Los pensamientos de quitarse la vida en niños de primaria son cada vez más frecuentes en EEUU y aunque no tienen su origen en la pandemia, el aislamiento provocó un aumento en el número casos.

 

Olivia Carter aconseja a niños de primaria en una escuela pública de Estados Unidos. Seguido, los estudiantes llegan a su oficina con los ojos irritados por haber llorado mucho. Otros entran iracundos, con los puños apretados y los labios fruncidos. Algunos más entran con una expresión estoica en el rostro. “Quiero matarme”, dicen. Sus pensamientos suicidas son reales.

 

¿Qué tan frecuentes son los pensamientos suicidas en los niños?

 

Muchos de los niños que Carter acompaña tienen apenas 8 años. De acuerdo con un artículo para NBC News, los protocolos para dirigir este tipo de conductas ya son comunes en Estados Unidos. Las escuelas han tenido que dedicar esfuerzos psicológicos significativos para evitar que los estudiantes deseen hacerse daño. En los casos más severos, que se quiten la vida.

 

Según la experta, muchos de sus pacientes le preguntan qué significa morir, o qué pasa cuando mueres. Este tipo de cuestiones son difíciles de resolver cuando se trata con niños que cursan primaria, y quizá no cuentan con los recursos emocionales para entender verdaderamente la trascendencia de una decisión así de terminante.

 

Antes de que esta tendencia creciente llamase la atención de psicólogos en todo el mundo, las autolesiones y conductas suicidas se analizaban con mayor énfasis en adolescentes. Sin embargo, la atención a los casos de adultos jóvenes dejó de lado la posibilidad de que se presentara en niños pequeños que padecen de este tipo de crisis también.

 

Por esta razón, existe información escasa sobre los casos en generaciones más jóvenes. Aunque siguen siendo raros los casos que terminen en suicidio, sólo desde 2016, los casos que terminan en hospitales se han duplicado en niños de 6 a 12 años. La frecuencia con la que esta población visita espacios de apoyo emocional con urgencia, en contraste, vio un pico de aumento en 115 %.

 

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¿Cómo afecta la pandemia a esta problemática?

 

Las causas que llevan a una persona a pensar en quitarse la vida son multifactoriales. Esto quiere decir que no hay una única razón por la que alguien tenga pensamientos suicidas. Por el contrario, su entorno familiar e historia de vida influyen directamente en cómo experimente su vida interior, maneje sus emociones y tome decisiones en consecuencia.

 

Uno de los factores más influyentes, según Lori Chaffin-Britt, directora de programas de tratamiento intensivo en The Child Center, es el creciente abuso de sustancias en niños que ni siquiera han cumplido 10 años:

 

“Veo niños en los que el abuso de drogas multigeneracional, los problemas de salud mental y la pobreza han trabajado juntos para crear varias personas realmente enfermas”, asegura la experta. “Veo más niños que se ven más enfermos”.

 

Es una realidad que las dinámicas de aislamiento por la pandemia han acentuado esta problemática en todo el mundo. Los índices de ansiedad y depresión se han catapultado a niveles históricos. Este condicionamiento externo agrava los problemas emocionales con los que los niños cargan de por sí.

 

“Probablemente va a ser peor para aquellos que ya estaban luchando o que ya estaban en desventaja por la sociedad”, dijo Jonathan Singer, presidente de la Asociación Estadounidense de Suicidología y profesor asociado de trabajo social en la Universidad Loyola de Chicago. “Los niños pequeños esencialmente han perdido un año de socialización”.