UNA INVESTIGACIÓN REVELÓ QUE CUANDO UN MURCIÉLAGO SE SIENTE MAL, CAMBIA SUS HÁBITOS Y EVITA CONVIVIR CON OTROS, EN UNA ESPECIE DE DISTANCIAMIENTO SOCIAL QUE BENEFICIA A TODO EL GRUPO.

 

El distanciamiento social es la medida más segura para evitar contagios de Covid-19 y para muchos, la más difícil de cumplir: como una especie profundamente social, el contacto con otros no sólo disminuye el estrés y estimula el cerebro, también es clave en la supervivencia, como lo fue en la evolución.

 

Los esfuerzos de gobiernos e instituciones de salud para comunicar la importancia del distanciamiento social arrojan resultados contradictorios y aunque la idea de alejarnos de los demás para evitar contagiar o ser contagiados parece antinatural, un nuevo estudio descubrió que mantener una distancia apropiada del resto en presencia de una enfermedad es una práctica común en el reino animal:

 

Una investigación publicada en Behavioral Ecology descubrió que cuando un murciélago se siente enfermo, cambia sus hábitos sociales distanciándose del resto como un mecanismo de protección al grupo.

 

En el estudio elaborado por Simon Ripperger y Gerald Carter, biólogos de la Universidad de Ohio, los científicos inyectaron una sustancia que simula una infección bacteriana en algunos murciélagos vampiro (Desmodus rotundus) y activa su respuesta inmune, con la intención de saber si su conducta se altera cuando se sienten enfermos.

 

Después de instalar sensores de proximidad en los murciélagos con la sustancia, los ejemplares fueron devueltos a su colonia y rastreados durante tres días, en busca de algún cambio en su intensa actividad social.

 

Analizando los datos, los autores principales del estudio, descubrieron que los murciélagos “enfermos” se relacionaban con menos murciélagos, pasaban un menor tiempo cerca de otros y en general, estaban menos conectados socialmente que el resto de la colonia.

 

Los murciélagos “enfermos” se asociaron con cuatro murciélagos menos y pasaron 25 minutos menos que el promedio. Además, cada encuentro entre un “murciélago enfermo” y otro sano fue más corto que el tiempo que dura un encuentro entre dos ejemplares sanos.

 

Además, los científicos notaron que los murciélagos “enfermos” disminuyeron su hábito de acicalar a otros murciélagos y llamaron menos a otros compañeros. No sólo eso: los murciélagos sanos también mostraron una predilección menor por asociarse con los “enfermos”.

 

“En la naturaleza, los murciélagos vampiro, que son animales muy sociales, mantienen la distancia cuando están enfermos o viven con compañeros de grupo enfermos. Y se puede esperar que, como resultado, reduzcan la propagación de enfermedades”, explica Gerald Carter.

 

Los autores del estudio creen que este fenómeno puede ser común en otras especies; sin embargo, es probable que las conductas que favorecen el distanciamiento social de los ejemplares enfermos estén íntimamente relacionadas con los síntomas provocados por el patógeno en turno, de modo que “algunas enfermedades reales pueden hacer que las interacciones sean más probables, no menos, o que se eviten los murciélagos enfermos”.