes del trabajo, expone que sigue existiendo una "necesidad urgente de terapias eficaces, al menos en parte, debido a la aparición de mutaciones".

 

Los autores advierten que "prevenir la infección por SARS-CoV-2 representa el objetivo final en la lucha contra la COVID-19, pero no está claro cuándo será posible".

 

"Por lo tanto, los esfuerzos para identificar terapias seguras y efectivas que eviten que la COVID progrese a las etapas de enfermedad moderada y grave son fundamentales en la gestión de la pandemia", indica Nold.

 

La enfermedad en los murciélagos

Los murciélagos contraen el virus pero no suelen manifestar síntomas. Los autores dicen que "prevenir la progresión a una enfermedad grave o tratarla eficazmente, en otras palabras, emular a los murciélagos, aliviaría notablemente el sufrimiento y salvaría vidas".

 

Según Nold, estudiar la forma en que los murciélagos resisten a los coronavirus es una promesa sustancial no solo para las infecciones con SARS-CoV-2, sino que también "nos preparará mejor para la próxima epidemia o pandemia".

 

La revisión dice que el ancestro común del actual virus COVID probablemente apareció en murciélagos hace entre 40 y 70 años, "aunque la especie exacta de murciélago o el huésped intermedio involucrado en el brote de 2019 siguen siendo desconocido".

 

Si bien los murciélagos pueden infectarse entre sí con SARS-CoV-2, no muestran efectos clínicos ni muestran los mismos problemas en los pulmones que afectan tanto a los humanos.

 

Los autores sugieren que algunas de las formas en que los murciélagos parecen resistir al COVID podrían usarse en terapias como el ajuste de la respuesta inmune humana al virus, incluido el aumento de las respuestas de interferón de tipo I y III o el bloqueo de los inflamasomas para imitar lo que sucede en estos animales.

 

Según los autores, todo esto "podría minimizar la inflamación excesiva, el agotamiento inmunológico y las tormentas de citoquinas que se experimentan en los humanos".

 

Con base en estos conocimientos, los autores interdisciplinarios comentan las mejores estrategias con respecto a la elección y el momento de los diversos tratamientos disponibles en la actualidad, y las vías actualmente  poco desarrolladas que pueden ser prometedoras para aliviar el sufrimiento causado por el COVID-19 en todo el mundo.

 

Referencia: Christie et al. 2021. Of Bats and Men: Immunomodulartory Treatment Options for COVID-19 Guided by the Immunopathology of SARS-CoV-2 Infection. Science Immunology. DOI 10.1126/sciimmunol.abd0205